Desde hace unos cuantos años vengo leyendo y estudiando sobre la posibilidad de que tengamos huracanes más intensos, devastadores, destructivos ó catastróficos como los que hemos observado durante ésta temporada 2017. En el caso de la cuenca atlántica, tenemos el claro ejemplo de Harvey e Irma, sistemas que dejaron consecuencias desastrosas. Parecía que la alerta de años atrás que han hecho muchos expertos sobre la posible intensificación de los huracanes temporada tras temporada aún no nos iba a llegar, pero como vemos la estamos padeciendo ya!
Ésta semana, el experto alemán en clima Anders Levermann en declaraciones a la televisión pública de Alemania ZDF nos recordó que "Cuando se forma un huracán, éste toma la energía del agua, que ahora es mayor debido al calentamiento global", declaró el científico del instituto de investigación de efectos climáticos de Potsdam en el suroeste de Berlín. "No es que se formen más huracanes ahora. Sin embargo, los que se forman tienen más energía a su disposición". Esto concuerda con lo que anticipó para el siglo 21, el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (PICC) en su quinto informe publicado entre 2013 y 2014, al señalar que independiente de la frecuencia, los huracanes serán cada vez más extremos con vientos más fuertes y mayor cantidad de agua de inundación.
Otro aspecto preocupante de los próximos huracanes que se pronostican para el futuro, lo señaló Suzana Camargo, física del océano en el Observatorio de la Tierra de Lamont-Doherty. Al poner como ejemplo al catastrófico huracán Harvey resaltó el hecho que éste sistema se fortaleció de una tormenta tropical a un huracán "tan rápido", de acuerdo a su cita en un análisis publicado por la Universidad de Columbia el 30 de agosto. "Si los huracanes se comportan de esta manera hay menos tiempo para la prevención inmediata por parte de los gobiernos y los residentes, sobre todo en caso de construcciones fuera de lugar y en terrenos bajos". Sin embargo el trabajo de predicción que ha hecho el Centro Nacional de Huracanes para emitir sus advertencias y avisos en relación a éstos ciclones, ha sido grandioso. Para los siguientes meses y años esto puede ser preocupante. Según NOAA, " es posible que la temporada de huracanes de 2017 sea la más fuerte desde 2010". Ese año se registraron 19 ciclones, de los cuales 12 se transformaron en huracanes.
Ésta semana, organizaciones como Greenpeace han hecho lo propio. En declaraciones a Europa Press, el responsable de Cambio Climático de dicha organización, José Luis García, ha coincidido con otros expertos que recuerdan que los huracanes consiguen su "energía destructiva" del calor del océano y que, precisamente, en esa zona del Atlántico y el Caribe, el agua alcanza "hasta los 30ºC en algunas zonas." Según el monitoreo que yo mismo he observado, en la ruta del Huracán Mayor Irma se llegó a apreciar temperaturas superficiales de mar de hasta 31ºC, lo que indica una anomalía sobre lo habitual de hasta 1ºC. "Los huracanes son fenómenos naturales, pero la virulencia va a ser cada vez más severa", ha continuado García, al tiempo que ha señalado que "el cambio climático cuesta vidas" y que "no se debería seguir tolerando el negacionismo climático" y la "irresponsabilidad" de dirigentes políticos como Donald Trump, que ha sacado a Estados Unidos del acuerdo vinculante de París ('The Paris Agreement', que busca mantener el aumento global de temperatura por debajo de los 2ºC). Según la organización, estas tormentas están extendiendo su rango espacial (Irma es el más oriental en el registro) y temporal (cada vez se registran en un intervalo mayor del año). "Hay bastantes probabilidades de que el calentamiento antropogénico en el próximo siglo conduzca a un aumento en la ocurrencia de ciclones tropicales muy intensos en algunas cuencas", ha aseverado.
Otro factor que debemos tomar en cuenta y que altera el número de ciclones tropicales en nuestra cuenca, son las variables climáticas como lo es "El Niño" y "La Niña", siendo éste un fenómeno océano-atmosférico que se relaciona con el enfriamiento o calentamiento de las aguas superficiales del mar afectando significativamente la disminución o aumento de ciclones tropicales durante una temporada. Si por ejemplo, en la actualidad nos encontráramos en una fase "La Niña", las temperaturas superficiales del atlántico en gran parte, estuviesen quizás con una mayor anomalía positiva favorable para la evolución de éstos huracanes. ¿Se imaginan cómo se estaría presentando la temporada?
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