Revista Religión

BERNARDO BITTI, PINTOR DE SANTA MARÍA, 400 años después

Por Joseantoniobenito

BERNARDO BITTI, PINTOR DE SANTA MARÍA, 400 años después

BERNARDO BITTI, PINTOR DE SANTA MARÍA

400 años del Greco de América, el más grande artista del Siglo XVI

Nació en Camerino (Marca de Ancona, Italia) en 1548, hijo de Pablo y Cornelia. Estudió pintura en Roma unos seis años en Roma y allí ingresó como jesuita el 15 de mayo de 1568. .Requerido pro el procurador del Perú, P. Diego de Bracamonte, para la misión peruana, pasó a Sevilla en 1573. De su estancia en España, serán decisivas las influencias del Greco y de Luis Morales. Embarcado en Sanlúcar de Barrameda, llega a Lima el 31 de mayo de 1575. La nota del provincial es bien clara: para "evangelizar por medio del arte".

Enseguida comienza su labor en la primitiva iglesia de san Pedro de Lima, abierta en 1574, y en la que pinta obras extraordinarias dedicadas a la Virgen María: La Coronación de la Virgen, La Purificación o Candelaria y la Virgen de la O. Oración en el huerto Museo de Arte, Lima. Podemos contemplar otras tres bellas obras marianas en Lima Virgen de la Rosa Museo del Convento de los Descalzos, Virgen Maria con el niño Museo Pedro de Osma y Plancha de cobre con la imagen de la Virgen en el mism omuseo.De carácter civil se conserva su retrato Rector Jerónimo López Guarnido Museo de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos

En 1575 se traslada a Cusco donde dejará obras magistrales: Cuatro esculturas en maguey en el Museo Histórico Regional de Cusco:San Ignacio de AntioquíaSantiago Apóstol, San Gregorio Papa y San Sebastián. Diversos cuadros en Catedral: Virgen del pajarito y Cuadros de los misterios de la vida y pasión de Cristo. Dos en la  Iglesia de la Merced :Coronación de la Virgen y la Imaculada. Y cuatro en la Iglesia de la Compañía: Virgen con el niño,  Virgen de la Candelaria, Cristo resucitado y Las lágrimas de San Pedro. Será en la Ciudad Imperial donde hace sus votos definitivos en 1582 y donde reside por un buen tiempo, desplazándose donde la misión le requería como a las célebres reducciones jesuíticas de Juli; allí se conservan 4 obras  Iglesia de la Asunción, Juli: Virgen de la Asunción, Coronación de la Virgen, Santa Catalina , Santa Bárbara , San Juan Bautista y  Sagrada familia de la pera . Dos en la iglesia de San Juan, Juli: Bautismo de Cristo, San Juan el Evangelista . Además los retablos de las iglesias de San Pedro de Acora, Challapampa  y otro-el de San Juan Evangelista- atribuido por  Mesa y Gisbert)

Desde 1585 lo encontramos en La Paz, Potosí y La Plata (Charcas), hoy Bolivia, emporio económico y cultural del virreinato peruano. Allí  se encargó del retablo de la Vida de Cristo, varios cuadros (San Lorenzo, San Miguel) para la misión de Santa Cruz de la Sierra –hoy desaparecidos- Entre las diversas destaca la de la Virgen con el niño y San Juanito en la Catedral de Sucre.

Se documenta un retorno a Cusco entre 1595 y 1598, alternando su estancia en la esta ciudad, según refieren José de Mesa y Teresa Gisbert, con las ciudades de Chuquisaca y Arequipa incluso hasta 1600. Se hace referencia a una nueva estancia de Bitti en Arequipa hacia 1603 retornando a Lima en 1604, ciudad donde permanecerá hasta su muerte ocurrida en 1610.

En la Blanca Ciudad, Iglesia de la Compañía,  se pueden ver las sobresalientes  obras  Virgen con el Niño Cristo resucitado, Escenas de la pasión , Virgen de la Candelaria . Además se le atribuyen otras dos: Virgen con el Niño Iglesia de Yanahuara, Arequipa  y Cristo Camino al calvario Colección Banco Central de Reserva, Arequipa

Nuestro artista –junto con Angelino Medoro y Diego Tito Quispe- será decisivo para la conformación de Escuela cuzqueña de pintura que cuenta con innegable influencia del manierismo europeo. Este jesuita introduce en el Cusco una de las corrientes en boga en Europa de entonces, el manierismo, cuyas principales características eran el tratamiento de las figuras de manera un tanto alargada, con la luz focalizada en ellas y un acento en los primeros planos en desmedro del paisaje y, en general, los detalles.

Su gran talento artístico lo convierte en el pintor principal y exclusivo de la orden jesuita. Fue un muy reconocido pintor y escultor de Sudamérica durante el siglo XVI. Aunque nunca firmó ninguno de sus cuadros, su estilo se ha vuelto inconfundible. Entre sus principales características podemos destacar el uso predominante de la línea, la mera insinuación de los volúmenes, la figura alargada al estilo manierista, la sofisticación en la postura de sus personajes, quienes están trabajados teniendo como base una línea serpentinata. En las figuras de Bitti no se aprecia el naturalismo, sino por el contrario, la ingravidez de sus telas, sus colores fantasiosos y la ausencia de diferentes texturas de sus paños (influencia del Greco y Rafael según los historiadores José de Mesa y Teresa Gisbert) responden hacia un deseo de idealización de sus figuras como se puede observar en sus Vírgenes y Santos quienes están arropados con telas de colores pasteles. Durante el período final de su vida su color se hace más intenso (azul, verde, amarillo, ocre, rosado).

Como señala el historiador P. Enrique Fernández, SJ. el hermano Bitti fue “siempre juicioso, humilde, obediente y devoto”, tenido como “muy diestro en el arte de la pintura, admirable artista, con gran talento para su oficio, preclaro por su fama en todo el Perú, gran maestro. Gracias a los estudios del P. José F. Navarro, S.J., su figura va cobrando el prestigio que se merece. Perú debe a este artista gigante el homenaje que se merece. Ojalá que una calle, una estatua, un lienzo, una tesis doctoral, una buena publicación …se lo brinden.

 


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