Revista Política
En el frenético baile entre empresas televisivas españolas (es un decir: en la mayoría de ellas anida de un modo u otro el capital extranjero), cara a posibles -y urgentes- fusiones, el cambio de parejas entre ellas ha llegado a sucederse a un ritmo vertiginoso. Y es que la crisis de ingresos publicitarios apreta tanto a las televisiones privadas, que ni siquiera el regalo de Zapatero al dejar sin publicidad a TVE en un futuro inmediato puede compensar la fuerte caída de ingresos que sufren. Y las perspectivas son ir a peor.
Abrieron el baile Telecinco y Antena 3 de un lado, y Cuatro y La Sexta del otro. Parecían las uniones más lógicas, pero no pudo ser: la cercanía de los presupuestos ideológicos no compensaba la falta de sintonía entre los egos de sus amos. Y para qué engañarnos, la dote que aportaban los contrayentes en ese presunto doble matrimonio modelo "cada oveja con su pareja", tampoco es que encelara el amor entre ellos. Secundariamente existía la espinosa cuestión del tope del 27% como audiencia conjunta de cada pareja, pero por eso no había problema: con Antena 3 en caída libre y La Sexta estancada en casi mínimos, ninguno de los dos matrimonios planteados iba a rebasar el listón prohibido ni de coña.
Rotos los compromisos, se ha ido al intercambio de parejas. De la posible unión de las cadenas carcas de un lado y las progres del otro, se ha pasado a la previsible fusión de una carca y una progre en cada caso. Cosas veredes amigo Sancho, como decía Don Quijote. O hay que joderse con la ideología de los emprendedores empresariales, que diría un castizo.
Total que el hijo de Jesús de Polanco ha decidido venderle su televisión a la Mafia italiana. Porque a estas alturas del partido todo el mundo sabe ya quién está detrás de Silvio Bercusconi, quién maneja los hilos que mueven a este granuja internacional con aspecto de cantante de boleros de un club de la tercera edad de barrio periférico. Berlusconi es el amo nominal de las Telecinco europeas, así que echen cuentas. En fin, que desde que murió Polanco, PRISA no ha hecho más que dar palos de ciego. El testamento empresarial de quien fue quizá uno de los promotores de negocio más inteligentes que ha habido en España, ponía al timón del primer grupo mediático mundial en lengua castellana al sobrino listo en detrimento del hijo tonto . Pero finamente ha sido el vástago directo quien tras una corta guerra interna, se ha llevado el gato al agua. Y enseguida ha llegado, lógicamente, la almoneda de la herencia recibida; a los tontos el dinero se les escurre entre los dedos.
Si dejamos aparte el intercambio de acciones y todas esas zarandajas, resulta que Telecinco -Berlusconi- se queda con Cuatro por 500 millones de euros en metálico. Calderilla pura. Dificultades económicas aparte, el Polanco actual ha malbaratado uno de los proyectos más largamente acariciados por su padre, que si bien es cierto que nunca llegó a cuajar plenamente -nació para ser la televisión "de izquierdas" y sobre todo "la televisión de calidad" española, y ha quedado muy lejos de tan altas aspiraciones-, tampoco estaba financieramente como para ser saldado.
Después de esta operación que es casi un chiste financiero, si Antena 3 paga más de 1 euro por La Sexta será porque José Manuel Lara, el amo y señor del Grupo Planeta, propietario a su vez de la cadena hiperreaccionaria, es el empresario más generoso establecido al oeste del Volga.
En la fotografía, un plató de una de las múltiples cadenas de televisión italianas propiedad de Silvio Berlusconi. El panel del fondo puede traducirse literalmente por "La Italia de Berlusconi", pero la traducción real es una consigna abiertamente totalitaria: "Italia de Berlusconi".