Revista Cine
Directores: Joel & Ethan Coen
Una vez estaba viendo "Barton Fink" pero la reproducción se detuvo más o menos a los cincuenta minutos, y luego de ello el resto no se pudo cargar y yo me quedé con las ganas. Las vueltas de la vida me traen de nuevo a la cuarta película de los hermanos Coen, pero que conste: si la veo es por mí y no por, digamos, la puta universidad. Ahora parece que he comenzado una buena racha de maravillosas películas, pues eso es lo que me parece "Barton Fink": una maldita maravilla. ¿Cómo dejé pasar tanto tiempo?
Barton Fink es un respetado y aclamado dramaturgo de New York, tan famoso que Hollywood requiere de sus servicios artísticos para escribir guiones. Fink, que se toma muy en serio esto de narrar historias (nada que ver con fabricar salchichas), encontrará tremendas dificultades para comenzar su primer guión, y no sólo porque se encuentre bloqueado sino porque su entorno es realmente surreal. Cómo concentrarse, ¿no?
Bueno, para serles sincero, no tengo muy claro sobre qué hablar de "Barton Fink", y quizás (ahora empiezo a improvisar) ésa sea su gracia. Como sea, primero lo primero: la película es una delicia: el arte y el vestuario son exquisitos, las composiciones son exquisitas, los diálogos son exquisitos, la impecable banda sonora de Carter Burwell es exquisita, el retrato de la época lo es, el surrealismo que campa a lo largo y ancho (en lo profundo) del fotograma también lo es, los personajes lo son... Formal y narrativamente hablando es exquisita, irresistible. Mucho más que el soso Hotel Budapest del pequeño Wes, por ejemplo, que todavía cree que tiene ocho años. En fin, acá estoy hablando de cineastas de verdad. Los Coen. Como hace poco vi "Hail, Caesar!", que también tiene un trasfondo cinematográfico clásico de suma importancia, me di cuenta (no es la gran hazaña por mi parte, claro) de que en ambas aparece Capitol Pictures, la casa productora que en la del Cesar intentaba salir adelante a pesar de todos sus inefables líos y que en ésta es la que contrata a Barton Fink para que escriba un guión sobre lucha libre, aunque ahora me doy cuenta de que, entre otras diferencias, ésta ocurre a principio de los cuarenta y la última de los Coen, en los cincuenta. ¿Qué habrá pasado entre medio con Capitol Pictures? ¿Qué pasará con ellos cuando lleguen los sesenta? Poco puedo decir realmente de "Barton Fink", excepto que es muy personal y que contiene un universo tan íntimo como universal, valga la redundancia: en sus imágenes vemos vertidas las inquietudes y los intereses de los Coen, que trascienden al relato como tal, muy bien escrito por lo demás, para transportarnos a esa intemporal zona que es el hotel. Pero a su vez "Barton Fink" nos habla sobre el arte y las personas y otras cuestiones filosóficas, eso sí, sin caer en la pedantería aunque no por ello renunciando a una reflexión inteligente expuesta a través de la sutil ironía marca de la casa (el primer diálogo entre Fink y John Goodman es genial). "Barton Fink" es una película que tiene mucha fuerza, pero también mucho miedo, mucha pasión; tiene muchas cosas e invita a múltiples visionados con tal de seguir descubriendo pensamientos e ideas. "Barton Fink" es una película muy bella y muy humana, una auténtica maravilla que deslumbra y cautiva y se queda grabada en la memoria tanto por su delirante trama como por su complejo y profundo retrato de personajes, lugares y tiempos. En efecto, poco se puede decir sobre esta película: sus imágenes dejan sin palabras.