Vela solar.
(Fuente: www.wikipedia.org)
A la "corta" distancia que nos separa del exoplaneta, hay que sumar un innovador proyecto llamado Breakthrough Starshot. Aunque su traducción literal sería avance o progreso disparo estelar, la prensa española lo ha llamado disparo estelar (es obvio que suena mucho más comercial). Pero, ¿en qué consiste exactamente este proyecto?
Aunque a muchos este nombre no os suene de nada, cuando descubrimos quienes lo dirigen nos hacemos una idea de la importancia que puede tener, al menos en el aspecto económico. El presupuesto de este proyecto es de 100 millones de dólares que han sido aportados por personas tan conocidas como Mark Zuckerberg (fundador de Facebook), el magnate ruso Yuri Milner o el físico Stephen Hawking. Sin embargo, Breakthrough Starshot está dirigido por el astrofísico Pete Worden, que llevará a cabo su tercera misión espacial como director en su carrera.
Con el dinero invertido, los ingenieros contratados por el proyecto comenzarán la construcción de unas minisondas espaciales del tamaño de teléfonos móviles capaces de alcanzar entre un 15% y un 20% la velocidad de la luz. Por ello supone una nueva esperanza a la exploración de los exoplanetas, ya que acortaría los viajes en pocos años. Para que os hagáis una idea, actualmente tardaríamos unos 75.000 años en llegar a la estrella más cercana, Próxima b, pero con estas sondas el viaje se acortaría entorno a 30 años. ¿Y cómo van a lograr alcanzar estas velocidades? La respuesta es la vela solar.
Recreación de Próxima b.
(Fuente: www.elmundo.es)
Las sondas del proyecto Breakthrough Starshot utilizarían las velas fotónicas, impulsadas con un potente láser ubicado en la Tierra. Si se quiere que la sonda alcance grandes velocidades, el láser no podría ir incorporado con ella, ya que las velas solares no están diseñadas para llevar grandes cargamentos, algo que complicaría la tarea de llegar a Próxima b en 30 años.
Una vez construidas las minosondas, estas serían lanzadas al espacio mediante una nave nodriza de mayor tamaño. Cuando saliese de la atmósfera gracias al impulso de un cohete tradicional, desplegaría las minisondas de pocos centímetros de tamaño y gramos de peso, permitiendo a la sonda madre cargar con miles de estos dispositivos. Debido a su pequeño tamaño, es posible que durante el viaje por el Universo interestelar varias de ellas no lleguen a su destino, así que es necesario lanzar muchas para aumentar la probabilidad de éxito. En el caso de que llegasen a su destino, las sondas estudiarían la estrella Próxima Centauri y el exoplaneta más cercano a nuestro planeta, además de estudiar la posible existencia de otros cuerpos orbitando a su alrededor. Todos los datos se enviarían mediante un pequeño sistema de envío láser a la Tierra, tardando unos cuatro años, ya que el láser, al fin de al cabo, es luz y este tiempo es el que tardaría la información en llegarnos.
Este proyecto tan ambicioso despegaría en el año 2036, por lo que tendríamos que esperar hasta 2070 para conocer los primeros datos. El proyecto Breakthrough Starshot permitiría a la Humanidad conocer lugares del Cosmos que hasta ahora nos eran desconocidos, lugares tan alejados como Próxima b y otros exoplanetas, de los cuales alguno podría ser nuestro nuevo hogar.