Revista Cocina
Bristol: Por la Orilla del Río Avon hasta el Puente Colgante de Clifton
Por Atableconcarmen @atableconcarmenApenas hace un par de semanas hicimos las maletas, cogimos una buena oferta de vuelo low cost y un hotel, la mejor relación calidad/precio que pudimos encontrar, y nos escapamos al Sudoeste de Inglaterra a visitar Bristol, Bath, Salisbury y Stonehenge. Ya sabéis cómo me gustan estos viajes, lo bien que me vienen para desconectar y, como digo yo, cansarme de otra forma. Cuando viajo me gusta ser yo quien organiza las escapadas, las rutas, los desplazamientos, dónde ir, dónde comer, etc. y eso lleva mucho mucho tiempo, así que contrasto por la red experiencias de otros viajeros y me voy quedando con lo que me gusta. Es justo que yo devuelva esa ayuda de la misma forma, así que voy a utilizar el blog para compartir mi experiencia. Comenzamos por Bristol: Por la orilla del río Avon hasta el Puente colgante de Clifton.
Sólo teníamos cuatro días, pero cuatro días completos, que pueden parecer escasos, pero si se saben aprovechar bien ¡la de cosas que podemos hacer!.Nosotros establecimos el "campamento base" en Bristol, pero la idea era visitar también Bath y Salisbury.
Mientras preparaba el viaje, en más de una ocasión leí que Bristol se puede ver en un día, sin embargo, a mi me quedaron muchísimas cosas pendientes de visitar, por lo que depende de cómo os guste o no visitar una ciudad, mi recomendación es que cómo mínimo hacen falta dos intensos días. Es una ciudad de gran ambiente universitario, mucha gente joven con ganas de divertirse y donde no resulta difícil cruzarse con los "Erasmus" y algún familiar o amigo que ha ido a visitarlos. Como prioridad 1 tenía señalada la visita al elegante, agradable y residencial barrio de Clifton, el Clifton Village, que situado en una colina goza de las mejores vistas sobre la ciudad. Allí se encuentra también el impresionante Puente Colgante de Clifton que cruza el río Avon. He dicho que está situado en una colina, así que calzad zapato muy cómodo y apto para largas caminatas. Nosotros para "endurecer" algo más esta ruta, nunca nos gustan las cosas fáciles, casí la fuimos recorriendo en zig-zag. Ahora caminamos bordeando el río Avon y disfrutamos de los juegos de luces del día con las formas caprichosas de las nubes, ahora nos desvíamos y visitamos la Catedral. Y ya que estamos aquí nos desvíamos un poquito más y subimos a la Torre Cabot desde donde obtenemos las mejores vistas en 360º de toda la ciudad. Mira por donde que se pone a llover justo cuando llegamos a lo alto de la torre, pero no hay problema por que allí estamos a cubierto. La Torre Cabot está en el centro de un precioso parque situado en una colina, así que se está allí tan bien, rodeados de árboles majestuosos, con una variedad de tonalidades de verdes impensables y con alguna ardilla que nos sale al paso, que no podemos evitar pasear un rato por él. Retomamos el camino y enfilamos una sucesión de calles empinadas que nos llevarán al Clifton Village. Casi sin darnos cuenta el paisaje comienza a cambiar, las calles son más anchas, las casas más bonitas y un montón de pequeños y curisosos comercios, así como pequeños restaurantes salen a nuestro paso. Nosotros seguimos hacia nuestro destino: el Puente Colgante Clifton. Cuando por fin llegamos, nos damos cuenta que ha merecido la pena, no sólo por la majestuosidad del puente, sino por las vistas y por la zona. Cruzar el puente tiene un pequeño coste para el tráfico rodado, pero no, si lo pasamos andando. Así que por si no habíamos andado suficiente, lo cruzamos, y anotamos 414 m. más a nuestro recorrido. Mediodía pasado, casi las primeras horas de la tarde. Durante el trayecto se me queda grabado en la retina un restaurante, se trata de una especie de Brasserie francesa, Côte, de elegante decoración, nada especial, pero me ha parecido muy agradable. Cansados y hambrientos, me pregunto si nos darán mesa. Algo escépticos nos acercamos y ¡genial!, podemos quedarnos. En ese momento no lo sé, pero con los días descubro que se trata de una franquicia de la zona. La Brasserie está bien decorada, el servicio es bueno y comimos bastante bien. Apenas había gente, pero quizás fueran las horas intempestivas a las que fuimos. No sé si a vosotros os pasa, pero en Inglaterra es donde más difícil encuentro comer bien. Me explico. Puedo encontrar restaurantes italianos de todos los tipos, de comida hindú francamente muy buenos, sobre todo en Londres, donde también se pueden encontrar buenos restaurantes chinos, pero restaurantes de comida tipo ... ¿continental? Es más complejo. Es verdad que hay muy muy buenas opciones a precios desorbitados, de los que vas por alguna celebración o uno de los días del viaje, pero no son una solución para todos los días. Y yo no tenía ganas de guisos y carnes con la típica "salsa marrón", así que la opción elegida, Brasserie Côte, reunía los requisitos mínimos que exigíamos en ese momento. El menú que elegimos fue de lo más normal, pero rico, se trataba de reponer fuerzas: Focaccia de cebolla y queso, Espárragos a la plancha, un filete de carne con patatas, una buena copa de vino y un helado de chocolate, nos dejaron más que satisfechos.
Y después de este descanso, con las energías renovadas, nos dispusimos a deshacer el camino andado, esta vez de bajada. Variamos el itinerario, aunque volvimos a desembocar en el río, resulta de lo más agradable pasear por él, y así llegamos hasta el centro de Bristol. La última visita cultural de la tarde fue a la Iglesia de St. Mary RedCliffe y de ahí a otra "iglesia" a tomarnos unas pintas ¡estamos en Inglaterra!
Próxima estación, Bath: Termas Romanas y la Elegante Pump Room. ¿Nos acompañáis?