Comenzó a dar las primeras señales cuando aún no había empezado a aclarar el día.
Con calma, con mucha calma fui preparando cada detalle, no quería que se me olvidara nada, que todo para ella fuese perfecto. Me esperaba una larguísima mañana, de dolor, de angustia, también de miedo, pero de mucha ilusión….momentos íntimos, casi místicos, únicos y míos, muy míos: traer a mi hija al mundo.
Fueron unas horas mágicas donde dejé de pensar en mí para centrarme en ella, en ésa niña que ya sin verla adoraba. En poco tiempo había que dejar atrás el miedo a morir, pensando que era el paso necesario para que llegara la nueva vida, poder verla y descubrir sus preciosos ojos. Nada más tenía en mente poder verla, tocarla, besarla, acariciarla.Fue maravilloso descubrir en sus rasgos, en su pequeña y a la vez gran presencia detalles de aquella maravillosa mujer que a mí me dio la vida. ¡¡ Cuánto se parecía a mi madre !!Y recordé aquella frase que decía: El día que nace una hija, se deja de ser la hija de una madre para ser la madre de una hija.Aquella emoción al ver su preciosa carita después de tanto sufrimiento me llenó de una gran alegría, exultante, casi sin sentido; alegría que seguimos sintiendo las madres, cada día, durante todos los días de nuestra vida, aunque estemos cansadas, tristes, serías, incluso enfadadas nunca nos abandona el cariño, la pasión y el amor por los hijos.Dicen que el amor hacia un hijo es una historia sin final, un libro de infinitos capítulos donde aprender cada día y donde el hilo conductor será siempre el mismo: el deseo de hacerle feliz, protegerlo y desearle siempre lo mejor. Nadie puede cortar nunca jamás ése cordón que les une. Para mi hija Estefanía, hoy, un día muy especial porque tal día como hoy, 20 de Noviembre nació ella, hace 27 años.Y no, no le he preparado ningún pastel en mi cocina, he de confesar que no es muy pastelera. Éste que publico lo hice la semana pasada.Pero, hoy he querido compartir en honor a ella, algo muy dulce, un riquísimo y jugoso pastel de chocolate;
el último que he preparado. ¿Quieren un trocito?
¿Cómo lo hice?Ingredientes:Para el bizcocho:
3 huevos grandes, 100 grms. de mantequilla, 70 grms. de chocolate negro (70% de cacao), una cucharada pequeña de aroma de vainilla, 110 grms. de azúcar, una cucharada pequeña de sal y 110 grms. de harina bizcochona.
Para el relleno y el glaseado:
100 grms. de mermelada de albaricoque, 100 grms. de azúcar moreno, 90 grms. de chocolate negro (70% cacao).
Para prepararlo:
Molde desmoldable de unos 20 cmts. de diámetro. Mantequilla y pan rallado para el molde. Guindas en almibar para decorar.Los pasos a seguir:
Precalentar el horno a 175º C.
Untar con mantequilla el molde, espolvorearlo con pan rallado y reservar.Separar las yemas de los huevos de las claras
y montar éstas a punto de nieve, reservarlas en el frigorífico.
Derretir a fuego lento el chocolate junto con la mantequilla en una cacerolita y una vez derretida,
apartar del fuego y dejar enfriar.
En el cuenco junto con las yemas de huevo, echar el azúcar, la sal y la vainilla batiendo bien de forma que quede una pasta cremosa.
Incorporar la harina removiendo bien procurando que no queden grumos.
Echar la crema de mantequilla con chocolate removiendo bien de forma que se integren todos los ingredientes.
Añadir con movimientos envolventes las claras montadas a punto de nieve.
Removiendo suavemente de forma que quede una masa homogénea.Verter la masa en el molde
y hornear durante unos 40 minutos aproximadamente (va en función del tipo de horno). Pinchar con un palito para comprobar que por el interior esté bien hecho (se sabrá si éste no sale húmedo) y procurar que no se queme.
Sacar del horno y dejar enfriar (sin desmoldar).
Cuando el bizcocho esté frio, desmoldarlo con cuidado y con un cuchillo largo partirlo en dos pastes (a ser posible justo por la mitad).
Untar la mermelada (a temperatura ambiente) con generosidad en la base inferior del bizcocho.
Volver a unir ambos trozos.
Mientras preparar el glaseado:
En un cazo poner a hervir el azúcar con el agua durante cinco minutos. Apartar del fuego y dejar enfriar.
Mientras, derretir el chocolate al baño Maria.Nuevamente poner el cazo en el fuego y añadir el chocolate derretido, mezclar bien.
Con una brocha “pintar” todo el bizcocho con el chocolate azucarado.Mientras se seca, volver a poner el cazo en el fuego y llevar a ebullición, removiendo constantemente, hasta conseguir un glaseado espeso.
Retirar del fuego y dejar que se enfríe a temperatura ambiente.
Cuando ya esté templado, echarlo sobre el pastel extendiéndolo con una espátula por toda la superficie.
Dejar la tarta en un lugar fresco, durante una hora aproximadamente a fin de que cuaje el caramelo chocolateado. Adornar al gusto.
ya sólo queda disfrutar.
Disfrutar de todo lo dulce que nos da la vida.