Foto by Luisma
La capital de Camboya fue para nosotros el primer contacto con el sudeste asiático y los que la conocéis os podéis imaginar el impacto que nos causó en todos los sentidos.
Phnom Penh es la capital del contraste: de los niños trabajando en la calle y las familias en cochazos con las ventanas tintadas; de las marañas de cableado en cada rincón de la ciudad, y de los semáforos de última generación con animaciones led para los peatones (semáforos que nadie respeta, por otra parte); de las miriadas de motos, tuk-tuks, bicicletas y de los camiones llenos a reventar de gente camino a las maquiladoras; de las tarántulas fritas hechas una montaña en un cubo en el suelo y de los restaurantes de alta cocina; de las chabolas-barca y los cruceros-restaurante en el rio Tonlé Sap; de las motos pasando entre los puestos de pescado en cualquier mercado bañando los productos en gases y las caras de circunstancias cuando un extranjero entra a una vivienda con zapatos.
¿La tarántula frita para comer o para llevar?
Amok de pescado en hojas de plátano
Y así podríamos seguir citando las miles de cosas que nos impactaron en nuestra experiencia en Phnom Penh. Es una de las pocas ciudades en las que no he parado de ver algo que no había visto en mi vida cada día que he pasado en ella.
La sensación final, una mezcla de sensaciones agridulces. Las sonrisas de la gente, la vida en las calles, la simpleza de la vida, el olor a flores e incienso en los templos budistas en contraste con la suciedad, con la falta de infraestructuras en los barrios menos turísticos, con el olor en algunas calles donde se acumula la basura y tienes que aguantarte las nauseas y con la pobreza, cebándose especialmente con los niños.
Otra cosa que llama rápidamente la atención, es que casi no se ven ancianos en Phnom Penh. Y es que, entre que los Jemeres Rojos durante el régimen de Pol Pot exterminaron al 30% de la población del país en los años 70, y que la esperanza de vida en Camboya se encuentra por debajo de los 70 años, especialmente en las zonas rurales, no es tan corriente ver gente mayor como lo puede ser en cualquier otra capital del mundo.Phnom Penh tiene por lo menos 3 días para verla en profundida, aunque en nuestro tercer y cuarto día llegábamos o salíamos de viaje, por lo que no pudimos aprovecharlos mucho. Así que en esta entrada os dejo una pequeña guía de qué ver y hacer en Phnom Penh en 2 días.
Cómo llegar del aeropuerto o las estaciones de autobús a tu hotel
La forma más ágil y económica de moverse por Phnom Penh es sin duda el Tuk-Tuk. Y sí, aunque vayáis 4 y penséis que todas las maletas con vosotros no van a caber en el tuk-tuk….SÍ QUE CABEN. Un tuk-tuk desde o hacia el aeropuerto si estáis en el centro deberían de ser al rededor de $7, pero apretando un poco te llevan por $5 seguro. Ojo a los drivers avispados que os pedirán $10 que es casi lo que cuesta un taxi ($12) por el mismo trayecto.
Las paradas de las distintas compañías de autobuses están repartidas por los alrededores de la ciudad, (no hay una estación de autobuses como tal) y no deberían de cobraros más de $4 si vuestro hotel está en el centro.
Foto by Luisma
Dónde alojarse
Estuvimos en dos alojamientos distintos en las 4 noches que dormimos en Phnom Penh. En las primeras dos noches, y la tercera viajábamos en un grupo de 4 por lo que buscábamos algo que se adaptara lo más posible a los distintos estilos de viaje de cada uno.
Nos alojamos entonces en una habitación familiar para 4 personas (sin desayuno) en el Mad Monkey Hostel, donde pagamos $8,75 por persona y noche por una habitación amplia, con muchos detalles y en pleno centro.
Mad Monkey Hostel
Para nuestra última noche en la que ya viajábamos los dos solos y lo que queríamos era estar cerca del aeropuerto al día siguiente para tomar nuestro vuelo de vuelta a España, nos alojamos en el Top Hostel que es bastante básico pero muy limpio, pero nos sorprendió el precio de el resto de alojamientos que encontrábamos por Internet que estuviesen cerca del aeropuerto (¡La más barata $40!). Sin embargo en este hostel nuestra habitación con baño compartido (sin desayuno) nos salió por $7,5 por persona.
Podéis encontrar alojamientos mucho más baratos (y más alejados o en barrios más desfavorecidos) y también mucho más caros, a unos precios por noche con los que una familia camboyana puede vivir un mes. (Contrastes, contrastes y más contrastes). Todo es cuestión de lo que busquéis.
Dónde comer
Phnom Penh ofrece opciones culinarias para todos los gustos y todos los bolsillos. Desde franquicias internacionales como Burguer King o Domino’s Pizza hasta señoras que sentadas en un taburete sirven cuencos con la sopa de noodles que tienen a fuego lento en una hornilla en la acera.
También están los mercados donde se sirve comida de todo tipo, aunque no todo es apto para todos los estómagos. Ahora, eso sí, los precios imbatibles.
Una opción interesante son los restaurantes regentados por ONGs locales, que rescatan a niños de la calle, mujeres maltratadas, y personas en situación de exclusión social para darles formación en hostelería y un trabajo digno con el que puedan valerse por si mismos y salir de los basureros, mafias, prostitución y demás horrores que son parte del día a día de una parte de la población de Phnom Penh.
