En medio de tanta película nominada a los Oscars estrenadas estos últimos meses está Blue Valentine, una producción que ya destacó en el pasado festival de Sundance dejando un muy buen sabor de boca, pero que desgraciadamente entre el gran público ha pasado un poco desapercibida. La academia de cine americana recompensó a la película con una nominación, la de Michelle Williams a mejor actriz de reparto; pero para este blog ese reconocimiento es minúsculo, pues estamos ante una de las mejores películas de este pasado año cinematográfico (recuerdo que cuento los años cinematográficos de ceremonia de los Oscars a ceremonia de los Oscars).
Blue Valantine nos cuenta la historia de Dean y Cindy una pareja joven con una hija que está pasando por una crisis. Él es un pintor a sueldo y ella médico. En medio de sus roces diarios y para intentar solucionar sus problemas deciden canjear un cheque regalo y pasar la noche en un motel barato. Una vez allí todos los sentimientos, los resentimientos, las falsas esperanzas y los deseos no cumplidos saldrán a la luz. Paralelamente, mediante flashbacks conoceremos como se conocieron, como se enamoraron.
La primicia de la película como se deduce de su sinopsis es muy muy simple y sencilla; la película muestra la evolución de una relación de una pareja. El mérito de la película es que ésta está muy bien trabajada. Es una de esas películas en que todos los elementos que conforman un film están en un alto nivel y forman un producto muy sólido.
La película es un viaje hacia el entendimiento de una pareja: las reacciones, las emociones, las alegrías, las ilusiones, las esperanzas, los conflictos y las decepciones. El debutante Derek Cianfrance apunta maneras como director y guionista presentándonos una propuesta que innova en el cómo y no en el qué (a día de hoy es dificilísimo innovar en el qué casi todo está inventado). Se nota en cada plano que el Cianfrance se ha involucrado mucho en el proyecto y después de 6 años creo que ha podido quedarse muy satisfecho del resultado obtenido.
El film estructurado mediante un montaje que alterna el presente con el pasado mediante flashbacks tiene uno de los mejores trabajos de edición del año por parte de Jim Helton y Ron Patane. Justo en el momento exacto, se introduce el flashbacks dándole muchísima más importancia y fuerza al servir como contrapunto a la trama principal del presente. Tampoco nos tenemos que olvidar a la fotografía de Andrij Parekh y a la banda sonora de Grizzly Bear, dos aspectos que le da ese toque indie que cuando está bien hecho y justificado tiene tanto valor. Esta película tiene algo que la hace atractiva y deprimente a la vez, que te atrapa y no te deja hasta los títulos de crédito finales (otra maravilla).
Y si hablamos de elementos sobresalientes de la película no nos podemos olvidar de la pareja de actores que se cargan toda la película a sus espaldas y la defienden con uñas y dientes. Michelle Williams es la encargada de interpretar a Cindy y Ryan Gosling a Dean. Ambos consiguen que salten chispas cuando comparten plano. Su compenetración y química es simplemente perfecta. Sus respectivas personalidades y sus comportamientos parecen acoplarse como dos piezas de un rompecabezas perfecto y roto. Ambos se merecían la nominación, incluso creo que él está un poco mejor que ella, pero solo ella la consiguió.
Como conclusión una película muy cuidada, muy bien escrita, interpretada y montada con sabor indie. Una de las sorpresas de año y de visión obligada.
Nota: 9/10