Breve Encuentro (IV): los hermanos Farrelly

El mal gusto como materia prima de la comedia

There's something about Mary (1998)

Ya va siendo hora de tocar un poco la comedia y apartar el thriller y la acción (de momento al menos) y qué mejor manera que hacerlo que con los creadores de varias de las risas más desternillantes del cine americano más gamberro y políticamente incorrecto como son estos dos hermanos, ambos directores y guionistas de sus propios proyectos, ya más cerca de los 60 que de los 50 años, que consiguieron varios de los éxitos más importantes de la comedia norteamericana del último cuarto de siglo, instaurándose como los reyes de un género que antes tuvo entre sus máximos exponentes a personajes de la talla como Charles Chaplin (hasta la llegada del cine sonoro), los hermanos Marx (ya con el sonido on), Jerry Lewis, Mel Brooks y ya a finales de los 70 y 80 Jerry Zucker y todas estas películas que terminaban en …como puedas, que quizás son el mejor ejemplo para ver la evolución de los gustos de la audiencia en lo que a humor se refiere y por qué triunfaron tanto los Farrelly en su momento (con sus últimos films ya no tanto, debido a que quizás el público se cansó de ellos como se cansa de todo pasado un tiempo prudencial).

Dumb & dumber (1994)

Pero su influencia está fuera de toda duda en realizadores de comedia recientes como Judd Apatow (Virgen a los 40, Lío embarazoso) o Todd Phillips (Viaje de pirados y el film de culto Resacón en Las Vegas) especialmente gracias a sus primeros trabajos, entre las que cabe nombrar, debido a su celebridad, Dos tontos muy tontos o Algo pasa con Mary, aunque no son las únicas ni las mejores, para mi gusto al menos). Sin más pasemos a revisar brevemente lo más destacado de sus carreras (a falta de haber visto Los tres chiflados, Matrimonio compulsivo y Amor en juego, aunque tengo curiosidad por ver qué han hecho con esta última, basada en  una novela tan británica, cuando su humor es tan distinto al de ese país)

• Dos tontos muy tontos (Dumb & dumber, 1994): film con el canadiense Jim Carrey ya en la cima del star system gracias a La máscara (The mask, Chuck Russell, 1994) y la primera parte de Ace ventura (Ace Ventura. Pet detective, Tom Shadyac, 1994), películas sin duda divertidas pero que no lo eran tanto como esta primera colaboración con los hermanos Farrelly, colmo de la estupidez y la desfachatez más absoluta. Con estructura de road-movie, presenta a Carrey acompañado de Jeff Daniels, rostro conocido y secundario de Hollywood que asumió aquí uno de sus pocos (si no el único) rol de co-protagonista. Tendrán que viajar por todo el país simplemente para devolver una maleta a una mujer de la cual se enamora al instante Carrey. Fue un boomsólo comparable con su posterior Algo pasa con Mary (mejor diría yo), para no parar de reír durante las dos horas (y creo que y pico) que dura (larga, ya lo sé).

• Vaya par de idiotas (Kingpin, 1996): personalmente considero a esta parodia de El color del dinero (cambiando el billar por los bolos, y quizás porque sé que es una parodia de aquél film me gusta tanto) como el trabajo más conseguido de estos dos hermanos, pese a que hoy en día quizás es la que se mantenga en un mayor olvido, resultando además un estrepitoso fracaso comercial. Presentaba a Woody Harrelson como un absoluto loser y a Randy Quaid (hermano de Dennis Quaid), como un miembro de una comunidad Amish que forman equipo para ir de bolera en bolera timando a la gente (como hacían Paul Newman y Tom Cruise en cada sala de billar en aquél film de Scorsese), pero el que se merienda la película (por descojonante y despreciable) es Bill Murray. Las bromas y chistes sobre sexo y asquerosidades son constantes (especialmente desternillante era aquella parodia de Una proposición indecente), como en toda película de estos señores, pero lo que da un sentido realmente memorable a la función es el hecho de que tome, como ya se ha comentado, una película de prestigio como punto de partida.

