Revista Cultura y Ocio
Con la edad nos importa cada vez menos lo que piensan los demás de nosotros. Nos cansamos de ser condescendientes con el personal. Vamos observando un descarado desmarque de los intereses personales de los otros. Podríamos decir que es un cierto egoísmo si me torturan, pero no exactamente. Simplemente nos hastiamos de escuchar siempre los mismos contenidos de las mismas bocas. A cada cual le importa un pepino lo que ocurra fuera del ámbito de competencias emocionales de uno mismo. El altruismo existe, pero no debería utilizarse como moneda de cambio para la negligencias de políticos, corruptos y estafadores. La responsabilidad de los Estados y de sus miserables políticas es la de evitar recurrir al altruismo para paliar la vergüenza de la baja estofa pudiente y adinerada. Sobrevivir no debe depender de si hoy nos encontramos más altruistas o no y compramos un kilo de arroz para el Banco de Alimentos. ¿Pero qué coño hacen lo políticos, por dios? Cada loco con su tema como decía la canción. Después lloran porque el viene el "coco" y les va a quitar sus chollos y ninguneos. Así son las cosas, Pues no. Así son como dejamos que ocurra. "Os dejo atado y bien atado", pero de todo nudo se libera uno. Si no han leído "el Lazarillo de Tormes" deberían de hacerlo desde el punto de vista erasmista y comprenderían que siempre nos movemos en los mismo argumentos existenciales que van sucediéndose uno tras otros cuando se agotan por sí mismos. ¿En qué punto estamos ahora? Sería una frivolidad decir que estamos en un período pesimista en estos tiempos que corren, y lujurioso decir que es realismo puro y no mágico, y totalmente temerario decir optimista. Con la edad, ya lo dije al principio, nos monotematizamos en nuestro intereses, y nos libramos de la incomodidad que nos supone escuchar a los demás y no entenderlos, ni ganas que nos hace. El cerebro con la edad es la hostia de eficaz.