Se podría decir que la receta de hoy es media receta. Pero no me entendáis mal. Con esto no quiero decir que sea peor que otras, ni mucho menos.
Me refiero a que esta misma masa de bizcocho nos servirá para hacer el próximo dulce que veréis en este blog. Será su base.
Pero es tan sumamente bueno, que cuando lo probé ni tuve duda alguna de que merecía que le dedicara una entrada. No podía ser sólo una base de bizcocho aislada, que pasara desapercibida. Merecía un buen sitio, porque es jugoso, tierno, dulce (pero cero empalagoso), esponjoso y con un delicado toque de mango. Uno de los mejores que he comido. Sin duda.
Su jugosidad permanece varios días. Creedme, después de tres días seguirá delicioso.
Por supuesto, para terminarlos, los acompañé de un glaseado hecho con puré de mango. No podía ser de otra forma.
Sublimes.
Bizcochitos de mango:
- 75g de mantequilla, a temperatura ambiente
- 55g de azúcar glas
- 1 yema
- 1 huevo entero
- 100g de harina
- 2,5g de levadura química en polvo
- 1 clara
- 75g de azúcar blanquilla
- 75 de pulpa de mango triturada
- 40g de pulpa de mango triturada
- 120g de azúcar glas muy fino o icing sugar
- Engrasamos 6 moldes de mini cakes y reservamos. Precalentamos el horno a 180ºC.
- Comenzamos batiendo la mantequilla con el azúcar glas hasta que la mezcla blanquee. Añadimos la yema y, a continuación. el huevo entero.
- Incorporamos la harina tamizada con la levadura y mezclamos con una espátula de goma. Por último, agregamos el puré y mezclamos.
- Por otra parte, elaboramos un merengue con la clara y el azúcar y lo agregamos a la preparación anterior.
- Repartimos la masa sobre los moldes y horneamos 15 minutos a 180ºC.
- Cuando estén fríos, los decoramos con el glaseado, que prepararemos mezclando con unas varillas el puré de mango y el icing sugar hasta que no queden grumitos y esté perfectamente homogéneo.