Para que podamos hacernos una idea de la magnitud de la soberana paliza que ayer la Selección de España le infligió a Alemania solamente hemos de echar mano a un par de datos históricos.
Por un lado, el combinado teutón sufrió la peor derrota de su historia en partido oficial, superando España en el día de ayer en Sevilla el 8-3 que allá por 1954 la por entonces brillante selección húngara les endosara en el Mundial de Suiza.
Y, por otro lado, la Maanschaft no perdía por seis goles de diferencia desde 1931, en un partido disputado ante Austria en suelo germano. Por aquel entonces, el país ni se llamaba Alemania, sino República de Weimar y Hitler no había llegado aún al poder. Así nos hacemos una idea de lo que ha llovido desde entonces. Casi nada.
La prensa alemana califica de "debacle" lo acontecido anoche en Sevilla (fuente: frankfurterallmeigne.de)Sin duda, quienes ayer estábamos viendo en nuestras casas el recital de la Selección frente a la Maanschaft, casi sin ser conscientes de ello, estábamos siendo testigos de una ocasión histórica.
Los alemanes fueron anoche un pelele en manos de los jugadores españoles. Desbordados desde prácticamente el minuto uno del duelo, el centro del campo germano fue inexistente y la defensa continuamente hacía aguas, especialmente por el flanco ocupado por el trigoleador en el día de ayer, Ferrán Torres. España, comandada por un Rodri excelso, por un Koke que supo poner la pausa, por un Fabián dominador de la zona ancha y por un Ferrán que mostró hechuras de crack mundial, desarrolló un juego apabullante que aplastó a los alemanes a lo largo de los noventa minutos de partido sobre el verde del sevillano estadio de La Cartuja.
Fueron seis goles, pero bien pudieron haber sido unos cuantos más, pues si este choque finaliza con un resultado aun más abultado, nadie lo habría dado por injusto visto el repaso sin paliativos que sufrió Alemania sobre el terreno de juego.
Buscando la tranquilidad
Cómo no, volvió a ser Sevilla testigo de excepción de una nueva noche histórica de la Selección Española. Esta ciudad que rebosa fútbol y pasión por los cuatro costados añade a su lista de servicios a la Selección esta apabullante victoria sobre los alemanes. En la memoria de los aficionados se encuentran otras recordadas gestas como el 12-1 a Malta o la clasificación para el Mundial de EE.UU., cuando se derrotó por 1-0 a Dinamarca tras jugar casi todo el partido con diez merced a una temprana expulsión de Zubizarreta.
Esta victoria además llega en un momento ideal. Amén de darnos el pase a la final a cuatro que tendrá lugar en el mes de octubre de 2021, sirve de bálsamo a una situación incipiente de tensión y de críticas que se estaba empezando a gestar en torno al combinado nacional.
De haber caído anoche, el clima no habría sido el mejor y, para más inri, hasta marzo ya no hay fechas de partidos internacionales, con lo que se antojaba un período demasiado largo durante el cual no podrían haber acallado las críticas sobre el terreno de juego. Es una sensación un tanto inquietante e incomprensible la que da el seleccionador nacional en cada rueda de prensa, en que aparece con el machete entre los dientes y perdonando la vida a cada periodista. Luis Enrique confunde el tener personalidad con la mala educación y las faltas de respeto.
Esperemos que la victoria de ayer en Sevilla sea un verdadero punto de inflexión en la hasta ahora vacilante trayectoria de esta España de Luis Enrique y confiera la tranquilidad y seguridad necesarias para encarar un buen inicio de clasificación para el Mundial de Catar y posteriormente en octubre del año que viene nos lleve a alzar la segunda edición de la UEFA Nations League.
Sea como fuere, la de anoche fue una velada futbolística formidable que se nos quedará grabada en la retina a todos los amantes del balompié. Fútbol rápido a la vez que elaborado, desborde por bandas, dominio total del centro del campo y pólvora arriba; todo ello en un marco inigualable como la ciudad de Sevilla, siempre talismán para los nuestros.