
Y curiosamente, como me ha sucedido con muchos grupos, los Blondie eran unos “John Boy” particular de mi universo musical; es decir, que tal como narra la letra de la canción aludida de los Love Of Lesbian, de primeras no me gustaban nada y el paso del tiempo es el que ha hecho que me quitara prejuicios estúpidos hacia la banda liderada por la ex-conejita de Playboy Debbie Harry.
Se reirán ustedes, de acuerdo, pero la manía que tenía a los Blondie derivaba principalmente de que cuando empecé a ampliar mi conocimiento musical a comienzos de milenio a través del programa “So 80’s” de la Vh1, uno estaba obsesionado en esos días por ver videos de Spandau Ballet (la fiebre personal que me dio en aquellos días, cuando deseaba ver el video de “Gold” una y otra vez). ¿Qué es lo que pasaba? Pues simple y llanamente que de los Blondie en aquel programa repetían hasta la saciedad los videos de “Call me” y “Atomic” y en esos días no me hacía mucha gracia.
A los Blondie les conocía de oídas, ya que es común que nadie pueda negar haber escuchado alguna vez los ritmos del “Heart of glass” de su anterior disco al que hoy nos ocupará “Parallel Lines”, una canción que pensaba que Harry decía en el estribillo algo de “Duran duran” (cosas de los días en los que aún no eres experto en inglés y te suenan nombres de grupo al tun tun). Sin embargo, les puse cara a partir de aquí y hasta la simpática y carismática Debbie me caía gorda en aquellos días. ¡Qué cosas tiene el asunto cuando se tienen 18-19 años!
Pues lo dicho, que con el paso del tiempo Blondie me han terminado agradando y gustando. Pasemos a hablar algo de los antecedentes a su “Eat To The Beat”, 4º disco de estudio de la banda, que es el álbum que hoy nos atañe. El grupo había conseguido el éxito masivo precisamente gracias a su tercer y último lp “Parallel Lines”, sobre todo por “Heart of glass”, pero no estamos ante un disco que sea solamente eso, ya que otras piezas como “Hanging on the telephone” o “One way or another”, sin ir más a fondo, son tremendas. Quizás “Eat To The Beat” supone el comienzo del declive de la banda, que desembocaría en un par de años o 3 después en su disolución durante mucho tiempo; ¡qué raro que me meta con un disco que se sitúa en ese periodo vital de un grupo!, ¿eh?
Estamos ante un trabajo que denota posicionamiento de una banda. Es el disco de afianzamiento de lo conseguido hasta la fecha, y prueba es de ello que los singles y el disco funcionaron bien en las listas de ventas (por ejemplo, el lp llegó al nº1 en el Reino Unido al igual que “Parallel Lines”). Hay hueco en el disco para canciones de muy distinta textura, al igual que en la anterior obra de Blondie. Será mejor que comencemos con el repaso, que no sé si iba a apuntar algo más previamente, y como ahora no recuerdo, así les dejo de contar más rollos.
Emotiva, bonita y sentimental es “Dreaming”. Un temita pop que con lógica fue single de la obra (nº 2 en el Reino Unido, ahí es nada) y que tiene una envoltura muy alejada del sonido algo derivado del punk de los momentos más potentes de Blondie. Y es que “Eat To The Beat”, si le quisiéramos poner una denominación de género musical, sería la de punk-pop o pop-punk. “Dreaming” es rítmica, movida y deliciosa. Quizás sea algo ñoña, pero funciona y es claramente uno de los pasajes más memorables del disco. Un sonido cáustico y seco es el que ofrece “The hardest part”. Más cercana al rock y al punk, nos puede recordar a los primeros pasos del grupo y podría ser un ítem que se pudo incluir en su día en “Plastic Letters” por ejemplo. En la onda de “Dreaming”, pero si cabe con un par de vueltas de tuerca más en el sentido melancólico de su sonido, se presenta “Union city blue”. Debbie canta casi desesperanzada y a eso ayudan esos “¿Qué es lo que voy a hacer?” de su estribillo. Su melancolía sin embargo tiene momentos de intensidad que acercan a este tema pop de Blondie a la épica y también hay que destacar que fue single en el Reino Unido y allí fue moderadamente bien recibida. Quizás sea la canción que más les llame la atención en la primera escucha, ya que claramente es la pieza más, digamos, “mainstream” de “Eat to the beat”. A mi me gusta mucho, a