Otro precioso fin de semana de primavera que no dejamos pasar de largo. Esta vez nos vamos de excursión a Bocairent, cuyos alrededores en esta época no pueden lucir más verdes, con más flores silvestres y con una explosión de colores tal, que es difícil no caer rendida ante tales encantos y repetir varias veces a lo largo del día: ¡Qué preciosidad!
El objetivo central de esta mini escapada es visitar les Covetes dels Moros, un conjunto de cuevas-ventana talladas por el hombre en la época hispanomusulmana y colgadas en mitad de un acantilado rocoso impresionante. Aunque una vez allí, aprovechamos el día para conocer más acerca de este tipo de cuevas y visitamos también las Cuevas de San Blas, utilizadas como nevero, y las Cuevas del Colomer. Y ya que estamos hacemos parte de la Ruta Mágica que nos lleva por los lugares más emblemáticos del barrio medieval de Bocairent.
Llegamos relativamente temprano a Bocairent. Un café en la plaza del Ayuntamiento, donde también se encuentra la oficina de turismo, y nos ponemos en marcha. Hay dos rutas turísticas: la Ruta de les Covetes y la Ruta Mágica. Comenzamos por les Covetes, y seguimos los indicadores que hay en la misma plaza. Les Covetes dels Moros son un conjunto de unas cincuenta cuevas-ventanas excavadas sobre una impresionante pared rocosa que da al Barranco de la Fos. En el fondo del barranco, el río Clariano. Este es el grupo de cuevas más numeroso de toda la zona. Nos acercamos a la entrada donde nos dan indicaciones de cómo realizar la visita.
Se trata de un laberinto de pequeñas cámaras, en la actualidad comunicadas, aunque no en su origen, que se utilizaban como graneros. También se dice que podían haber sido cámaras sepulcrales y no resulta desencaminado pensar así, pues este tipo de excavaciones en la roca para enterrar a los muertos ya lo hemos visto en otros lugares como Perú o Indonesia. A las cuevas ahora se accede a través de unas escaleras metálicas pero sus creadores accedían a estas cámaras a través de cuerdas. Las diferentes cámaras están distribuidas en diferentes niveles, a los que se accede por agujeros, a veces con ayuda de una estrecha escalera, otras con el impulso de nuestro propio cuerpo o ayudándonos de las muescas que hay en la roca, caminando de rodillas o en cuclillas. Una experiencia, aunque no complicada, de la que deben abstenerse aquellos que padezcan claustrofobia. Salimos de allí satisfechos de la experiencia y con la curiosidad activada por este tipo de cuevas, así que nos vamos a la Cueva de San Blas, justo al lado del camino de les Covetes dels Moros, que fue utilizada como nevero.
Es de los pocos neveros que se puede visitar desde dentro y desde donde se observa mejor cómo fue construido y por dónde se introducía la nieve, así que no olvidéis visitarlo cuando vayáis a Bocairent.
Continuamos nuestra ruta en dirección a les Covetes del Colomer, donde también se encuentra el Centro de Interpretación que nos servirá para comprender mejor tanto esta forma de construcción, como el entorno.
Estas cuevas son las más accesibles, así que han seguido utilizándose después de la etapa musulmana hasta la actualidad. Almacén agrícola, refugio durante la guerra civil, establo o palomar, de donde le viene el nombre, han sido alguna de sus funciones.
Ya es mediodía, y en este día de primavera luce un sol intenso y hace calor. Afortunadamente, no se cumplen las previsiones metereológicas que habíamos consultado.
Iniciamos la Ruta Mágica que nos lleva bordeando el río Clariano hacia el interior del barrio medieval de Bocairent. Las vistas de los edificios desdes esta parte son magníficas, parecen mini-rascacielos y en mi eterna manía de relacionar lugares vienen a mis recuerdos los pueblos de la Toscana y en especial San Gimignano, salvando las distancias.
Nos adentramos en las calles laberínticas del casco antiguo buscando sombras que nos resguarden del sol. Atravesamos por la Torre de los Portugueses y a nuestro paso salen el antiguo lavadero y la Fuente del Aljub. Plazoletas, subidas, bajadas, casas excavadas en la roca y alguna revuelta hasta que volvemos a la Plaza del Ayuntamiento.
Cerca de allí se encuentra el Restaurante El Cancell, donde, afortunadamente, habíamos reservado para comer. No teníamos referencias pero hemos acertado de pleno. La sala del restaurante es muy agradable, buen servicio y todos los platos que hemos probado estaban bien preparados. Este lugar se queda en mi agenda. Tras la sobremesa dejamos Bocairent. Nos vamos con muy buen sabor de boca de la visita realizada y del día que hemos pasado. El entorno, una maravilla, puede que no tardemos en volver.
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Bon Voyage!