Revista Cultura y Ocio
Desafortunadamente los grupos mexicanos de rock progresivo han enfrentado desde siempre el desinterés de las organizaciones públicas y privadas, las cuales invierten dinero y esfuerzo por traer grupos de rock extranjeros. No está nada mal que las diversas agrupaciones del rock progresivo visiten México y ofrezcan conciertos para el deleite de quienes gozamos de tales presentaciones. Lo que sí ha hecho falta son los apoyos para que el rock progresivo nacional se desarrolle musicalmente y alcance la madurez esperada desde hace varias décadas.
Por Óscar Muñoz
La primera parte de esta serie de artículos puede leerse aquí.
A pesar de lo anterior, hay en el escenario progresivo aproximadamente una docena de bandas que han destacado en el plano nacional e internacional. Algunas de ellas han acumulado una vida artística de más de treinta años, además de Decibel. Por ejemplo, Cast, una agrupación de progresivo sinfónico de Baja California, tiene en su catálogo poco más de veinte discos. Su origen data de 1978, pero su primer disco, “Landing is a serious mind”, vio la luz en 1994.
Realmente poco se sabe del periodo comprendido entre el año en que nació el grupo y el momento en que fue publicado su primer disco. A partir de entonces, la banda ha alcanzado un importante reconocimiento internacional, luego de algunas giras en una docena de países. Aunque lo más importante es el progresivo que han creado en todos estos años. Los discos más relevantes y altamente valorados han sido hasta ahora “Arsis”, de 2014, y “Originallis”, de 2008.
A partir del inicio del siglo XXI, el grupo muestra una inclinación hacia el Neo Prog y determina su línea musical como progresivo sinfónico. De ahí que hayan sido muy bien calificados por la crítica los discos indicados arriba. Sin embargo, a pesar de lo señalado, su estilo ha sido muy difícil definirlo, ya que es posible encontrar tintes musicales muy diversos, todos en la dimensión marcada por el grupo Genesis, como le sucedió a Marillion. Un dato final, que es como un plus de la agrupación, es que Alfonso Vidales, a quien se debe la formación de Cast en 1978, es el creador del festival de rock progresivo “Baja Prog”.
Otra institución nacional del rock progresivo está en una persona, José Luis Fernández Ledesma, quien inició su incursión en este género musical desde 1985, año en que fue publicado el disco “Y murió la tarde”, del grupo Nirgal Vallis, del que fue miembro y líder. Esta primera y única producción musical de la banda incluyó piezas con características propias del progresivo sinfónico, aunque con una importante dosis de Prog Folk.
A diferencia de la música de Cast, la de Nirgal Vallis resulta más ligera y suave. De ahí que algunos críticos consideren que la música del grupo pertenece más al folk que al sinfónico, y esto es lo que menos importa. Lo que vale más es el resultado musical y la conmoción que origina en la audiencia. Y ello a través de la creación y la instrumentación (teclados, violines, jaranas, madolinas, kalimba, guitarras acústicas y eléctricas y voces femeninas).
Después de la primera experiencia grupal, José Luis Fernández Ledesma emprende una carrera musical muy diversa casi siempre en solitario. Aunque en la mayoría de sus proyectos musicales destaca la participación de su compañera de viaje, Margarita Botello, quien es cantante y tecladista de la agrupación de José Luis. En este peregrinar por el progresivo, este músico ha tenido mayor acercamiento hacia el progresivo de vanguardia desde la disolución de Nirgal Vallis, lo que le ha valido un reconocimiento nacional e internacional. Es considerado un multiinstrumentalista muy bien valorado, ya que domina una amplia diversidad de instrumentos de cuerda, de viento, de percusión, además de los teclados. Los elogios más importantes han venido de rockeros progresivos como Chris Cutler, ex integrante de Henry Cow y Art Bears, entre otros.
La de los acertijos, incluida en el disco “Sol central” (José Luis Fernández Ledesma/Margarita Botello, 2000).
La música de José Luis tiene una diversidad de influencias, desde el Krautrock alemán hasta el Avant Prog. Por lo mismo, su música también es diversa. Por ejemplo, su disco “Al filo” (2002) ofrece un progresivo oscuro y siniestro, lo que provoca sensaciones de desolación, en tanto que el disco “Sol central” (2000) regala un panorama musical altamente colorido, que causa impresiones contrarias. Ente los discos más valorados por la crítica, destacan “Sol central” y “Designios”, con la colaboración ineludible de Margarita Botello. Además, José Luis ha colaborado con otros importantes músicos vanguardistas, como Alquimia y Oxomaxoma. Y, al margen del rock progresivo, Fernández Ledesma también ha creado música para otras latitudes: ha compuesto piezas para teatro, ballet y cine.
Finalmente, será imprescindible escuchar, por lo menos, una pieza musical de cada uno de estos representantes del rock progresivo mexicano, uno sobre la línea del sinfónico, como Cast, y el otro en una dimensión ciertamente vanguardista, como lo es el progresivo de José Luis Fernández Ledesma (y Margarita Botello).
Óscar Muñoz