Las bruschettas son de mis opciones favoritas para un brunch de domingo, un almuerzo ligero o el picoteo (que aquí le llamamos "picada") con amigos mientras nos distendemos con una buena charla y mejor compañía. Mucho más todavía si las preparamos sobre pan casero (como en este caso). Será que tienen todos los encantos de un sándwich, pero con algo menos de pan; de modo que me siento menos culpable y más liviana al comerlas... Además, admiten miles de combinaciones, quedando siempre sabrosas y tentadoras.
Hoy les propongo unas deliciosas bruschettas con hongos Portobellos, cebollas moradas, un sabroso queso Parmesano, rúcula selvática fresca y bien tierna, y un aderezo apenas picante que se complotan (porque eso no es combinación; es un complot lisa y llanamente) de mil maravillas para dejarnos felices y contentos ;)
Aquí, los ingredientes.
¿Empezamos? Rehogá en 1 cucharada de aceite de coco 1 cebolla morada, cortada en juliana o en pluma junto con 200 gramos de hongos Portobello, en láminas. Como siempre te digo, no revuelvas mucho ni condimentes para que los hongos se doren y no pierdan todos sus jugos (quedando algo parecido más a una sopa que a un salteado). Una vez que los notes ligeramente dorados, condimentá con sal, pimienta, nuez moscada, 1 cucharada de orégano, otra de cebolla de verdeo deshidratada, y 3 cucharadas de vino Marsala (o cualquier vino generoso). Dejá que el calor del fuego fuerte evapore el alcohol del vino y ayude a caramelizar la preparación. Una vez lista, reservá.
Entonces, cortá unas 6-8 rodajas más bien finas de un rico pan casero (en mi caso es un pan de centeno con semillas que pronto te voy a enseñar a preparar; lo prometo. ¡Tengo tantas recetas para presentarte, incluso, cumpliendo con algunos pedidos que me han hecho, que me falta el tiempo y me sobran las ganas!...) y ubicalas sobre placa para horno que previamente humedeciste con rocío vegetal (también podés pincelarla con pizca de aceite). Hacé que el pan, en horno caliente, se dore ligeramente de uno de sus lados y, cuando las des vuelta, disponé encima de cada rodaja una porción de la mezcla de hongos con cebollas que reservaste. Por último, agregá una capa abundante de un sabroso y bien estacionado queso Parmesano. Llevá a horno fuerte para que gratine.
Mientras tanto, prepará el aderezo para añadir a último momento: En un cuenco/bol mezclá 3-4 cucharadas de mayonesa (puede ser casera, vegana, a base de leche...) con 1 cucharadita de cúrcuma, 1 cucharada de jugo de limón, 1 cucharadita de nuez moscada recién molida, sal y pimienta a gusto, 1 cucharadita de Masala o Garam Masala y un chorrito de aceite. Mezclá bien con batidor hasta conseguir una consistencia corrediza, como de salsa. En caso que necesites que quede más ligera-floja, podés añadir más jugo de limón o aceite. Reservá.
Una vez que el queso se haya gratinado, retirá las bruschettas del horno y disponé sobre cada una de ellas algunas hojas de rúcula selvática (puede ser rúcula común), sazonadas de acuerdo a tus gustos. En mi caso, con sal, pimienta aceite y nuez moscada.
Por último, decorá con algunas líneas del aderezo que preparaste y... ¡A disfrutar!
Algunas observaciones y recomendaciones finales: Si lo desean pueden preparar las bruschettas a la manera tradicional, raspándoles un diente de ajo sobre la miga y echándoles un hilo de aceite antes de llevarlas al horno para que se doren.
Los hongos Portobello pueden sustituirse por las setas de su preferencia: champiñones de París, gírgolas/champiñones ostra, shiitakes... De igual modo, las cebollas moradas/rojas pueden reemplazarse por cebollas blancas, criollas, echalotes/chalotas...
La rúcula selvática o salvaje - de sabor más intenso y picante que la tradicional - puede ser reemplazada por rúcula común (sativa), radicheta u hojas de berro de tierra (que son de sabor más suave que el berro de agua). Entretanto, el queso Parmesano de la receta puede sustituirse por un queso curado y estacionado que aporte un sabor picante y agradable, acompañando a los otros protagonistas de la preparación sin invadirlos ni opacarlos.
A propósito de la rúcula, en esta receta déjenla para el final; es decir, no la lleven al horno cuando gratinen el queso para que el calor no desluzca las hojas. Al disponerlas sobre las bruschettas antes de servirlas quedarán bien brillosas, verdes y frescas, aportando color y textura al plato.
Como ven, hoy la propuesta es más que sencilla: Algo de pan, unos hongos y unas cebollas caramelizados en un rico vino generoso, un poco de queso gratinado, unas hojas de una fresca y sabrosa rúcula y un toque de aderezo picantón para terminar de dar forma a un plato que nos dejará felices de pies a cabeza con poca cosa y poco trabajo. Ahora, a disfrutar de la propuesta a modo de entrada/entrante, como un almuerzo o una cena livianos o para deleitarse con amigos, bebiendo algo refrescante, en buena compañía y con una charla amena... Que esos son los pequeños placeres de la vida ;)Nos reencontramos la semana que viene. ¡Pásenla muy bien, disfruten junto a sus seres amados y experimenten en la cocina!
Textos y fotografías: ©Bouquet Garni Recetas
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