Título original: Kiss of Life
Trilogía: Generación Dead, Beso de Vida, Passing strange
Rama: fantástica, zombis, romántica, terror
Ficha de autor
Edición: Molino, 2010
Valoración: 4 sobre 5
Los zombis de Generación Dead vuelven con Beso de Vida, la segunda parte de la trilogía, en la que asistimos a un mundo en el que los adolescentes se levantan de sus tumbas. Esto les acarreará el rechazo tanto de sus propios padres, como de parte de la sociedad, que considera que deben morir definitivamente. En el primer volumen de la saga conocimos a Phoebe, una chica gótica que se enamora de uno de los líderes zombis, Tommy, cuya relación les traerá muchos problemas y especialmente desencadenará un odio visceral en Pete, quien en una pelea acaba matando a Adam, el mejor amigo de Phoebe, de la que está enamorado en secreto. Beso de Vida comienza con el regreso de Adam a la vida como zombi y sus desesperados intentos por volver a ser lo más normal posible. A su lado estará su mejor amiga Phoebe, quien se debate entre sus sentimientos por Adam y Tommy, a quien no puede dejar de culpar por no intervenir y permitir que Adam muriese.
En esta segunda parte de la trilogía se incrementa el odio de los vivos hacia los zombis y viceversa, ya que estos dejan de lado su actitud pasiva inicial y comienzan a organizarse y tomar la iniciativa. Si bien en la primera parte se planteaba el problema de la discriminación (en este caso llevada al mundo de la fantasía de los no muertos), en esta segunda entrega se hace aún más presente. Son muchos los vivos que no quieren convivir con los zombis, por más que ellos intenten integrarse; la sociedad no les quiere y mucho menos aceptará la relación de una persona viva con otra muerta, como es el caso de Phoebe. Los secundarios cobran más fuerza y aparecen nuevos personajes, además de zombis atacados y vivos fanáticos que buscan venganza. Todo ello en medio del dilema de Phoebe sobre si escogerá a Tommy o Adam, algo que resta fuerza a la historia, ya que desde un primer momento está bastante claro cuál será su decisión. A quien le pareciese superficial Phoebe en la primera parte, que se prepare para la segunda, porque pocas veces una protagonista tiene tan poco gancho como en este libro. Su falta de personalidad es apabullante: entre otras cosas, decide no ser gótica, cuando se había dejado claro que era algo tan importante para ella, sólo para no poner triste a Adam. Por fortuna, el resto de personajes equilibra la balanza: Tommy sigue generando polémica desde su blog; Karen, una de las zombis que más humanizada ha vuelto a la vida, se infiltra entre los vivos haciéndose pasar por una de ellos; Sonrisas, el líder de los zombis renegados, comienza una campaña para hacerse visibles; y asistimos al proceso de vuelta a la vida de Adam. Como ya sucediera en el anterior, un punto fuerte del libro es que cada personaje tiene voz propia; no sólo distinguimos perfectamente a vivos de muertos, con el característico tartamudeo zombi que el autor plasma en el papel mediante puntos suspensivos, sino que dentro de los no muertos los hay más evolucionados y menos.
La historia continúa siendo tan adictiva como la primera y hace todavía más hincapié en los problemas de discriminación y exclusión que podrían sufrir los adolescentes si volvieran de entre los muertos. Durante la lectura no podemos sacarnos de la cabeza cientos de casos reales de discriminación que han tenido lugar en EE.UU.,y es que la fantasía de Waters bien podría aplicarse a un plano muy real. El único punto flojo es la historia de amor, poco creíble y cada vez menos interesante, que roba páginas a lo verdaderamente importante del libro, esa vuelta de tuerca del género en la que los zombis no son la amenaza, sino las víctimas del fanatismo colectivo.