Gracias a un enfoque médico interdisciplinario, el mismo enfermo puede ser la principal “arma” para combatir males como el Alzheimer o la depresión.
Pablo de la Cruz Sabor tenía cáncer en los dos testículos y en los dos pulmones hasta que después de recorrer las mejores clínicas de Argentina acudió en el 2001 como última esperanza a un centro especializado en psicología, endocrinología, neurología e inmunología, que reúne estas cuatro disciplinas en una sola sigla: PNEI.
“La Psiconeuroendocrinoinmunología toma estos cuatro sistemas vitales para el ser humano con una mirada holística. Nos enfermamos por una cuestión biológica, pero también hay otros aspectos que determinan el curso de una enfermedad”, explica el mismo Pablo de la Cruz Sabor. Recomiendo leer el articulo (el insomnio produce 45% mas riesgo de infartos)
Su programa de tratamiento incluyó además de las pruebas de laboratorio, un “programa de salud” con indicaciones de modificar el estilo de vida, desde su alimentación hasta los horarios y rutinas.
“Me dijeron: ‘Vamos a respirar conscientemente por la nariz durante 15 minutos a las 6:15 de la mañana, ya que hay hormonas que se segregan sólo en ese horario y pueden ayudar a empezar el día con más energía”, explicó Pablo.
El “padre” de esta rama de la medicina es el investigador norteamericano Robert Ader, quien en los años 70 descubrió que los pensamientos pueden influir en la generación o en la disminución de las defensas del sistema inmunológico.
Según Ader, el ser humano produce internamente hormonas que impulsan tanto las patologías como la salud. Por lo tanto, con un método adecuado, cada enfermo podría llegar a aprender a estimular sus propias sustancias benéficas, como las antidepresivas o las analgésicas.