Revista Coaching

¡Brrr, qué frío!

Por Carmentxu

No va a nevar en esta ciudad que me congela. No por falta de frío sino, simplemente, porque los hados no nos quieren tocar con el don de la lluvia. Pero hace un frío tremendo, paralizante. La primera idea que me ha venido hoy a la cabeza al despertar (dos horas más tarde de que sonara el despertador, apagarlo y decidir quedarme un rato más bajo el nórdico) ha sido que llevaba botas de agua puestas: a topos, para más señas. Era el último retazo de un mundo onírico que moría definitivamente al meter los pies en las zapatillas e incorporarme para ir irremisiblemente hacia la cocina y hacer café. La primera tentación ha venido en forma de absentismo laboral: no por no trabajar, sino por no salir de casa hoy. Descartada la idea, he encendido el radiador: 11 grados en este pequeño estudio donde escribo. Ahora la estación meteorológica marca 16. Temperatura aún de desasosiego, por eso muevo mis dedos rápidos en el teclado: hay que evitar la cangrena.

Cosas que hacer cuando hace frío

La idea de un fin de semana helador, sin vida social a la vista, me reconforta y templa el espíritu. Y he hecho una pequeña lista mental de cosas que se pueden hacer cuando hace frío:

1- Leer. Esa novela que no hay manera de acabar a base de 15 minutos cada día en el tren, ese suplemento dominical que amenaza obsolescencia en la mesa de centro, artículos de diario interesantes para nosotros que las prisas descartan. Lo que sea, la cuestión es permanecer junto al radiador.

2.- Ver una película. No ha de ser un clásico ni una de las recomendadas por los medios especializados que resultan ser un verdadero tostón: este fin de semana bastará con que entretenga o, simplemente, sea un buen run-run de fondo de un sueño reparador a media tarde.

3.- Cocinar. Además de su carácter práctico por motivos evidentes, esta actividad calienta el cuerpo, aunque el vapor del cocido no sea el mejor acondicionador de pelo del mundo.

4.- Limpieza. Las polillas con las que convivo crean un paisaje que nada tienen que envidiar a cualquier desierto de Arizona. Aunque les he empezado a coger cariño y estoy a punto de ponerles nombre, no cabemos todas en casa. O ellas o yo, y yo no pienso irme.

5.- 'No existe mal tiempo, sino ropa inadecuada', dice una ex compañera de trabajo noruega, acostumbrada a vivir buena parte del año en la oscuridad y a temperaturas bajo cero, así que habrá que pertrecharse con los modelitos más tupidos y polares para aguantar con la mayor dignidad posible.

6.- Llamar (por teléfono) a amigos y familiares. Y hablar con ellos del tiempo, recoger nuevas ideas y saber de sus remedios contra el frío. Ninguna posibilidad es descartable.

7.- Escribir. Por lo que decía antes de evitar la cangrena, aunque las ideas se cuarteen heladas y se pierdan las conexiones entre ellas dejando un discurso disperso. El objetivo es recomponerlas cuando encuentren el camino de salida a través de las yemas de los dedos.

8.- Ver la tele. (Véase punto 2).

9.- Orden mental. Para empezar, pasar las fotos del ordenador a CD’s, tirar las facturas, publicidad de pizzas y el orden del día de la reunión de vecinos. Para los nostálgicos, repasar los álbumes de papel de cuando se ponía todo el corazón al hacer una foto. Despejar la mesa del estudio, que en estos momentos parece la de un esquizofrénico.

10.- Epílogo: Evitar las información económica y aquellas relacionadas con el congreso y resurrección del PSOE, que amenaza con parecerse a las dos tazas que nos están dando con la refundación del capitalismo. Si caes en ellas, empezarás a creer que de un momento a otro va a haber un corte de luz y morirás congelado.

18º C cuando dejo de escribir esto. Hora de apagar el radiador y salir tiritando. Feliz fin de semana. ❆

 


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