Revista Expatriados

¿BRICS o BRCS?

Por Tiburciosamsa


Ahora que las cosas en EEUU, la UE y Japón andan tan chuchurrías se ha puesto de moda hablar de los BRICS, que parece que van a venir a salvarnos del marasmo económico en el que nos hemos metido. El acrónimo BRICS está formado a partir de las siglas de esas economías triunfadoras: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Lo malo es que, a lo mejor, más que de BRICS, deberíamos hablar de BRCS, que es mucho menos pronunciable.
Una moda entre los geopolíticos es la de hablar de la rivalidad entre las dos grandes potencias asiáticas, China y la India. A mí no es algo que me quite el sueño, porque los geopolíticos son muy dados a las pajas mentales y a ver potencias emergentes en todas partes. En los años 10 del siglo pasado Argentina iba a ser la gran potencia del mundo. En 1957 “Foreign Affairs” afirmaba que la economía soviética superaría a la norteamericana en los 70. Un guru de los 70 veía a Francia como la gran potencia del año 2000, mientras que diez años después centenares de analistas decían que Japón dirigiría el mundo. ¿Se ve por qué las profecías de los geopolíticos no me quitan el sueño?
Más me preocupa otra moda que ha surgido entre los economistas en los últimos meses y es la de reducir a la baja las expectativas de crecimiento económico de la India y empezar a pintar un panorama color de hormiga. Sí, ya sé que los economistas no han destacado por su presciencia últimamente, pero en esta ocasión pienso que aciertan.
El ADB (Banco Asiático de Desarrollo) redujo este verano su pronóstico del 7% al 6’5% para 2012. El FMI rebajó sus expectativas en un 0’7% (la rebaja más fuerte en sus expectativas para los distintos países, que ya tiene que ser deprimente que te apliquen una rebaja mayor que a Grecia), dejando su pronóstico de crecimiento para la India en un 6’1%. Hasta el propio Banco de la Reserva de la India se ha visto obligado a rebajar en un punto sus expectativas para este año, dejándolas en el 6’5%. Los analistas privados son aún más pesimistas: Nomura bajó su pronóstico del 6’7% al 5’8%, Goldman pasó del 7’2% al 6’6%, Morgan Stanley lo dejó en el 6’3% y el Bank of America en el 6’5%.
Sí, ya sé que son tasas de crecimiento que ya las querríamos nosotros, pero algo me dice que en los próximos meses veremos nuevas rebajas de las expectativas. Además, junto a esos pronósticos a la baja hay otro al alza y que no para de subir: la tasa de crecimiento de la población. En la actualidad esa tasa es del 1,58% anual y al ritmo que lleva para 2030 la India tendrá 1.500 millones de habitantes. ¡Y qué habitantes! Sólo con que la cifra del CIA World Factbook del 25% de la población viviendo por debajo del umbral de la pobreza sea cierta, eso supondría que en la actualidad hay 300 millones de indios que apenas tienen para subsistir. Por cierto que la cifra de la CIA no es la más alta de las que circulan. Para el Banco Mundial la proporción es del 32’7%. Y más todavía: el 50% de los indios tienen menos de 25 años y sólo hay 940 mujeres por cada 1.000 hombres. Menudo futuro para las nuevas generaciones: desempleados y matándose a pajas.
Para rematar, tanto los analistas públicos como los privados creen que el gobierno indio no tiene margen de maniobra. Hay fuertes presiones inflacionistas, que impiden una expansión de la masa monetaria para estimular la demanda. El gasto público está desbocado y mejor no pensar en utilizarlo como herramienta de la política económica. Durante los pasados cinco años creció a razón de un 20% anual. El gobierno espera reducir el déficit fiscal al 5’76% en el año fiscal 2012-2013 (el año fiscal termina en marzo). Se admiten apuestas. En este contexto, no es de extrañar que los inversores se tienten la ropa antes de meterse en la India.
Lo peor es que si uno mira el panorama político, hay todavía menos razones para el optimismo. El Partido del Congreso, que está en el poder, siempre ha tenido querencia por el gasto público como fórmula para seducir a los votantes. Esa querencia ahora se ve reforzada por los partidos regionales con los que gobierna, que desean llevarse fondos para sus estados, y por el hecho de que habrá elecciones en 2014 y el liderazgo de Rahul Gandhi no acaba de consolidarse. Lo que no consiga su carisma, tendrán que conseguirlo las rupias.
Terminaré con una nota de optimismo: puede que las perspectivas económicas de la India no sean buenas, pero al menos ellos no tienen que llorarle a la Merkel.

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