El cabello de ángel se prepara de muchas formas distintas, hay quien trocea las calabazas y las cuece con agua, otros las trocean y las asan troceadas en el horno, yo he optado por el método más tradicional, asar las calabazas enteras en el horno. Para mí este método es el mejor ya que conservas todo el sabor de la calabaza al no añadir agua, sin contar con los aromas que coge toda la casa al asar las calabazas. Estos aromas-olores me recuerdan a cuando era una niña, a mi calle, casi al final de la misma, daba la parte trasera de un confitería (hoy se les llama pastelerías), por aquel entonces las confiterías hacían todos los dulces que vendían, preparaban su cabello de ángel, sus frutas escarchas y cuando lo hacían la calle se llenaba de unos aromas que se quedan impresos en la memoria, muchas veces solo los volvemos a descubrir cuando los volvemos a oler, aunque sea después de muchos años, al hacer el cabello de ángel me he vuelto un poco niña.
Para darle un toque personal yo he usado una vaina de vainilla.
Necesitamos: 2 calabazas de cabello de ángel (las mías pesaban unos 8 kilos las dos) Azúcar 1 vaina de vainilla 1 limón
Lo primero que tenemos que hacer es lavar bien las calabazas, con un cuchillo las pinchamos un poco por varios sitios. Las ponemos en el horno a 180º C durante unos 90-100 minutos (yo les puse el aire), veremos que están listas cuando cambien de color.
Dejamos que se enfríen para poder manipularlas, cuando estén frías las abrimos y vamos sacando todas las hebras de la calabaza, quitamos las semillas y todas las partes más duras, reservamos el jugo que suelten.
Escurrimos bien las hebras de la calabaza reservando su jugo, las pesamos y calculamos unos 700 gramos de azúcar por kilo de hebras de calabaza, en mi caso fueron aproximadamente 3 kilos de calabaza así que use 2,1 kg de azúcar.
Ponemos el jugo de la calabaza en una olla grande, añadimos la piel del limón (que previamente habremos lavado bien) y el jugo del mismo, lo calentamos junto con el azúcar, cuando el azúcar esté disuelto ponemos la calabaza y dejamos cocer removiendo de cuando en cuando hasta que quede casi seco, a mitad de cocción quitamos la piel del limón, añadimos la vainilla abierta, raspamos las semillas y las ponemos también en la olla. No hay que despistarse porque se nos puede pegar, cuando veamos que el cabello de ángel tiene ya poco liquido y ha tomado un color dorado procedemos a envasarlo en botes de cristal que tendremos ya limpios, llenamos bien los botes procurando quitar todo el aire que quede en los mismos, al ser muy denso quedan burbujas con aire que tendremos que quitar con un pincho de brocheta, cerramos los botes y los cocemos en agua, contamos 10 minutos desde que el agua empiece a hervir, dejamos enfriar, etiquetamos y guardamos hasta su uso.
HOJALDRES DE CABELLO DE ANGEL CON PIÑONES Y ALMENDRAS