• Algo pasa con Mary (There’s something about Mary, 1998): trampolín al estrellato para la pareja protagonista, compuesta por Ben Stiller y Cameron Díaz, pese a que ya eran conocidos para el aficionado. Curiosamente es la que menos risas me sacó de estas tres primeras películas comentadas, pese a que es indudablemente hilarante de principio a fin y también y posiblemente (me aburre mirar números en internet) su mayor éxito comercial. Los chistes y bromas sexuales (el semen en el pelo) y el mal gusto y la crueldad (el hermano retrasado de Cameron Díaz) continúan aquí por los cuatro costados, aunque mezclados con cierta estructura de comedia romántica. Seguramente queda como una de las comedias clave de los 90.

• Yo, yo mismo e Irene (Me, myself and Irene, 2000): segundo apretón de manos entre Carrey y los hermanos e inicio del declive de estos realizadores, pese a que aún despacharon un producto que rozaba el notable, con un Carrey que se presenta como un policía al que todo el mundo vacila y toma el pelo, hasta que se alza su otra personalidad, un cabrón en toda regla. Tiene unos primeros 30 minutos realmente memorables, pero ni de lejos está a la altura de su período hasta Algo pasa con Mary, con un montón de ideas sin desarrollar (o sea, sin contar chistes de mal gusto). Pese a todo, se disfruta y mucho si se es fan de los Farrelly.

• Osmosis Jones (2001): original (cuanto menos) propuesta que usaba los dibujos animados para contar una historia a la que le faltó más mala uva desde el principio. Sin embargo, se deja ver con cierta comodidad, con un Bill Murray (en su segunda colaboración tras Vaya par de idiotas) al que le atacan virus dentro de su cuerpo y Osmosis Jones (una célula blanca irónicamente interpretada por el negro Chris Rock) tendrá que defender su sistema inmunitario. Algo así como una versión gamberra de aquella serie llamada Érase una vez el cuerpo humano, para que os hagáis una idea. De lo más alejado de sus trabajos más redondos.

• Amor ciego (Shallow Hal, 2003): con esta propuesta con Jack Black los Farrelly remontaron ciertamente el vuelo tras ver tambalearse su trono como reyes del humor con sus dos anteriores trabajos, para después ya definitivamente parece ser que entregar su corona. Divertidísima y entretenidísima, cuenta la historia de dos amigos físicamente no muy agraciados que buscan a la mujer perfecta hasta que uno de ellos sufre un encantamiento y empezará a ver a todas las chicas obesas como mujeres con una silueta perfecta, con todas las burlas que recibirá de su amigo, especialmente cuando se enamore de una (Gwyneth Paltrow) que para colmo es hija de su jefe. Sin duda en la superficialidad de su planteamiento (y de sus personajes) reside su originalidad, convirtiéndose en una de las comedias clave y más inteligentes del nuevo siglo.

• Pegado a ti (Stuck on you, 2003): segunda película que estrenaron en 2003 junto con Amor ciego, siendo los resultados sensiblemente distintos, con dos actores que odio como Matt Damon y Greg Kinnear como dos hermanos siameses. Ñoña de principio a fin aunque sigue presentando esos personajes con defectos físicos y mentales tan propios de sus cintas y que tanto gustan al espectador (al que le guste ese tipo de humor, claro). Pese a todo eso, se olvida una vez se ha visto. De lo más flojillo de su filmografía.

• Carta blanca (Hall pass, 2011): aclamada por la crítica, no está mal pero personalmente se queda en la superficie de lo que propone, que no es otra cosa que una semana de libertad absoluta para dos amigos casados (entre ellos el insoportable Owen Wilson) proporcionada por sus esposas, hartas de ver cómo intentan ligar con todo lo que se mueve. Aún así, promete escenas desternillantes como la del pene negro o la de los pedos. Entretiene y se pasa un rato divertido, pero se nota que los Farrelly han perdido el toque y la chispa (y la incorrección política a la vista de su final) de sus primeros trabajos, al menos a falta de ver los trabajos mencionados en el segundo párrafo de la entrada.