El melón (Cucumis melo) es de la misma familia que el pepino, la calabaza, el calabacín y la sandía, es decir, de las cucurbitáceas. Sus inicios no están claros, mientras unos sitúan su nacimiento en tierras orientales (China, India o Persia), otros afirman que su origen estaría en África. Lo que sí se sabe es que se consumía en Egipto hace cinco milenios.
El melón es una de las frutas veraniegas por excelencia. Con un alto contenido en agua, es muy refrescante, ideal para tomar en los cálidos días de verano y asegurarnos una buena hidratación (también a las personas a las que les cuesta beber agua, como a los ancianos). Al estar de temporada, su sabor es inmejorable y al consumirlo cuando toca estaremos apoyando a los productores locales y reduciendo nuestra huella de carbono (no hay que traerlo de lejos).
Sobre cuándo es mejor tomarlo, la respuesta es cuando te apetezca. Eso de que si comes melón por la noche te sentará mal es un mito. Tampoco si es mejor antes de comer o de postre. No hay evidencia científica al respecto. Lo que sí es cierto es que no es recomendable cenar e irse a la cama al poco rato. Para evitar las malas digestiones, lo ideal es cenar unas dos horas antes de dormir. Que comas melón en la cena no hará que tu digestión sea más pesada, lo único que puede ocurrir es que, si tomas mucho, tengas que levantarte al baño por la noche debido a su efecto diurético.
El consumo de melón tampoco está relacionado con el aumento de peso. Ni de melón ni de cualquier otra fruta. El engordar o no dependerá del total de nuestra ingesta, así como de nuestros hábitos alimenticios y de deporte. Por cierto, el melón contiene muy pocas calorías (27 g por cada 100 g comestible) y una buena dosis de fibra, por lo que además de ser ligero, te ayudará a sentirte saciado durante más tiempo.
A no ser que el médico o el dietista-nutricionista diga lo contrario, el consumo de fruta es más que beneficioso para todos. Aquí van 8 motivos para comer melón este verano.
Poco calórico
100 g de melón aportan unas 27 calorías y muy poca cantidad de azúcar, lo que lo convierten en una fruta más que ideal en casos de obesidad y diabetes. De todas formas, a no ser que el experto (médico o nutricionista) lo desaconseje, el consumo de fruta, sea la que sea, siempre será beneficioso.
Alto en fibra
El melón contiene una cantidad interesante de fibra lo que, además de ayudar en caso de estreñimiento, lo convierte en un alimento saciante, ideal en dietas de adelgazamiento.
Muy hidratante
Más del 90 % del contenido del melón es agua, así que ya puedes hacerte una idea de lo hidratante que es, algo que cobra especial importancia en los meses de verano, caracterizados por sus altas temperaturas, así como en la población de más edad.
Rico en vitamina C
El melón es una buena fuente de vitamina C y es que 100 g de porción comestible contienen 25 mg de ácido ascórbico. Esta vitamina ejerce de antioxidante, actuando contra los radicales libres, responsables del envejecimiento. También sirve para asimilar mejor el hierro y es antiinflamatorio, algo que puede ser de ayuda en casos de artritis.
Rico en potasio
El melón también destaca por su alto contenido en potasio: 320 mg por cada 100 g de porción comestible, con efecto diurético, reductor de la presión arterial, ayuda a eliminar los desechos de las células, a que los nutrientes fluyan hacia ellas, así como mejora la función de los nervios y la contracción de los músculos.
Ligeramente laxante
Su contenido en agua, fibra y potasio hacen del melón una fruta ligeramente laxante y con efecto diurético (ayuda con la retención de líquidos).
Bueno para la piel
Al ser diurético y ligeramente laxante, el melón ayuda al organismo a expulsar los desechos, y esto redunda en que la piel se vea más bonita.
Favorece el crecimiento del feto
Si estás embarazada, come melón. La cantidad de calcio, folatos, vitamina A y C tienen un efecto beneficioso sobre el feto. Esta fruta es rica en ácido fólico, esencial durante el embarazo.
Revista Ciencia
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