(04/11/2011, Óscar Bellot/Virginia Carrasco, Madrid)
El actor polaco Jaroslaw Bielski, que lleva más de dos décadas viviendo en España, considera que “estamos viviendo una época de miedo”. Nació en Lodz (Polonia) en 1957, pero desde mediados de los años ochenta vive en España. Un país al que le trajeron dos cosas. Por un lado, la beca de Dirección Escénica otorgada por el Ministerio de Cultura de Polonia y el Ministerio de Asuntos Exteriores de España y que le permitió trabajar en el Teatro Español de Madrid. Pero “la principal”, resalta Jaroslaw Bielski, fue “el amor”. Había conocido a Socorro Anadón en Polonia, donde esta fue con una beca de interpretación, y decidió quedarse junto a ella en un país que le permitía desarrollar “una labor pedagógica de dirección” que se le negaba en Polonia, sumida por aquellos años en los convulsos acontecimientos que acabarían desembocando en el desmoronamiento del Telón de Acero.
Desde entonces, Bielski -intérprete al que hemos podido ver en películas como ‘Los amantes del Círculo Polar’ (Julio Medem, 1998) o ‘Sólo mía’ (Javier Balaguer, 2001), además de en series de televisión como ‘Este es mi barrio’ o ‘Amar en tiempos revueltos’- observa desde su atalaya de Réplika Teatro, la sala/compañía/academia del actor cuyos hilos mueve junto a su mujer y que define como “el proyecto más importante” de su vida, una sociedad española a la que admira en muchos aspectos pero a la que en los últimos tiempos contempla con preocupación. Por lo que respecta al ámbito artístico, se lamenta de que “la realidad teatral española es bastante insegura, incierta. No hay compañías estables. Existen únicamente edificios, gestiones de centros teatrales”.
Pero las cosas no solo van mal ahí. “España está mucho peor que hace cuatro años”, comenta Bielski. “Estamos viviendo una época de miedo: a perder el trabajo, el poder adquisitivo, etc.”, agrega. Lo que en realidad ocurre, opina, es que “estamos decubriendo las verdaderas fauces de este sistema que nos está manipulando constantemente. Ahora nos vemos manipulados de forma evidente”. En la sociedad de hoy en día, subraya, “prima sobre todo el valor económico y no se valoran otros aspectos de enriquecimiento”, por lo que nos hemos “deshumanizado”. Además, existe una “mala planificación para el futuro. No se ve más allá de cuatro años y no se apoya la estabilidad”, añade.
Las últimas encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) revelan que los españoles culpan en buena medida a los políticos de lo que está ocurriendo. Bielski está de acuerdo. “La clase política se ha vendido al mercado y ha perdido por completo la credibilidad”, remarca. “Al político le veo más perdido que nunca, y más innecesario”, agrega. No es de extrañar, por ello, que a la hora de analizar a los dos principales candidatos a la presidencia del Gobierno, opte por dos definiciones nada entusiastas. Rubalcaba representa, a su juicio, “el pasado”; a Rajoy, por el contrario, le mira con “recelo”.
Salga elegido uno u otro, Bielski tiene claro lo que debería hacer en primer lugar: “Establecer una ley de educación firme e inamovible”. “Cuando vine a España -relata-, lo que más me llamó la atención fue que la seguridad social estaba a un nivel muy alto. Creo que ahora funciona cada vez peor. Lo mismo pasa con la educación. Hay demasiados cambios. Mis hijos lo están padeciendo. La educación tiene que volver a potenciar los aspectos humanistas pues ahora estamos demasiado volcados en los económicos”.
Ahora bien, no todo es negativo. “España está recuperando una posición en Europa que no tuvo en su momento. En este sentido, es un espejo para muchos países como Polonia”, subraya, Bielski, estableciendo una paralelismo en la evolución de su país natal y su patria adoptiva. Y concluye con dos notas para la esperanza. Por un lado, la capacidad de lucha demostrada por los españoles que han salido a las calles a protestar ante lo que consideran injusto. “Es absolutamente natural que la gente empiece a indignarse y a buscar otras soluciones. El sistema económico y político en el que vivimos está caducado. Lo que pasa es que no hay otra alternativa, por ahora, posible. Pero hay que buscarla”, señala. Por otro, el anuncio de ETA del cese de la violencia. “Por fin llegamos al fin de este absurdo”, comenta con alivio.