Belbo Dos Besos, Belbo Candela, Belbo Terrenal, Belbo Fasto, Belbo Luma…. en el mismísimo corazón de Barcelona. Y también Belbo Favola, en Sant Cugat, y Belbo Piropo, en Madrid. La marca gana terreno y fuerza, con un concepto novedoso que se aleja de la idea textual de grupo y se zambulle en la de ‘colección’ de restaurantes. La cocina mediterránea es su denominador común, y a partir de ahí cada espacio tiene identidad en cuanto a concepto gastronómico e interiorismo.
Uno de los ambientes de Belbo Dos Besos.
En Barcelona, tuvieron la habilidad de abrirse paso en plena pandemia, cuando el centro de la ciudad vivió una purga forzosa por la desaparición temporal del turismo. Se hicieron con dos cotizados locales, a pocos pasos de la plaza de Catalunya y el paseo de Gràcia.
Belbo Candela (Rambla Catalunya, 2-4) es un amplio y cómodo espacio que, en cuestión de paladar, invita a pensar que uno está de escapada marinera. Las tapas mediterráneas, el marisco y pescado en espada y los arroces son su punto fuerte. Aunque apunte también a los barceloneses, tiene un indudable efecto magnético para el visitante foráneo.
Dos Besos y mucho ambiente
Muy cerca, Belbo Dos Besos (Rambla Catalunya,15), con sabores italianos, precios moderados y un enorme establecimiento que propicia las mesas íntimas y la doble vida (mediodías concurridos y bulliciosos, y noches de amplio espectro, de la cena en pareja al grupo) ha sumado el factor entretenimiento, por un tíquet medio de 40 euros. De miércoles a domingo tiene música en directo y ambientazo garantizado.
En Dos Besos hemos podido probar su deliciosa y sorprendente berenjena a la siciliana con sofrito de tomate, praliné de frutos secos y queso de cabra. También el Gran antipasto Belbo de quesos, embutidos y olivas (idóneo para compartir desenfadadamente) y el plato estrella de la casa, el ‘Spaghetti alla carbonara’ recién acabado dentro del queso pecorino, y que dada la temporada nos remataron con trufa negra.
Este último, por la parafernalia que lo acompaña (se remata a pie de mesa) y su potente sabor, se ha convertido en un ‘hit’. La carta abarca también pizzas y carnes variadas. Pero pocos perdonan sus postres, del tiramisú casero, al icónico Dos Besos by Escribà, de la pastelería vecina pero que ha sido un fichaje imprescindible para hacer un guiño al nombre del local.
Dentro del Hotel Me Barcelona
Hace poco más de un año, la familia creció a lo grande de la mano del novísimo hotel de cinco estrellas Me Barcelona by Meliá (Casp, 13), en el mismo epicentro de la capital catalana. Allí, Belbo se encarga de las comidas y bebidas de todo el establecimiento, pero en concreto despliega su oferta gastro en las opciones Terrenal y Fasto.
El primero, con una decoración inspirada en elementos naturales y mucha vegetación, tiene una carta personal, que abarca sabores de todo el Mediterráneo: tajine de cordero lechal, ensalada Falafel, berenjena escalivada con yogurt, sésamo, granada y menta inspirado en el babaganoush, lubina al barro… La guinda es una amplia terraza que estos meses de invierno acoge ‘calçotades’ todos los sábados y domingos a mediodía.
Belbo Fasto, en cambio, se rinde a la gastronomía italiana agregando un punto de sofisticación a la mesa, y un entorno algo más formal. Como complemento imprescindible, Belbo Luma es una coctelería con encanto, buganvillas en el techo y mucho espacio para la tertulia.
Más allá de la ciudad condal, la colección ha crecido también en Sant Cugat, donde Favola vuelve a sacar partido a Italia, con un tíquet medio muy ajustado (30 euros) y el reclamo de ser el primer ‘dinner show’ del municipio. Mientras que en Madrid, Piropo (en plena plaza de Santa Ana) despliega los encantos mediterráneos (también arroces y espetos) con el extra de una gran terraza.
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