Scott Derrickson vuelve a casa, vuelve al terror. Según sus propias palabras, la razón por la que no rodó a las órdenes de Marvel la secuela de Doctor Strange tal y como sí hizo con su primera entrega “fueron desacuerdos artísticos”, excusa por la que pudo hacer algo que le llevaba un tiempo apeteciendo, adaptar un relato corto de Joe Hill (autor e hijo del célebre escritor Stephen King). Así que en otro multiverso Scott Derrickson hubiese rodado Doctor Strange en el multiverso de la locura en lugar de Sam Raimi, pero en éste, nuestro mundo, dijo que no y filmó Black Phone, por lo que hemos sido doblemente afortunados y recompensados porque pocas cosas han sido tan de agradecer este año cómo ver volver al terror a Derrickson y al bueno de Raimi a Marvel.
Black Phone, la última película del célebre director Scott Derrickson hace honor a su buen nombre y a su merecida reputación como grande del terror. El director de la excelente El exorcismo de Emily Rose (2005) y de la espeluznante Sinister (2012) ha escrito junto a C. Robert Cargill un guión libremente basado en un escalofriante relato corto de Joe Hill, dando como resultado la que es posiblemente su segunda mejor película (yo soy fan de Emily Rose y para mí esa es su mejor película y de ahí no me bajo). Black Phone aúna en sí misma muchos de los tics e influencias del director al servicio de una historia que abraza su lado más sobrenatural sin perder ni un ápice de tenebrosidad y humor.
El film cuenta la increíble historia de Finney Shaw, un tímido y retraído chaval de 13 de una pequeña ciudad de Colorado que vive con su hermana pequeña y un padre alcohólico con la mano tan larga para beber como para pegarles con el cinturón, a consecuencia de un evidente trauma tras la repentina muerte de su mujer. Un día a la salida del cole Finney es secuestrado por un psicopática que se dedica a raptar niños que tras torturar los asesina y entierra bajo toneladas de cal viva. El pequeño se convierte en el sexto chaval en ser secuestrado a manos de este psicópata que se oculta bajo una espeluznante y misteriosa máscara y es encerrado en un sótano insonorizado, en donde establecerá contacto con los fantasmas de las víctimas anteriores usando como única vía de comunicación un antiguo teléfono negro averiado y desconectado. A partir de ese momento el chaval hará todo lo que esté en sus manos por sobrevivir, mientras su perturbado captor espera el momento adecuado para recrearse con su asesinato, y el resto de la sociedad se pregunta dónde estará el joven muchacho.
Un irreconocible y perturbadísimo Ethan Hawke se esconde bajo una careta que le cubre parcialmente el rostro y entrega una de las mejores interpretaciones de toda su carrera, llegando a helarte la sangre con su mera presencia en pantalla. Black Phone es un formidable cuento macabro para irse a la cama y no pegar ojo en toda la noche. Su malrrollera atmósfera y su sobrecogedora dosis de conexión con la realidad hacen de ella una joya del cine de terror que debería ser aclamada y venerada por los fans del género. Una exquisita película de terror que sorprenderá y asombrará a muchos por su capacidad para ser tan entretenida como siniestra e incluso divertida.
Black Phone trata diferentes forma de terror como es el bullying escolar, el maltrato doméstico y el terror sobrenatural, pero es sobre todo un cuentito macabro sobre la pérdida de la infancia y de cómo cuando ya te han arrebatado todo aquello que te caracteriza como niño, estás a merced de lo desconocido y tú mismo eres en quién único puedes confiar para sobrevivir. Scott Derrickson firma su película más evidentemente influenciada por el universo de la infancia y el terror de Stephen King y a la vez es también su obra más original y personal, al establecer un nuevo concepto de terror dentro de su muy interesante filmografía. Black Phone es tan arriesgada como interesante y seguro estimulará a aquellos que como yo aman el género en todas sus desafiantes formas.
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