"En una calle de Barcelona, estrecha y oscura, vivía, hace poco tiempo, uno de esos hombres de frente pálida, ojos apagados y hundidos, uno de esos seres satánicos y extraños a los que Hoffman desenterraba en sus sueños.
El joven Giacomo, de treinta años pero envejecido por su delirio obsesivo, será arrastrado por ese amor loco por los libros. Loco amor que le llevará a una febril demencia de insomne y a mayores peligros. Lo curioso, y tristísimo, es que apenas sabe leer. Adora sus libros- sus formas, sus ilustraciones,...- y sobre todo sus manuscritos, pero no puede desentrañar los misterios que esconden. ¡¡Hasta dónde podría haber llegado su locura de saber interpretarlos!!Era Giacomo, el librero."
Este breve relato, que Flaubert publicó con apenas quince años, es una amena lectura que podríamos leer los bibliófilos-bibliómanos como una cómplice advertencia sobre los peligros del desenfreno de nuestra pasión. Advertidos quedamos.
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