Revista Cultura y Ocio

Cajon Deportivo – Andrew Golota

Publicado el 06 diciembre 2016 por César César Del Campo De Acuña @Cincodayscom

Cajón Deportivo…por César del Campo de Acuña

Aficionados al deporte, sean bienvenidos una vez más a Cajón Deportivo, la sección dedicada a recordar a todos aquellos ídolos del deporte que han caído, más o menos, en el olvido.  Hoy les voy a hablar de un púgil realmente sucio.

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¿De quién hablamos?: de Andrzej Gołota, Andrew Golota, un ex boxeador polaco nacido el 5 de enero de 1968 en Varsovia, Polonia. Con 1.93 y 116 kilogramos de peso Golota peleo siempre en la categoría de los pesos pesados.

¿Por qué le recordamos?: los aficionados al boxeo le recordamos fundamentalmente por sus dos peleas con Riddick Bowe en las que fue descalificado por dar golpes bajos a pesar de ir ganando.

¿Qué fue de él?: Tras una carrera que comenzó a principios de los 80 y con 52 peleas oficiales bajo el cinturón Golota se retiró del mundo del boxeo profesional definitivamente a principios de 2013. Antes de ese año en 2009 ya colgó los guantes apareciendo en la versión polaca de Dancing with the stars (donde termino en quinto lugar), protagonizando un anuncio para el censo 2010 en inglés y polaco. Por otro lado, Golota se enfrentó a la deportación en 2012 (vive en los Estados Unidos) por una serie de problemas legales relativos a un pequeño arsenal que encontraron en su casa y por hacerse pasar por agente de policía.

¿Sabías que…?: Como he señalado con anterioridad, Golota empezó a boxear a mediados de los 80 gracias a su tío Zdzisla, el cual le apunto al Club de Boxeo del Legia cuando tan solo tenía doce años de edad. Tuvo una larga y fructífera carrera como boxeador amateur que se saldó con un saldo positivo de 111 victorias por 10 derrotas entre 1984 y 1990. Su trayectoria como púgil amateur le llevo a representar a su país en la categoría de los pesos pesados en las Olimpiadas de Seúl 1988 en las que se hizo con la medalla de bronce (el oro se lo llevo el estadounidense Ray Mercer). En 1989 volvió a representar a su país en los Campeonatos de Europa disputados en Atenas. Una vez más se hizo con la medalla de bronce (el oro fue para el neerlandés Arnold Vanderlyde). En el verano de ese mismo año viajo a los Estados Unidos por primera vez como miembro del equipo nacional polaco de boxeo amateur para la histórica cita entre la selección estadounidense y la de su país. Allí conoce a Mariola Babicz, una mujer polaca que llevaba viviendo en los Estados Unidos desde los nueve años de edad. En octubre de 1990 se casaron.

Volviendo al pasado de Golota hay que destacar que el púgil proviene de una familia rota. Sus padres Andrzej y Bozena Golota se separaron cuando él tenía solo tres años de edad lo que le llevo a ser criado principalmente por su tío Zdzisla en uno de los barrios más conflictivos de Varsovia. El mismo se describe como un matón en aquellos años. Siempre le estaban expulsando del colegio fundamentalmente por la cantidad de peleas en las que se metía desencadenadas, en su mayoría, por las burlas que le hacían sus compañeros por su leve tartamudeo. Cuando vio cómo se defendía a puñetazos su tío le llevo al Club de Boxeo del Legia a pesar de la oposición de buena parte de sus familiares.

Volviendo a Estados Unidos, una vez se casó con Mariola, en lugar de dedicarse al boxeo se convirtió en camionero. Mientras trabajaba, le vio el agente de aduanas Dick Trindle, el cual también era árbitro de boxeo. Tras hablar con grandes dificultades con Golota (su ingles nunca ha sido muy bueno) le llevo al Windy City Gym de Bob O’Donnell, un promotor de poca monta de Chicago que se convertiría en su primer manager. Curiosamente, Golota se sentía intimidado ante la idea de convertirse en profesional siendo Mariola la que le animo a volver al cuadrilátero. Tras dos años de parón salto al profesionalismo el 7 de febrero de 1992 en Milwaukee. Le pagaban a 100 dólares (o 50, según las diferentes fuentes consultadas) el asalto, asique en lugar de acabar con su rival (Roosevelt Shuler) en el primero (algo que tenía hecho prácticamente hecho desde el sonido de la primera campana) se fue a los cuatro rounds para ganar algo más de dinero. Golota estuvo con O’Donnell diecisiete peleas más en las que termino con un record de dieciocho victorias por cero derrotas (ganado todas ellas, salvo dos que se fueron a los puntos, por la vía del KO/TKO).

