Revista Cultura y Ocio
Cuando uno piensa detenidamente en las clásicas estrategias de reciclaje a las que recurre (tan típicas de las segundas partes que les inventan a las películas que han tenido éxito), uno tendría que admitir que Tremors 2 es una mierda y punto. Por eso, resulta fascinante que esto no sea así (no al menos del todo, o no mientras no le exijamos a una película que va de disparos y bichos antropófagos que tengo los brillos de Trouffault o Marco Ferreri). Guiada por un guión ágil, que lleva de una situación a la siguiente a muy buen ritmo, la segunda película de los Grapoides lleva la emoción a otro nivel: si en la primera regía ante todo el suspenso de unas orugas enormes que acechaban desde debajo de la tierra, ahora la trama evoluciona al miedo crudo y directo, cuando los bichos salen de las profundidades en su versión de bolsillo, pero igualmente mortíferas. Claro que hay un par de detalles que no terminan de quedar claros (¿qué son los mini-grapoides? ¿las crías de los grandotes, su versión post-metamorfosis o su siguiente paso en el camino de la evolución? ¿y por qué de pronto se parecen más a reptiles que a bichos?), pero tal vez eso sea lo de menos. Es una de las cosas que me gustan del cine de acción en general (que no es todo, vamos): que puede sentarte a disfrutarlo y echarte unas risas sin necesidad de romperte la cabeza, a menos que quieras hacerlo. Por lo demás, el único personaje de la primera que se hace extrañar es el de Kevin Bacon.En términos generales, pues, diré que se trata de una película divertida, perfecta para un domingo por la noche, a la que no es necesario (ni pertinente) exigirle más de lo que nos dá. De acuerdo con que no es, ni de lejos, una pieza maestra del cine, pero no sólo de piezas maestras se vive. Ahora, que sé que hay otras dos películas de la serie de Tremors, pero no las he visto, y no sé si llegue a hacerlo (uno nunca sabe). En la tercera, el protagonismo recae sobre el loquito de las armas y las explosiones, que tal vez sea el personaje más memorable -o en todo caso divertido- del reparto; y la cuarta, que tal vez haya sido excesiva (cosa que no afirmaré, porque no la he visto), se traslada a los tiempos del viejo oeste. ¿Exceso de los productores gringos? Supongo que sí, pero al menos no es algo a lo que no estemos acostumbrados.