Revista Cocina
Desde que había comenzado el año no habíamos podido hacer una ruta senderista en condiciones. En cuanto que llegaba el fin de semana se volvía o lluvioso o ventoso, o las dos cosas a la vez. Y a mí me podían las ganas. Por fin el pasado domingo salimos de ruta por el Alto Maestrazgo en Castellón, concretamente por los términos de Tirig y Albocasser, en un recorrido que incluia el Barranco de la Valltorta y les Coves del Cavalls, donde pudimos observar las pinturas rupestres que son Patrimonio de la Humanidad.
Nuestro punto de partida fue la carretera de les Coves de Vinromá. Desde allí nos dirigimos al Museo de la Valltorta atravesando campos de olivos y almendros y encontrándonos ya con las primeras construcciones de piedra seca, "pedra en sec".
Las construcciones en piedra seca es un tipo de arquitectura rural y popular en la que se utilizan piedras sin ningún tipo de mortero o argamasa, sino que se van eligiendo o tallando para que encajen entre sí. La correcta disposición de las mismas y la gravedad, hace que ello sea posible, y así pudimos observar pequeñas cabañas con techos abovedados perfectos y muros que separaban las tierrras de los senderos.
Las visitas a Les Coves dels Cavalls, donde podemos admirar las pinturas rupestres, son guiadas y parten del Museo de la Valltorta. Como llegamos al museo con antelación, aprovechamos para visitarlo y conocer más del arte rupestre de la zona. De camino a las cuevas ya se comienza a avistar los meandros que formó el río y que ha dejado paso a todo un conjunto de muelas de rocas calizas que a su vez conforman el Barranco de la Valltorta. En esos grandes riscos de roca caliza se han ido abriendo algunas pequeñas cuevas o abrigos, que aquí llaman balmes, por que no llegan a ser cuevas y tienen luz.
Antes de llegar a la cueva, el guía del museo nos sitúa en un mirador natural desde donde observamos el abrigo que vamos a visitar así como la S acentuada que allí forma el barranco y, haciendo especial hincapié a cómo los pobladores del final del paleolítico y principios del neolítico, supieron aprovechar esta ubicación geográfica para diseñar sus estrategias de caza. Por que las pinturas rupestres que veremos a continuación, no son escenas de caza, insiste el guía, se trata de una estudiada estrategia de caza.
A la cueva se accede por un estrecho y corto desfiladero. Nada más pasarlo accedemos a Les Coves dels Cavalls. Traducido sería Las Cuevas de los Caballos y supongo que el nombre le viene del que le dieron en origen cuando descubrieron las pinturas, ya que en la escena no figuran caballos sino ciervos.
Una reproducción de las pinturas se encuentra en el museo y nos ayuda a comprender mejor las pinturas rupestres originales que después del paso del tiempo, del pillaje y de una colada hídrica que cubre con una capa blanca parte de las mismas, no quedan tan claras.
Aunque no soy muy amiga de estas visitas guiadas, reconozco que la interpretación de las mismas por parte del guía y su explicación acerca de la ubicación geográfica de la cueva, son indispensables para comprender el significado de las mismas y nos permite llegar a imaginar los diferentes grupos de cazadores apostados en diferentes puntos del barranco y la manada de ciervos corriendo en un sentido y luego en otro, intentando huir de la emboscada.
Volvemos a deshacer nuestro camino, de nuevo en dirección hacia el Museo de la Valltorta pero tomamos un atajo atravesando campos de almendros que en esta época están preciosos. A Algunos se les ha comenzado a caer los pétalos de las flores y forman con ellas un manto blanco sobre la tierra. No sé por qué, pero los almendros en flor me transmiten serenidad. Me hubiera gustado quedarme sentada allí un buen rato, pero no es posible, ahora es cuando comienza la ruta senderista de verdad.
Pasado el musero ahora el camino transcurre por una zona de pinos y cultivo de secano, hasta llegar al barranco. De cerca sus paredes imponen más y cuando estamos abajo, todavía parecen más grandes.
Me hubiera gustado recorrer un poco del barranco, pero simplemente lo cruzamos y retomamos el GR en dirección al Mas de la Valltorteta donde aprovechamos para comer.
Después la ruta ya es más fácil, transcurre por una senda que tras unas dos horas nos lleva a la población de Albocasser y durante la cuál seguimos encontrándonos a nuestro paso con construcciones de piedra en seco. Una ruta senderista diferente, en la que hemos combinado cultura y una buena caminata, unos 13 km, que nosotros hemos realizado de manera lineal, aunque hay alternativas que incluyen la visita a las cuevas y que son circulares.
Fuente: Foto de Sendeando
Bon Voyage!