Pero lo encontré.
Olea naturalEncargué una caja con 3 garrafas a muy buen precio. Y el aceite ha resultado sencillamente espectacular, pero además me sedujo el trato y la rapidez con la que me atendieron. Me resultó cercano y muy familiar, y si entráis en la web veréis que parece que es así. Además producían en la comarca de Doñana y eso, para mí, era un valor añadido ¡cómo echo de menos una escapada a esos sures y sus gentes (Concha, Manuel Simón, Migue, Paqui ;-)!
Y de regalo inesperado encontré también que colaboraban con una empresa de cosmética natural Biocosmética Las Nifas y aproveche la casualidad para pedir un par de cremas. El resultado también buenísimo, la manteca de karité y la crema de pies con caléndula me han encantado.
Sin embargo esta búsqueda me llevó a una reflexión que se relaciona con mi profesión. Creo que nos queda por avanzar en la presentación y en la venta (si he dicho venta) del valor añadido que significa lo ecológico. Los textos, la forma de enfocar las páginas Web siguen siendo para personas que ya saben lo que están buscando, que están "iniciadas" en la importancia de la producción ecológica para el medio ambiente y para la salud humana.
Nos falta persuadir y seducir a las personas y hacerles cómplices, compartir porque es importante un tipo de compra frente a otra, cual es el valor de una producción sostenible y responsable, que nos hace diferentes y porque deberían elegirnos en lugar de comprar un producto de oferta.
Si me planteará mejorar los contenidos de una Web de productos ecológicos este sería para mi uno de los retos y pregunto: ¿Cómo conseguirías que la producción ecológica sea interesante para personas indiferentes?