Últimamente cuando se me ocurre algo sobre lo que escribir siempre pienso: «eso es de persona mayor y te estás repitiendo». Y es así, pero ¿por qué me preocupa ahora? Cuando empecé a escribir lo hacía sobre cosas que me preocupaban como madre de familia con dos niñas pequeñas y me repetía muchísimo, pero no me importaba nada. Esta mañana mientras tendía la ropa antes de irme a trabajar (algo que comparto con mi yo de entonces) esta reflexión le ha hecho un placaje a lo que sea que me había inspirado y la idea ha huido despavorida. ¿Volverá? No lo sé. La cuestión es: ¿por qué no importaba entonces y ahora sí? Esta preocupación por repetirme choca con la comprobación de que con la edad todo te importa menos. Había oído hablar de este fenómeno, de la increíble cualidad de que todo te impacte menos, te importe menos y sus repercusiones se apaguen antes. Ahora mismo me sorprende lo poco que me cabreo o cómo, cuando lo hago, las llamas de ese cabreo que hace diez, ocho o tres años hubieran acabado con un bosque, se apagan enseguida porque pienso: «bah, ¿para qué?».
¿Por qué me preocupa repetirme? Es más, ¿a quién le importa?
Julia Dreyffus ha sacado un podcast. Otra famosa con podcast, la peste. Pero Julia me cae bien y la premisa del podcast me pareció interesante. Wiser than mese titula y la idea es entrevistar a mujeres mayores que ella (tiene 60). Como cualquier otro podcast con famoso que se precie y que pretenda tener algo de repercusión para el primer episodio han buscado una invitada con tirón, con mucho tirón, y la verdad es que lo han hecho bien: Jane Fonda. Las escuché charlar mientras cambiaba las sábanas de mi cama (por favor, grandes placeres de la vida: hacer bien la cama y acostarse con sábanas recién lavadas y planchadas) y apunté algunas cosas. Jane Fonda* contó que ahora no tiene pareja, que la última vez que estuvo desnuda delante de un hombre fue hace unos años y que ahora ya no se atrevería. Contó también que, a lo largo de su vida, cada vez que se ha encontrado pensando en cómo sería el funeral de su pareja se ha dado cuenta de que la relación se había terminado. En fin, Jane, yo te adoro, pero fantasear con ver a tu pareja muerta no me parece una señal sutil de que estás muy fuera de esa relación. Por supuesto ella ya tiene claro quién va a hablar en su funeral y la música que sonará; y su consolador favorito, obvio, es el conejo. Lo que subrayé en mis notas fue esta frase: «“No” is a complete sentence», una frase que ella escuchó decir a Anne Lamott. “Totalmente de acuerdo”, pensé; y luego recordé que hace unos años escribí sobreEl No Absoluto y cómo hay que aprender a decir que «NO» sin añadir nada más.
«El NO absoluto es tu aliado, aprendes a usarlo sin vergüenza, sin disimulo. Lo blandes como una espada por encima de tu cabeza y con él asestas golpes a diestro y siniestro con la precisión del Pirata Roberts. La alegría y precisión con la que manejas el NO te salva de intercambios agotadores porque aprendes que ante un no disfrazado la gente no se rinde. “Pero, ¿por qué?”; “pero ¿le darás una vuelta?”, “pero a lo mejor sí, ¿no?”. Un NO rotundo lanzado en la conversación o escrito en un mail paraliza, aplasta, congela. ¿No vas a dar explicaciones?
NO».
«NO» es una frase completa. No le falta nada.
Tengo unas agujetas espantosas. Me pasa cada vez que estoy más de quince días sin hacer sentadillas. La pregunta que me hago a mí misma no es «¿por qué estás sin hacer sentadillas quince días?», sino «¿para qué haces sentadillas dos veces a la semana o tres?». La respuesta es que no lo sé. ¿Me encuentro mejor? ¿Burbujean las endorfinas en mi organismo cuando cada mañana termino la maldita tabla de ejercicios? No y no. ¿Por qué lo hago? No lo sé. O sí. No. Mira, da igual: tengo unas agujetas que dan vergüenza porque camino como Clarita, la de Heidi, cuando dio sus primeros pasos tras lanzar la silla por el precipicio.
Esta semana entré en Mango como si fuera rica y tuviera criterio. Paseé entre los percheros eligiendo vestidos largos: uno, dos, tres, cuatro y cinco. El lunes devolveré uno, dos, tres, cuatro y cinco y volveré a coger otros. No son para mí: son para mi hija. Le he cogido manía a la ropa, me parece una trampa. Esta semana, después de diez años, dos meses y ocho días, he tirado a la basura mi albornoz. Su vida útil y, sobre todo, digna se había terminado.
Decía Séneca a propósito de los viajes: «Estar en todas partes es estar en ningún sitio. La gente que pasa la vida viajando y visitando infinidad de lugares encuentra hospitalidad pero no verdadera amistad». No sé cuánto viajaría Séneca y además me da igual. Cuando esta semana leí esta cita pensé no en viajar mucho sino en estar cada día pendiente de mil quinientas cosas y no hacer ninguna bien. Cuando quiero escribir algo aquí busco el hueco en la semana y sigo el hilo de la idea que se me ha ocurrido entre la maraña de pensamientos que ocupan mi cabeza. Leo también por ahí que hay un dicho noruego que dice que lo más difícil de un viaje es salir por la puerta. Para mí lo más difícil son los días previos en los que pienso: «¿Para qué me he metido en esto?». Si lo aplico a la escritura, el principio tampoco es lo más difícil, lo peor es cuando se atraganta la escritura y no consigo sacar nada decente.
Hay semanas en que me cuesta la vida encontrar la idea y se me atraganta la escritura.
Ésta ha sido una de ellas.
ACarmen Pacheco le ha pasado lo mismo. A lo mejor han sido los turistas.
*Haceos un favor: entrad en Filmin y ved En el estanque dorado, una de las películas más bonitas de la historia y en la que Jane coincidió con Katharine Hepburn, que tenía entonces 1500 años y que le dijo, al conocerla, «no me gustas».
A propósito del podcast de J.K Rowling que recomendé hace poco, quiero dejar claro que yo no comparto las opiniones de Rowling. Para mi, los derechos de las mujeres trans no constituyen ninguna amenaza, ni sus derechos ni ellas, faltaría más. Una amable lectora me mandó este video de una de las mujeres que participa en el podcast y que se arrepiente de haberlo hecho. Es largo, dura casi dos horas, pero merece la pena porque da otra perspectiva con la que estoy muy de acuerdo. ¿Coincido al 100%? No, claro que no. Pero me ha hecho pensar más. Muy recomendable. Si queréis recibir las entradas en el correo, podéis suscribiros aquí.