Tras romper su relación con O’Donnell (promotor incapaz de conseguir buenas peleas) se asoció con el hombre de negocios Ziggy Rozalski. Este último ponía el cerebro, Golota los puños. Pero no solo fueron los excelentes credenciales de Rozalski los que llevaron a Golota a formar sociedad con él. Rozalski además ayudo a solucionar ciertos problemas legales de Golota en Polonia por los que no podía volver al país a riesgo de ser detenido. Al parecer, una noche Golota estaba en un bar con otros miembros del equipo polaco de boxeo amateur. Entonces, un tipo apareció y empezó a meterse con ellos hasta el punto de agarrar a Golota por el brazo y romperle la camiseta. Golota le exigió que le pagara la prenda, al parecer, apuntándole con una pistola. El tipo en cuestión le dijo que no tenía dinero lo que precipito que Golota le empujara dentro del baño donde le hizo que se desnudara dejándole en calzoncillos. El y el resto de miembros del equipo nacional de boxeo tiraron la ropa en un contenedor de basura y se fueron antes de que llegara la policía. El caso es que si Golota volvía a su país sería detenido y si era declarado culpable podría pasar hasta cinco años en prisión por asalto a mano armada. Rozalski trabajó con otros dos abogados para ponerse en contacto con el Presidente de Polonia Aleksander Kwanieski para que sobreseyera el caso y lo lograron, fundamentalmente, gracias a que  Kwanieski era el Ministro de Deporte cuando Golota ganó la medalla olímpica en el 88.

La unión entre Rozalski y Golota no terminó ahí. El primero compro el Marciano´s Gym en Nueva Jersey y se asoció con Golota para ello. Entonces Rozalski, un tipo que no sabía lo que duraba un round, llamó al legendario preparador Lou Duva para que le echara un vistazo a Golota. Era 1995. Duva vio a un tipo muy callado (entre su tartamudez y el poco ingles que hablaba, Golota no solía abrir demasiado la boca) que savia boxear. Pero los problemas de Golota en su ascenso hacia las primeras páginas de la categoría de los pesos pesados se comenzaron a ver pronto. Tras unas cuantas peleas con Duva en su esquina, Golota se enfrentó al tongano Samson Poʻuha. A pesar de tener el combate bajo control durante los tres primeros rounds en el cuarto, Poʻuha conecto un durísimo derechazo que hizo que Golota viera las estrellas. No le quedó más remedio que abrazarse al tongano para sobrevivir y en esos instantes aprovecho para morderle el hombro a su rival. Poʻuha reacciono al mordico y se quejó al árbitro, Eddie Cotton, pero este último o no le escucho o no le hizo caso. Aquello dio tiempo a Golota para recuperarse y en el quinto mando a la lona en tres ocasiones a Poʻuha lo que hizo que Cotton parara la pelea. Duva estaba furioso. En todos sus años como preparador jamás había visto algo así y cuando se enfrentó a Golota preguntándole porque había hecho aquello el púgil polaco no dijo nada. Simplemente se quedó mirando a Duva como un niño que sabe que ha hecho algo mal. Curiosamente Golota afirmo en una entrevista que su combate con Poʻuha fue su favorito de toda su carrera.

