Revista Cocina
¡El Red Velvet, está de moda!
Así empezó mi adicción por las alfombras de terciopelo rojo.
Mi color fetiche: el rojo, así que el día que vi en internet una foto de éste dulce comencé a investigar cómo se hacía hasta que descubrí su historia y su procedencia. ¿Se las cuento? Venga va, para los que aún no la saben y les da pereza buscar en Google.
El Red Velvet, que en español sería algo así como “Terciopelo Rojo”, es un bizcocho americano (en algunos sitios dicen que canadiense) que debe su fama a la película ‘Magnolias de Aceros’, 1989: aquel drama en el que trabaja Julia Robert, y con el que terminas llorando a moco tendido. No sé si lo recordáis pero en aquella película aparecía una horrenda tarta Red Velvet, en forma de armadillo.
También cuentan (y según en qué página leas será la versión) que una señora a principio de los 50, hospedada en el Hotel Waldor Astoria, en Nueva York, quedó fascinada por dicha receta, tanto es así que no se marchó sin antes saber la fórmula de tan rico postre, a la cual se le cobro por dicha revelación unos $250 (quizás $300 si es que alguna vez se ponen de acuerdo los historiadores del Terciopelo Rojo), en fin que la señora como desquite comenzó a largar la lengua y a comentar con sus conocidos dicha receta. Es así como ahora en la actualidad, todos sabemos el misterio del Red Velvet.
Cosas que debes saber y no te dicen los libros de recetas:
- Que hay que tener ojito con el cacao, porque si no jamás y digo “jamás”, con mucho énfasis, saldrá ese color rojo tan esperado. El marrón (raro o sucio) aparecerá en su lugar.- Como no tengas un buen colorante rojo, jamás y repito “jamás”, verás el rojo aterciopelado. Yo suelo usar Sugarflair Extra Rojo o Red Velvet de Lonann Profesional Kitchen, colorantes artificiales de pasta. Los colorantes en pasta son mucho mejor, se logra con rapidez el color deseado usando menos cantidad, a fin de cuenta es colorante artificial que nos metemos para el cuerpo.
- « ¡Uf! Que no crece ¡Ay! Que ha crecido demasiado y ahora tiene una barrigota.» Bueno, eso es cosa de tu horno. No todos calientan igual a la misma temperatura así que si conoces a tu horno mejor que a tu chico, sabrás, como en mi caso que a 170º y según la cantidad y el tamaño del molde 25 a 30 min, el hornea estupendamente.
Y sin más bla, bla, bla…, ahí les va la tan esperada receta.
Antes de ponerte manos a la obra prepara el buttermilk con media hora de antelación.
BUTTERMILK – Suero de leche
- 120ml de leche - 1 cucharada de zumo de limón o vinagre blanco de manzana. Esperáis alrededor de 20 - 30 minutos, tiempo en que la leche se cortará, obteniendo algo parecido al suero de leche. Aconsejo que a la hora de usarlo en la receta vuelva a medir porque la cantidad debe ser 240 ml y al agregar el zumo o el vino, aumenta. Quite lo que sobre y use la cantidad exacta que se pide.
INGREDIENTES PARA BIZCOCHO:
-250 gr. de harina de repostería tamizada*
-1/2 cucharadita de sal
-2 cucharadas soperas de cacao
-115 gr. de mantequilla a temperatura ambiente (me gusta usar una mantequilla suave en color y olor, sin sal. Generalmente para repostería uso la Pascual)
-300 gr. de azúcar
-2 huevos
-una cucharadita de extracto de vainilla
-240 ml. de buttermilk o suero de leche
-1 cucharada sopera de colorante alimentario rojo (Sugarflair Colours, Red Velvet – Bakery Emulsión Lorann Profesional Kitchen son los que suelo usar porque agarra la masa rápidamente el color deseado)
-1 cucharadita de vinagre blanco
-1 cucharadita de bicarbonato
* Tamizar la harina consiste en pasarla por un colador o tamiz, de ahí lo de tamizar, para conseguir que la harina se separe en pequeñas partículas. Así conseguimos una harina más fina y sin impurezas con la que es más fácil trabajar dando mejores resultados.
PASO A PASO
1- Precalentar el horno a 170º y engrasar y empapelar el molde o los moldes-
2- Tamizar la harina y reservar.
3- En un bol batir a velocidad baja la mantequilla hasta que esté cremosa, añadir el azúcar y seguir batiendo un par de minutos.
4- Añadir los huevos uno a uno y continuar batiendo 20 segundos luego de cada adición.
5- En un recipiente mediano mezclar el cacao en polvo sin azúcar, colorante rojo y el extracto de vainilla, luego añadir a la masa y batir velocidad media.
6- Mezclar el suero de leche (buttermilk) con la sal y añadir poco a poco a la masa intercalando con la harina. Un poco de suero, poco de harina y así hasta acabar los dos ingredientes, continuar batiendo velocidad media hasta que todo éste perfectamente mezclado.
7- Mezclar en un vaso pequeño el vinagre con el bicarbonato de soda y cuando burbujee lo añadimos a la mezcla anterior, revolviendo unos segundos velocidad baja.
8- Echar la masa en el molde o los moldes. Hornear alrededor de 30 a 40 min. hasta que al pincharlos con un palillo en el centro éste salga limpio.
9- Dejar enfriar en el molde cinco minutos, y luego desmolde y deje enfriar del todo en una rejilla.
Nota: El Red Velvet, es un bizcocho esponjoso y suave, recomiendo si va a cortarlo para rellenar, envolver con tres capas de papel film y meterlo en la nevera, si no hay apuro un día entero, aunque, con unas horas es suficiente. Debe estar completamente frío al cortarlo porque sino se deshace. Corte el bizcocho en tres o cuatro capas, según la altura que tenga y rellene con el frosting de queso. Cuando todas las capas estén montadas, cubrir el resto del bizcocho con la crema. Se puede cubrir con fondant o experimentar rellenándolo con crema de mantequilla.
LA CREMA DE MASCARPONE O QUESO PHILADELPHIA (Cream Cheese Icing)
-300 gr de queso crema Philadelphia o Mascarpone (yo prefiero el Mascarpone)-150 gr. de mantequilla sin sal a temperatura ambiente.
-500 gr. de azúcar glas tamizada.
-2 cucharaditas de extracto de vainilla transparente.
PASO A PASO
En un bol grande echar la mantequilla (si no está lo suficientemente reblandecida, pongala a batir hasta que se haga una crema) el azúcar glas y el extracto de vainilla. Batir a velocidad baja hasta que consiga una crema pálida, esto demorará más o menos un par de minutos. Añadir el Mascarpone o la crema de queso Philadelphia y batir hasta que todo se integre. Si le ha quedado muy suave, pruebe echándole un poco más de azúcar glas, tamizada.
Mi primera experiencia fue casi milagrosa, probé aventurándome con los cupcakes. Nunca antes había usado el suero de leche ni había hecho una crema de queso, pero, debo decir que es un dulce agradecido, casi siempre sale bien (el casi lo dejo para los desastres desafortunados, ¡qué puede suceder también!). Son deliciosos e infinitamente exquisitos. ¡Los comimos como si fueran pipas!