Los antojos, es lo que tienen, que aparecen cuando les da la gana. Hacia años, años, años que no comia un bollo de matequilla. Hacia muchos, pero que muchos muchos años que no me daba el punto de comprarme uno. Es más, casi me habia hartado de ellos y todo. Y de repente, llega Ana, Biscayenne, te planta la receta en directo y te quedas con las ganas de olerlo, cogerlo y comerlo. Y claro, servidora NO cocina estas cosas (por varias razones, una de ella, quiero llegar a los 30 sin intoxicaciones alimenticias), así que en una de las carreras entre reunión y reunión, busco a la desesperada una pastelería.
A ver, qué ya sé que no es lo mismo, que ya sé que si son de pastelería, al menos que sean de La Suiza o de Martina de Zuricalday (Bilbao, o Las arenas, tampoco es lo mismo!). Pero mira, me tocó estar en Barakaldo, y me tocó la calle de los Fueros, así que me tocó la pastelería Zuberoa. Ahí que me metí, pregunté quien era la última, y aún así dos señoras de estas espabiladas intentaron colarse ("uy txikiiiii no te habia visto" claro, mi 1,74m es como para pasar desapercibida en un local minúsculo #ironiaON). Pero NOOOOO ahí estaba yo para reclamar mi puesto, pedir mi bollo de mantequilla y largarme.
Ya fuera, lo inspeccioné: no se parecía en nada al de Biscayenne, de hecho tenía almendras por fuera (pero ¿¿para qué innovan en algo que no hace falta?? Si las chicas de El Amparo levantasen la cabeza...), y la crema de mantequilla era más bien escasa. En fin, el antojo, como bien iba diciendo, es lo que tiene, que aparece cuando menos te lo esperas.
PASTELERIA ZUBEROAPaseo de los Fueros, 18. Barakaldo.
Cuando entré, desfilaban por el mostrador varias bandejas de pasteles (y era un miércoles, nada especial), barras de pan y mi bollo de mantequilla. Por 1,30€ que me costó, sacié (en parte) el antojo, pero me he quedado con las ganas de probar los de Ana, y sobre todo, de volver a comer los de Martina de Zuricalday.
PD: Dedicado a tí, Ana, que te sigo desde que comenzaste, desde varias cuentas, desde varios lugares. Me alegro mucho mucho de que se dé voz a esos artistas culinarios que os movéis por este universo paralelo en el que nos encontramos, que se llama internet.