ustedes no sé; ya comentará abajo el que lo desee. “Shayla” prosigue en el sector más sentimental del disco. Se abandona la épica y la pompa de “Union city blue” para dar lugar a un tema más íntimo de sonido baladístico, en el que Debbie Harry nos seduce con unos acertados tarareos. Muy delicada, no será el único tema de este sonido que nos encontraremos en “Eat To The Beat”. Sin embargo, acto seguido llega el turno de la canción título. “Eat to the beat” es muy directa. Una canción pop rock muy sencilla, que quizás no sea la más memorable del disco y que quizás por ello sorprende que le conceda el título. De esa forma, en parte, se la pone de relevancia, cosa que no sucedería si al álbum lo hubieran titulado de otra forma. Tampoco es que suene mal, ni tampoco molesta. Mejor resulta “Accidents never happen”. La base es latente y tremendamente acelerada, y si no lo creen, reparen en la percusión y la saltarina línea del bajo. Debbie aquí se muestra en un registro más bajo y a la par más sensual. El sentido del ritmo es muy bueno y con el paso del tiempo quizás sea una de mis favoritas de la obra. Creo que no fue single, pero sí que se grabó de la misma un sencillo videoclip, con el grupo tocando en una esquelética nave industrial; bueno, esto es por sí solo poco relevante, ya que el disco dispuso de un videoclip para cada una de las canciones. El grupo echó el resto en el apartado audiovisual.

Según pude leer en su día, y en propias declaraciones de Deborah Harry, el disco salió poco menos que “por cojones” (algo así como lo que dijo Loquillo de su disco “Hombres” de 1991 junto a Trogloditas). Parece ser que las relaciones entre los 6 miembros oficiales del grupo en aquellos días (véanse junto a Debbie a Chris Stein en la guitarra, Clem Burke a la batería, Jimmy Destri en teclados, Nigel Harrison en el bajo y Frank Infante como guitarrista), no estaban en su mejor momento.
Por ello, “Eat To The Beat” es el comienzo del camino hacia la disolución del grupo en los primeros 80. Aún les quedaría algún disco más antes de su separación hasta finales de los 90, pero no llegarían al nivel de este “Eat To The Beat”, al cual se puede criticar todo lo que ustedes quieran, pero que mantuvo dignamente el nivel que marcó el predecesor “Parallel Lines”. Incluso en aquellos días “Call me”, como single compuesto para la banda sonora de la película “American Gigolo”, tuvo un éxito y aceptación tan grande como la que por ejemplo tuvo “Atomic”; sí, también fue nº 1 en el Reino Unido.
He advertido que hablaría de ello al final, pues bien, vamos con ello. Quizás el orden de canciones invita a crear una sensación de desorden, que si queremos no verlo como imperfección, sería un retazo de la anarquía punk de donde proviene la banda. Individualmente las canciones son todas salvables, algunas menos que otras eso sí, pero no hay casos de flagrante sonrojo. Lo que pasa es que el disco, por la variedad de estilos que soporta, peca de inconsistencia y para haber ensamblado bien el conjunto habría que haber hilado muy fino en cómo colocar las canciones en fila. La tarea no era fácil y de hecho creo que ahí se erró, ya que pasar de escuchar de un tema al siguiente, a veces resulta muy abrupto.
No obstante, no seré yo quien critique a este disco con Debbie en el plano central de la foto de la portada y solamente acompañada de 2 de los otros componentes de Blondie. Está bastante bien. No tiene la frescura y soltura de “Plastic Letters”, ni tampoco es tan perfecto como “Parallel Lines”, pero es que “Eat To The Beat” tiene su propio estatus: el de un disco variado, algo anárquico y desordenado en su concepto global, que no en vano como ya he comentado antes, podría reflejar el espíritu punk del que proviene el grupo. Como a muchos familiares y amigos, hay que quererlo con sus virtudes y sus defectos, siendo más las primeras que los segundos.
Esta tarde en la sintonía de RUAH y de &radio a las 16.00h podrán escuchar en riguroso directo el 3er. programa de la temporada que versará sobre el disco “Duke” de Genesis. El miércoles podrán escuchar el primer programa entrevista de la temporada, cuyo contenido podrán conocer en los próximos días. Estén atentos.