Hace un tiempo a una amiga le presté "La Noche Americana", a mi juicio una de las mejores películas del cine, al parecer a ella no le gustó para nada, cosa que me desilusionó un poco... pero en mi afán proselitista debía seguir luchando por encantar con el cine de François Truffaut, sin duda mi director de cine favorito.
Así que preferí otra película que en su momento me gustó un poco, Los cuatrocientos golpes, ella con un poco de miedo de que otra vez le diera otro aburrimiento, dejó la película para el último día y yo para asegurarme la vi nuevamente, ahora más impresionado de la belleza que tiene esta historia, ahora con otros ojos ya que conocía París y los caminos de Pigalle, Montmartre y la torre Eiffel ya son parte de mi imaginario.
Ella también estaba en París y es urbanista, por lo que la película podía tener ese encanto por ese lado...
Esta vez si acerté, ¿es que a quién no le puede emocionar la historia de Antoine Doinel?, la historia de la inocencia de la adolescencia de un niño en el París que iba camino a los sesenta.
A Truffaut siempre le quedó bien retratado el amor y en Antoine encontró a su alter ego (Jean Pierre Leaud) para retratar la vida que el mismo tenía. Tanto así que en la calle lo confundían con él o como si fuese su hijo.
Después de un cortometraje llamado "Antoine y Colette", el niño terrible vuelve más adulto después de ser dado de baja del ejército, se va a un prostíbulo y luego a la casa de su antigua novia Christine (Claude Jade) donde los padres de ella le adoran, una constante en la vida de Antoine, el niño abandonado por su familia que busca en sus amores el amor del padre y la madre. Ellos le consiguen trabajo de nochero en un hotel, en el que por su ingenuidad característica deja entrar a un detective privado y un cliente para encontrar a su esposa con un amante... y de paso despedir a Antoine por semejante escándalo. Ahora en la calle el mismo detective le recomienda que trabaje en la agencia de investigaciones, encuestas y seguimientos.
Así que Antoine ahora se dedica a seguir personas, no tiene la discresión que se pide en el oficio, pero mantiene la intensidad que tenía cuando era el niño del colegio en "los cuatrocientos..." es que ser joven tiene esa parte de ingenuidad, superioridad e ilusión que baña los días. Por lo mismo parece que la indecisión es parte de eso, y el amor definitivo es algo que se ve lejano, pese a la admiración a Christine, salir con mujeres que miden veinte centímetros más que él, o enamorarse de la esposa del "jefe" no se ven de manera irracional, es más se ve gracioso. Pero así es Antoine Doinel, no es un superhéroe, ni tampoco un Casanova es una persona normal a la que Truffaut fue retratando en las distintas formas en que amó.
En general no creo en el amor de la vida, es más creo que creer que existe es lo que nos hace tomar malas decisiones.. o no tomar otros rumbos. Pero soy un convencido de que lo mejor de la vida es amar... incluso más que "que te amen"... entregar amor es regalar la propia vida, es un me importa más que tú estés bien que lo que estoy yo, porque yo estoy bien cuando tu lo estás. Truffaut supo amar con el cine, porque como dice en la noche americana, la vida del cine es mejor que la real, por eso el amor y el cine se funden en el cine de Truffaut... Un tiempo después Henry Langlois en su cinemateca de París le digo a Truffaut... me gustaría ver a Christine y a Antoine casados... y esa es historia para otra historia de Antoine Doinel, otro de mis héroes como Steve Zissou y Fitzcarraldo.
Saludos a todos
y Feliz Navidad
Bonus Tracks
1.- Película en IMDB
2.- Comentarios en Filmaffinity
3.- Besos robados en Wikipedia
4.- Besos robados en la página de Truffaut
5.- Trailer