Revista Expatriados

Budismo y nacionalismo en Sri Lanka (1)

Por Tiburciosamsa

El budismo mahayana enseña que todos tenemos desde el principio la naturaleza búdica. Es debatible. Lo que sí que no es debatible es que todos tenemos dentro un pequeño nacionalista irredento, que está convencido de que su tribu es la mejor del mundo y está dispuesto a matar porque en su patria se coman las patatas fritas como él dice que se tienen que comer. Esto lo digo porque el nacionalismo ha sido capaz hasta de infectar a una religión que afirma que las cosas carecen de existencia intrínseca. Sí, ni tan siquiera el budismo que parece tan etéreo, se ha visto libre del virus nacionalista. Y si alguien lo duda, que considere el caso de Sri Lanka.

Para comprender el peso que tiene el budismo theravada en la conformación de la identidad nacional srilankesa, no hay más que pensar en el papel del catolicismo como conformador de la identidad española según la visión que tenían de España Felipe II, Marcelino Menéndez-Pelayo y Francisco Franco. Sin negar que el catolicismo ha jugado un papel determinante en la conformación de la nación española, hay que reconocer que para resaltarlo era preciso borrar o reinterpretar aquellas partes de la Historia de España que se ajustasen mal a ese esquema. Así pues había que agudizar la enemistad entre cristianos y musulmanes en la Edad Media, negar o minimizar cualquier aportación musulmana o judía a la formación de España, suprimir a las comunidades luteranas que existieron en la España del siglo XVI (suprimirlas desde un punto de vista historiográfico, que desde el punto de vista físico ya lo hizo la Inquisición), colocar la defensa del catolicismo y la evangelización de otras tierras como el único norte de la política exterior española en tiempo de los Habsburgos (que sí, que el catolicismo contó mucho en la configuración de la política exterior de los Habsburgos, pero tampoco hay que verlos como a meapilas fanáticos ignorantes de las realidades de la geopolítica)… Pues bien, ese ejercicio que en su día hicieron Marcelino Menéndez-Pelayo y Francisco Franco para darnos una Historia de España que respondiese a sus designios, también lo han hecho los nacionalistas srilankeses.La tradición cuenta que el budismo theravada llegó a Sri Lanka en el siglo III a.n.e. y que su introductor fue nada más y nada menos que Mahinda, el hijo del emperador Ashoka. El rey Devanampiya Tissa se convirtió y bajo su patronazgo el budismo theravada florecio rápidamente. Prueba de cómo arraigó el budismo theravada en Sri Lanka es que a finales del siglo I a.n.e. tuvo lugar un concilio en la isla durante el cual la versión pali del Tripitaka se puso por escrito. Este hecho daría a Sri Lanka una suerte de primacía entre las naciones theravada. En varios momentos de su Historia, cuando Birmania y Thailandia sintieron que la transmisión de sus respectivas sanghas se había corrompido, recurrieron a Sri Lanka para purificarlas.Esto ha llevado a que historiadores srilankeses lleguen a defender que Sri Lanka fue la fuente a partir de la cual el budismo theravada se expandió al Sudeste Asiático. Por ejemplo, el monje y estudioso Hammalawa Saddhatissa escribió: “… el primer contacto [del Sudeste Asiático] con el theravada ocurrio, antes del año 1000. El poderoso dominio birmano de Anuruddha se había convertido al theravada a través de sus contactos con Ceilán y, como consecuencia, el norte de Thailandia, que formaba parte de su reino, se vio igualmente influido.” Muy bueno para el ego srilankés, pero un poco desenfocado desde el punto de vista histórico: el Sudeste Asiático ya había tenido contacto con el budismo theravada mucho antes del año 1000 y está por ver que la única vía por la que le llegase fuese la marítima desde Sri Lanka.En la relectura de la Historia nacional, se ha establecido la ecuación: identidad srilankesa = cingalés = budista theravada. Los tamiles, que representan el 11% de la población y son de religión hindú o católica en su inmensa mayoría, han quedado excluidos. Esta relectura implica presentar la Historia de Sri Lanka como el relato del enfrentamiento de los reinos cingaleses budistas contra los invasores tamiles de religión hindú. Como ocurre tantas veces con los nacionalismos, esta versión de la Historia srilankesa con sus buenos y sus malos es simplificadora en el mejor de los casos y mentirosa, en el peor.

Lo malo es que esta versión de la Historia srilankesa cuenta con un documento venerable sobre el que apoyarse, el “Mahavamsa”. El “Mahavamsa” es una crónica que se compuso en el siglo VI y que recoge la Historia de Sri Lanka entre la llegada semilegendaria del Rey Vijaya en el siglo VI a.n.e. y el reinado del Rey Mahasena en el siglo IV n.e. 

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