A diferencia de la biblioteca familiar o privada, la biblioteca pública, como su nombre indica, presta servicios a cualquier persona, sin límite de edad o condición económica y social.
Las bibliotecas públicas están generalmente a cargo de autoridades federales, estatales o municipales con el ánimo de que todos los habitantes de la comunidad se beneficien de las mismas en forma gratuita.
De acuerdo con el último censo, en México contamos con siete mil 296 bibliotecas públicas, para 112 millones 322 mil 757 habitantes, lo que nos da un promedio de una biblioteca por cada 15 mil 395 mexicanos, o sea, que todavía estamos muy por abajo de las recomendaciones internacionales, pues de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), lo ideal es que exista una biblioteca por cada siete mil habitantes.
Pero esta grave carencia es parte de lo mismo, es decir, del desinterés general por la lectura; somos un pueblo acostumbrado a leer poco, y no vamos a cambiar de la noche a la mañana; nos esperan muchos años de esfuerzo continuo para que la gente se acostumbre a la lectura, que como ya hemos dicho, es fuente de conocimiento y de progreso en todos los órdenes, tanto en el aspecto personal como familiar y comunitario.
La Red Nacional de Bibliotecas Públicas busca garantizar a todos los mexicanos el acceso libre y gratuito a las fuentes del conocimiento escrito, y tiene como objetivo establecer por lo menos una biblioteca en municipios mayores de 30 mil habitantes. Lo ideal es que opere una biblioteca por lo menos en cada cabecera municipal y en sus correspondientes delegaciones.
Se trata de que cada comunidad mexicana cuente con un centro de lectura que atienda las necesidades de la población, de acuerdo a sus circunstancias históricas, geográficas, culturales, económicas, sociales, etcétera.
Cada biblioteca pública está diseñada para dar servicios básicos de préstamo interno de libros con estantería abierta, préstamo a domicilio, servicios de consulta, orientación a usuarios y fomento a la lectura. Algunas bibliotecas ofrecen también servicios digitales con acceso a Internet, colección Braille, videoteca y hemeroteca.
El problema es que las cosas no siempre funcionan de acuerdo con los planes del Gobierno y como muchos quisiéramos, ya que frecuentemente las bibliotecas públicas municipales carecen de presupuesto, no tienen personal suficiente y capacitado y se alojan en edificios inseguros, con techos minados, sin permeabilizar, puertas y ventanas rotas; su mobiliario y equipo es obsoleto, su acervo no está actualizado y sufren vandalismo.
Igualmente, carecen de equipos elementales como extinguidores para casos de incendio, así como de servicios de fumigación contra plagas peligrosas como las termitas.
Sin embargo, muchos de estos problemas se pueden resolver con el apoyo directo de la comunidad cuando ésta realmente se interesa en los libros y en la cultura.
Artículo publicado en la revista México Rural, en su edición de abril de 2014.