La verdad que Sasturain tiene razón. Como casi siempre.
Cuando salimos del cine lo dijimos: se perdió lo paródico, lo irónico, por lo que, aquel que no hubiera conocido al personaje del comic, podría confudirse y creer que Boogie es una exaltación al machismo, del facista, del asesino a sueldo. También dijimos que en la longitud de la película se perdieron los remates de la tira en que fue pensado y realizado Boogie, que era un Boogie en la era de Tarantino con exceso de sangre. Pero, en el fondo, la habíamos rescatado por el esfuerzo que implicó y por el reconocimiento que significaba al Negro Fontanarrosa. Además, nos dejamos impresionar por el 3D, nunca habíamos visto una película en 3D.
Ahora que leemos la crítica de Sasturain que sale hoy en Página 12 "Sangre fácil" no podemos más que coincidir porque dice lo mismo que dijimos al salir del cine y subirnos al auto pero lo dice mejor y es capaz de mostrar cómo el personaje del cine desvirtúa al del comic.
Dice Sasturain: "Así, creo que si la historieta de Fontanarrosa es una obra maestra, la película inspirada en ella es un film más, que se sostiene –apenas– a partir de la equívoca referencia al original adaptado. Es que algo fundamental se ha perdido en el traslado, en el camino de la adaptación: la ironía. Y esa pérdida, seguramente no intencional, ha sido el resultado de cuestiones / elecciones de forma y énfasis.
La parodia es prima hermana de la ironía, se alimenta y vive con ella. Pero la ironía no es algo, una marca que esté en alguna parte del texto, sino una relación sutil, un pacto tácito entre emisor y receptor, una complicidad de doble lectura que funciona como embrague y posibilita el buscado humor. El enemigo número uno de la ironía (además de la lisa y llana estupidez) son la literalidad, la hipocresía y las distintas formas de la corrección ideológica / política. Y ya le pasó en su momento al propio Fontanarrosa, con su Boogie de papel, que había medios / países en que no lo aceptaban porque temían que el público no lo entendiera...
Así, si Boogie no es leído / visto como un texto irónico, no se entiende nada. Fontanarrosa utiliza el humor negro llevado hasta el absurdo ... En la historieta, él, Boogie, es violento, misógino y cínico, pero su autor no. Claro que para poder afirmarlo hay que compartir los códigos, algo que desafía habitualmente hoy, por ejemplo, la revista Barcelona. En cambio, tangente en apariencia pero en la vereda opuesta, un personaje como Mike Hammer era fascista porque Mickey Spillane lo era. Así, hay diferencias entre el humor negro y el cinismo macabro. Requieren complicidades diferentes. La primera involucra a autor y al receptor; la segunda, al autor con su personaje.
En el caso de este Boogie de la pantalla grande, el humor y la ironía se han diluido por varias y lamentables razones".
Justo estoy leyendo un libro de Sasturain imprescindible para todos los amantes del comic argentino: "El domicilio de la Aventura", Ed. Colihue, 1995, en el que se encuentra la nostálgica "Carta al Sargento Kirk".
Blog del autor del libro de cuentos "Historias fugaces de hombres y mujeres".