La música tiene una notable capacidad para afectar y manipular lo que sentimos. Simplemente escuchando las canciones que nos gustan se estimula el sistema de recompensas del cerebro, creando la sensación de placer y comodidad. Pero la música va más allá de nuestros corazones, hasta nuestras mentes, dando forma a nuestra manera de pensar. La evidencia científica sugiere que incluso pocos años de formación musical a temprana edad pueden dar forma a cómo el cerebro se desarrolla, mejorando la capacidad de diferenciar los sonidos y el habla.
Con la financiación de la educación constantemente desplazada y en tiempos económicos difíciles apretando los presupuestos de muchos padres, los estudiantes terminan a menudo con escasa educación musical. Los estudios hasta la fecha se han centrado en los beneficios neurológicos de la formación musical sostenida, y encontraron muchas altibajos. Por ejemplo, los investigadores han encontrado que los músicos son más hábiles para procesar lenguas extranjeras debido a su capacidad para oír las diferencias de tonos y tienen una increíble habilidad para detectar el habla en medio de ruidos. Pero ¿qué pasa con los niños que reciben poca tutela musical? ¿Tiene algún beneficio haber tocado un instrumento aunque sólo haya sido por pocos años?
Según un estudio publicado en Journal of Neuroscience, la respuesta es un sí rotundo. El equipo de investigadores del Laboratorio de Neurociencias Auditivas de la Universidad Northwestern probó las respuestas de cuarenta y cinco adultos a diferentes sonidos complejos que varían en el tono. Los adultos fueron agrupados en función a la cantidad de formación musical que tuvieron de niños, a saber: ninguna experiencia, de uno a cinco años de formación, o de seis a once años de instrucción musical.
La formación musical tuvo un profundo impacto en la forma en que los cerebros de los sujetos del estudio respondieron a los sonidos. Las personas que habían estudiado música, aunque sólo lo hayan hecho por pocos años, tuvieron un procesamiento neural más robusto de las distintas pruebas de sonidos. Lo más importante, sin embargo, es que los adultos con educación musical fueron más efectivos en sacar la frecuencia fundamental o la frecuencia más baja de los sonidos, en la prueba de ruidos.“La forma en que escuchas sonidos hoy está determinada por las experiencias con sonidos que has tenido hasta hoy”, explicó la coautora y directora del laboratorio Nina Kraus. Ella y su colega escribieron en un artículo para Nature, “al igual que el ejercicio físico y sus efectos en el cuerpo, la música es un recurso que tonifica al cerebro para la aptitud auditiva.”
El incremento de más volumen en el cerebro auditivo tiene implicaciones no musicales. La capacidad para diferenciar frecuencias fundamentales es crítica para percibir el habla, y es una parte integral de cómo reconocer y procesar los sonidos en entornos complejos y ruidoso. Así, la instrucción en música durante la niñez tiene fuertes ventajas lingüísticas y mejora el rendimiento en las tareas cotidianas que requieren de la audición. Puesto que vivimos en un mundo intrínsecamente ruidoso, necesitamos la habilidad de enfocarnos y percibir los diferentes sonidos. Esto puede ser particularmente importante para los niños con problemas de aprendizaje o aquellos para quienes el Inglés es su segundo idioma.
Hay un cuerpo teórico que sugiere que la formación musical no sólo mejora la audición, también refuerza un conjunto de funciones cerebrales. Los niños musicalmente entrenados presentan un mejor rendimiento escolar con habilidades de lectura más fuertes, mayores habilidades matemáticas, y puntajes más altos de inteligencia general. La música incluso parece mejorar el desarrollo social, ya que la gente cree que la música les ayuda a ser mejores jugadores en equipo y a tener una mayor autoestima. “En base a lo que ya sabemos acerca de las maneras en que la música ayuda a dar forma al cerebro, el estudio sugiere que las clases de música a corto plazo pueden mejorar durante toda la vida la habilidad de escuchar y aprender”, dijo Kraus. “Nuestra investigación recoge un sector mucho más amplio de la población que tiene implicaciones para los responsables de políticas educativas y el desarrollo de programas de entrenamiento auditivo que pueden generar duraderos resultados positivos.”
La importancia de la educación musical es algo a considerar. Cuando las escuelas pierden fondos, las artes y los programas
extracurriculares son a menudo los primeros afectados, lo que significa menos educación musical para la juventud. Dada la evidencia científica que apoya la importancia de la música tanto neurológica como educativamente, la pérdida de la educación musical parece particularmente dolorosa.
Fuentes: Even A Few Years Of Music Training Benefits The Brain
A Little Goes a Long Way: How the Adult Brain Is Shaped by Musical Training in Childhood
Music training for the development of auditory skills