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Bjorn Riis, guitarrista y miembro fundador de la banda Airbag, tiene listo su cuarto álbum en solitario, que lleva por título Everything to Everyone y será lanzado el próximo 8 de abril por el sello Karisma Records. En exclusiva, Nación Progresiva te presenta los aspectos más interesantes que podrás escuchar en esta nueva producción.
A través de las seis canciones que componen su nuevo trabajo, el músico noruego explora las emociones humanas y, sobre todo, el miedo a perderse a uno mismo en el esfuerzo por cumplir las expectativas de los demás.
Everything to Everyone fue producido por Riis en conjunto con Vegard Kleftås Sleipnes y cuenta con las colaboraciones de Henrik Bergan Fossum (Airbag), Kristian Hultgren (Wobbler), Simen Valldal Johannessen (Oak) y la cantante Mimmi Tamba.
La producción arranca con Run. Se trata de una pieza instrumental circular que en su inicio y final se mueve en el terreno del hard rock. Aunque lo mejor es su fase intermedia: una melodía acústica con bases atmosféricas, en la que la suavidad con que se desenvuelven la guitarra y los sintetizadores resulta sumamente agradable.
Lay Me Down avanza progresivamente a lo largo de sus casi doce minutos de duración, que son un viaje musical ecléctico y alucinante. Desde la calma inicial del bajo y la guitarra, pasando por las voces de ligera influencia soul, los riffs hard rockeros, el solo con todo el feeling del blues, hasta sus matices de post rock y psicodelia en los que la percusión tiene un papel crucial, este segundo track actúa directamente sobre el sistema nervioso de la mejor forma posible.
The Siren ahonda en la música semiacústica, donde guitarra y voz son los elementos principales dentro de un conjunto emotivo y delicado. Estos aspectos fueron representados de una forma sencilla pero adecuada en el video oficial que acompaña el single y que es protagonizado por una bailarina de ballet.
Every Second, Every Hour es la canción de mayor duración, con 13 minutos. La base principal es una balada evocativa, en la que contrastan las sutilezas de la voz con la aspereza de los riffs y, algunas veces, de los sintetizadores drone, encargados de moldear las atmósferas. Alrededor del minuto 10 llega un solo extenso, sencillo y conmovedor. Este se prolonga casi hasta la conclusión de la pista, que se diluye entre acordes acústicos.
Descending comienza con un beat ligero sobre el que avanza un juego entre las guitarras eléctrica y acústica. Poco a poco se incorporan también diversas capas de efectos que le dan un toque etéreo. Finalmente, el tema explota cerca de la mitad, con la llegada de percusiones y guitarras mucho más violentas.
El track Everything to Everyone cierra como una síntesis refinada de todo lo desarrollado en los temas anteriores, musical y líricamente. También es uno de los momentos más bellos del álbum. La balada consta de varias secciones. La primera de ellas toma forma desde el leve rasgueo en la guitarra con algunos arreglos de cuerdas que la vuelven mucho más profunda. En la segunda parte se acentúa la emotividad en las voces de Bjorn y Mimmi. Además, el piano toma cada vez más importancia, hasta desembocar en el solo del último tramo de canción, donde el ambiente es más dramático y veloz, con los riffs y la batería adueñándose de todo.
La característica principal de Everything to Everyone es su capacidad para transmitir emociones y sensaciones que van desde la ternura hasta la confusión y la rabia, algo que en distintos momentos puede resultar casi en un proceso catártico. Eso, extrapolado a lo estrictamente musical, resulta en una rica mezcla de géneros, aunque los que más destacan son el rock progresivo y ambiental.
Al escuchar Everything to Everyone, será difícil pensar en el trabajo de Bjorn Riis como algo aparte de Airbag. Las reminiscencias a la banda serán evidentes, pero su sonido tiene algo mucho más íntimo, incluso comparado con los trabajos anteriores del músico noruego. Sus 50 minutos son una gran opción para tener un viaje introspectivo en compañía de buena música.
Irene Martínez