Hoy traigo una receta cargada de añoranza. Una receta facilona y conocida que trae, al menos a mi mente, infinidad de recuerdos de mis tías, mi madrina, mi madre... Tardes de verano en las que nos entretenían con este tipo de elaboraciones tan apropiadas para iniciar a los niños en las tareas culinarias. Y, ha sido un día de evidentes señales de final del verano, final de las vacaciones, con atascos por la mañana y una tarde más bien gris. Día de despedida de los sobrinos que vuelven a sus puntos de origen, demasiado lejanos, después de compartir unos días muy intensos todos juntos. Día de lagrimitas, en fin. He recordado esta receta gracias a Malala, la madre de mi amiga Macu, que las sigue haciendo para sus hijas y nietas. Siempre reitero ¡qué suerte tienen! y no me canso. Ingredientes:
300 ml de leche condensada
200 gramos de galletas tipo "María"
80 gramos de coco y un poco más para rebozar.
Preparación:
Triturar las galletas, mezclar con la leche condensada y con el coco y remover hasta integrar. Pasar a un recipiente plano donde pueda extenderse la masa con dos o tres dedos de altura. Refrigerar unas horas.
Sacar de la nevera y con ayuda de un cuchillo afilado marcar cuadraditos regulares sobre la masa. Separar con ayuda de dos cucharas cada porción o cuadrado y con las manos formar la bolita.
Rebozar en coco y listas. Pueden colocarse en cápsulas mini de magdalenas.
Feliz regreso a mis niños a sus obligaciones, feliz regreso a las rutinas para todo el mundo.
¡Hasta la próxima!