Pelo en cuatro ocasiones más tras su combate con Poʻuha. Golota firmaba un respetable/impresionante record de veintiocho victorias por cero derrotas. Estaba listo para el Main Event. Había llegado su momento, pelearía con el ex Campeón Mundial de los Pesos Pesados del Mundo Riddick Bowe. Pero Duva vio durante el training camp que Golota no estaba hecho para las grandes peleas. Un día antes del combate Golota salió corriendo del gimnasio gimoteando incontrolablemente mientras decía: “no puedo hacerlo”. A pesar de llevar ocho meses alejado de los cuadriláteros y estar en la peor forma de su carrera Bowe no se tomó en serio a Golota. Fue un error ya que Golota domino la pelea pero tuvo problemas para seguir las reglas y no golpear a Bowe por debajo de la cintura. Con un seriamente tocado Bowe en el sexto asalto, Golota le golpeo por sexta vez bajo el cinturón, lo que hizo que el árbitro le descalificara. Inmediatamente se montó una tangana sobre el cuadrilátero entre el sequito y la gente de Bowe, el público, las autoridades, las fuerzas de seguridad y cualquiera que pasara por allí. Aquello duro media hora y se saldó con 22 heridos entre ellos Golota, que recibió un golpe con un walkie-talkie en la cabeza, y Lou Duva que tuvo que ser sacado en camilla tras colapsar sobre el cuadrilátero.  Tras aquello el Madison Square Garden no celebro combates de boxeo durante tres años.

Aquel tumulto hizo que se despertara cierto interés por una revancha entre los dos púgiles. Bowe, herido en su orgullo se preparó a fondo pero cuando llego el combate Golota volvió a dominar mandándole a la lona en diferentes asaltos pero, y a pesar de que habían entrenado mucho lo de los golpes bajos (llegando a ponerle calzones al saco), Golota siguió pegando por debajo del cinturón y Eddie Cotton paro la pelea en el noveno descalificando a Golota. Como en el primer combate Golota iba ganando en las puntuaciones de los jueces y tiro todo el trabajo por la ventana al seguir golpeando bajo. Fue entonces cuando recibió su apodo “Foul Pole” (“el polaco falton”) de la pluma del periodista del New York Daily News, Michael Katz. Aquella pelea fue el fin de la relación profesional entre Lou Duva y Golota. El púgil polaco había perdido el tren del dinero y del Campeonato Mundial de los Pesos Pesados.

Curiosamente, tras aquello le ofrecieron pelear con Lenox Lewis por el Campeonato Mundial de los Pesos Pesados versión Consejo Mundial del Boxeo (pelea que le correspondía a Riddick Bowe, púgil que decidió retirarse tras el bochornoso espectáculo que dio en su segundo combate con Golota). Lewis acabo con Golota en el primer round. Aquello ocurrió el 4 de octubre de 1997. Era la primera vez que noqueaban al púgil polaco y su tercera derrota. Pero se rehízo y volvió a la senda de la victoria pero siempre ante boxeadores de poca entidad. Sus siguientes nueve peleas se saldaron con un record favorable de ocho victorias por solo una derrota y entonces llego su último tren al estrellato: la pelea contra Mike Tyson.

Se disputo el 20 de octubre del año 2000 en el The Palace of Auburn Hills, Detroit. Tyson había salido de su suspensión por haber mordido a Evander Holyfield hacia no demasiado tiempo y estaba buscando un rival de cierto peso que le empujara a una pelea contra Lenox Lewis y ahí estaba Golota. En otro de los episodios más rocambolescos de la ya de por si rocambolesca historia del boxeo, Golota se negó a ponerse el protector bucal antes de que empezara el tercer asalto. Se rendía. La imagen de su preparador por aquel entonces (Al Certo) persiguiendo al púgil polaco por el cuadrilátero mientras este caminaba de un lado al otro diciendo sin parar “I quit” es una de las más bochornosas que se recuerdan en la historia de este deporte. Golota acabo con conmoción cerebral, fractura de pómulo y una hernia de disco. Al principio la pelea termino como RTD (un púgil retirado) pero termino en No Contest cuando Tyson falló un test de sustancias dopantes. Esa fue la última pelea “de verdad” en la carrera de Andrew Golota ya que tras aquel espectáculo nadie le volvió a tomar en serio. Si, siguió peleando (once peleas más), pero siempre contra rivales de perfil bajo o en ascenso. Termino sus días como profesional convertido en jornalero y vieja gloria en su país.

Se retiró con un record positivo de 41 victorias (33 de ellas por la vía del KO), 9 derrotas, 1 empate y 2 No Contest.

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