Hablando con Elena un día de la repostería que mejor le sale a su madre me comentó que hacía un brazo de gitano espectacular, pero que era una receta muy difícil ... jeje, esa es la palabra perfecta, difícil, enseguida se activó mi mente y casualmente a la mañana siguiente llegó a mi poder de manos de otra compañera de trabajo una receta de brazo de gitano en 4 sencillos pasos, me dije:
- ¡Esto es el destino! a por ello ...
Me acerqué al súper a comprar los ingredientes que me faltaban en casa y tan feliz llegué a mi mesa de operaciones y me puse a trabajar.Siguiendo las indicaciones de mi "super receta en 4 pasos" mezclé 3 huevos, azúcar, un poquito de esencia de vainilla y harina con una varilla de mano hasta que ligó la masa y la dispuse en la bandeja de horno previamente engrasada con un poquito de mantequilla y horneé a 180ºC durante 25 minutos.
Abrí la puerta del horno y comprové nuevamente, como siempre últimamente, que se me había quemado ... conté hasta 100 y respiré hondo ...
- No pasa nada- me dije, -tengo mas huevos -(nunca mejor dicho)-, mas azúcar y harina, venga, vamos a pensar que he hecho mal.
Pensé cuál podía haber sido el error, si había seguido todos los pasos de la receta ... ¿en que me habia equivocado?, vale, creía tener la solución...
Hice de nuevo la masa y esta vez en una fuente de cristal plana y mas pequeña cubierta con papel de plata previamente engrasado con mantequilla, vertí la mezcla ... tenía que quedar mas gruesa y esponjosa por lo que la tapé con el mismo papel para que no se quemara y se cociera, ¡no se asara! ... coloqué esta vez la bandeja a altura media y horneé de nuevo ... ¡que nervios!, me senté al lado y cada 5 minutos habría la puerta y echaba un vistazo, poco a poco comprobaba que la masa se iba cociendo pero que no se quemaba, perfecto, habia pasado el tiempo y mi masa tenia un aspecto espectacular, uuuff, lo había conseguido ...
La dejé enfriar completamente a temperatura ambiente para poder despegarlo.
Mientras preparé el relleno de castañas:
Con la batidora mezclé 1/2 litro de leche, azúcar, las castañas y un sobre de cuajada, y según las indicaciones lo metí en la nevera para que cogiera consistencia unas 4 h.
Ya enfriada mi masa la despegué sin problemas.
La envolví en papel de film y a la nevera hasta pasadas las 4 horas del relleno para poder continuar. Como ya era muy tarde lo dejé para el día siguiente.
Me levanté de un salto dispuesta a terminar mi proyecto, abrí la nevera y cogí mi rollito de bizcocho y mi relleno de castañas, ooohhh, otro problema, noooooo.....
El relleno estaba completamente líquido, y mi marido me dijo:
-¿porqué no lees las instrucciones que dá el sobre de cuajada a ver si te has saltado algún paso?
Leí el sobre y efectivamente ponía que había que hervir durante unos minutos la mezcla para que espesara.
Eché mi relleno líquido en una cazuelita, le eché otro sobre de cuajada (por si acaso) y a hervir, removí durante al menos 7 minutos sin parar, hasta que efectivamente, eso empezó a coger consistencia, dejé enfriar y "yuhuuuu" perfecto.
Mi relleno estaba lo suficientemente espeso para poder extenderlo en mi bizcocho que desenrollé y volví a enrollar, ya sobre la bandeja que iba a emplear para su presentación.
Puse al baño María la cobertura de chocolate removí hasta su completa disolución y añadí 3 cucharadas de azúcar glass "tamizado", sin dejar de remover en todo momento, para solidificar el chocolate y poder cubrir mi rollo.
Comprobé con horror que mi chocolate que tan fino parecía se había convertido en una masa grumosa, como si fuera "hormigón armado", pero como siempre digo, no me rindo y comencé a cubrir mi rollo con este hormigón y con las manos rellené todos los huecos, con ayuda de una paleta de madera intenté igualar las paredes todo lo posible.
Para que no se notaran mucho los desperfectos adorné con un lápiz de chocolate blanco haciendo dibujos en zig-zag en los laterales y ondas por encima.
También caí en que tenía un poco de fondant blanco en la nevera y ya que parecía un tronco de árbol me inspiró hacer con ayuda de unos moldes de animales que tenía, una pequeña ardilla, que coloqué en un lateral de mi bizcocho y voilá, de apariencia al final lo apañé bastante y el sabor era sorprendentemente exquisito, la crema de castañas la verdad es que le daba un toque muy original.
Al final mas que un brazo de gitano lo podríamos bautizar como "sinfonía de otoño" o "naturaleza otoñal", ¿os gusta el nombre? el árbol, la ardilla, el sabor a castaña ...