Revista Humor

Bolsa de caramelos

Por Ficalmo

Me siento como aquella niña al que regalan una bolsa decaramelos: los primeros se los come feliz, pero, cuando se percata de quequedan pocos, comienza a saborearlos de otra manera.Ya no tengo tiempo para reuniones interminables, en las quese discuten normas, circulares, procedimientos y reglamentos internos, sabiendoque no se conseguirá nada.Ya no tengo tiempo para soportar personas absurdas que, apesar de su edad cronológica, no han crecido.Ya no tengo tiempo para perderlo con mediocridades. Noquiero estar en reuniones donde desfilan ‘egos’ inflados. No tolero a la gente manipuladorani  aprovechada.Me molesta la gente envidiosa, que tratan de desacreditar alos más capaces, para apropiarse de sus puestos, sus talentos y sus éxitos. Detesto,si soy testigo, los efectos que genera la lucha por un cargo importante. Mitiempo es escaso como para discutir titulares y no contenidos. Quiero la esencia, mi alma tiene prisa… Con pocos caramelosen la bolsa... Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana. Que sepa reírsede sus errores, que no se considere elegida antes de tiempo, responsable,coherente y que desee únicamente caminar al lado de la verdad y de la honradez.Quiero rodearme de gente que sepa tocar el corazón de laspersonas …Sí… tengo prisa… para vivir con la intensidad que nada mas que lamadurez puede dar. Estoy intentando no malgastar ni tan solo uno de loscaramelos que me quedan, estoy segura que serán más exquisitos que los que mehe comido hasta ahora.
BOLSA DE CARAMELOS

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