Entre estos locales recomendaría encarecidamente el restaurante Romdeng con un menú variado (que incluye tarántulas y ranas pues no dejan de ser platos típicos de la cocina Camboyana) en el que todo lo que probamos estaba delicioso y con una relación calidad precio bastante buena.
Cazuela de marisco en salsa de coco, tamarindo y sésamo
Desaconsejaría sin embargo otro de estos locales que visitamos llamado Le Lotus Blanc sobre todo si vais con un presupuesto ajustado. La comida está muy buena, pero las porciones son pequeñísimas, incluso para Asia y muy muy caro. Si se quiere ayudar a esta ONG que trabaja con niños de los basureros, casi merece más la pena hacer una donación directamente y comer en otro sitio más equilibrado en relación calidad/cantidad/precio.
Otra opción para comer o cenar son las barbacoas khemer, locales repartidos por toda la ciudad, en los que se hacen a la parrilla carnes, verduras, pescados y mariscos, a buenos precios y todavía chisporroteando cuando llegan a la mesa. Nosotros probamos un cangrejo espectacular en Sonivid aunque el arroz no nos gustó mucho.
Qué hacer en Phnom Penh
En mi opinión, caminar y perderse por las calles y mercados de Phnom Penh, ya es una experiencia en sí sola. Pero aparte del carácter de la ciudad y sus gentes, Phnom Penh tiene mucho que ofrecer para el viajero. Estas son algunas de nuestras sugerencias.
1. El Palacio Real y la Pagoda de Plata
Foto by Luisma
El Palacio Real de Phnom Penh no es un solo palacio, sino que se trata de un complejo formado por 9 edificios donde, a día de hoy, la familia Real Camboyana tiene su residencia por lo que muchas de las dependencias están cerradas para proteger la privacidad y la seguridad de los reyes.
Sin duda, el edificio estrella del recinto (y uno de los pocos templos de Camboya que fueron respetados durante la Kampuchea Democrática) es la Pagoda de Plata, cuyo nombre proviene de las más de 5000 baldosas de plata que cubren el suelo. En su interior se encuentra el Buda Esmeralda, hecho de cristal, y rodeado de diversas estatuas de buda hechas con oro y piedras preciosas.
Todo el complejo fue construido en el año 1860, mezcla de arquitecturas europeas y asiáticas. Sin lugar a dudas uno de los mayores atractivos turísticos de la ciudad de Phnom Penh.Merece la pena darse un paseo con calma por todo el conjunto y sus diferentes recintos y jardines pero recordad que hay que llevar pantalones o falda por debajo de la rodilla, y los hombros cubiertos (específicamente se prohíbe simplemente cubrirlos con un pañuelo. Hay que llevar camiseta). Lo gracioso es que la prohibición viene después de que hayas pagado ya la entrada. Yo tuve que ponerme un chubasquero durante toda la visita (a 40ºC), y eso que llevaba una camisola larga que me cubría hasta medio hombro y un pañuelo cubriéndome entera como hacía en Turquía. Pero me dieron el alto y sólo me quedó la opción de ponerme el chubasquero, pues además ya había pagado los $6,5 que cuesta la entrada con permiso para usar la cámara.
2. Los mercados
Te recomendarán que visites el Mercado Central o Psar Thmei, que encierra 4 naves dedicadas a la venta de diferentes bienes, desde joyas a productos de droguería, ropa, tecnología… bajo su curiosa bóveda, y que ofrece un sin fin de otros posibilidades, (como comida o flores) en los cientos de puestos que rodean el mercado formando innumerables pasillos estrechos llenos de gente y mercancías.
Pero no dejéis de visitar otros mercados más pequeños como el mercado ruso, el mercado nocturno o el Psar Kandal que nos causó un gran impacto al ser en realidad el primer mercado que visitábamos en Asia. Y eso de ver a las motos pasando por pasillos por los que casi no cabía una persona, descargando los tubos de escape sobre los peces que aún vivos saltaban de las bandejas al suelo donde quedaban saltando a los pies de los compradores, sin que nadie se inmutase lo más mínimo, la verdad es que nos marcó.Ranas listas para su venta en el Psar Kandal
3. Los templos y pagodas (wats)
Repartidos por toda la ciudad encontraremos un centenar de templos y pagodas budistas de todos los tamaños y colores que nos invitan a pasear entre los edificios de los monjes, entrar respetuosamente a las salas de oración, y en algunos como Wat Langka a unirnos a las sesiones de meditación con los monjes.
El Wat Ounalom, por ejemplo es uno de los templos más grandes de Phnom Penh, y el centro más importante del Budismo en Camboya.
Normalmente estos templos son gratuitos, aunque es frecuente que un monje se ofrezca a hacerte un ritual de bendición budista y te pida que dejes unos pocos rieles como ofrenda a Buda.
Uno de los templos, sin embargo, cobra $1 de entrada a los extranjeros que lo visiten. Se trata del Wat Phnom, un templo construido en el siglo XIV y que es la estructura religiosa más alta de la ciudad. Además es el lugar donde se según la leyenda, una mujer llamada Penh depositó las figuras de Buda que había encontrado en el río y al rededor de las cuales se construyó el templo para protegerlas. Es de esta leyenda de donde procede el nombre de la ciudad, Phnom Penh, la Colina de Penh.4. Un crucero por el río Tonlé Sap al atardecer
No es difícil encontrar un crucero privado que por $15 – 30$ dólares por persona ofrezca cruceros con cena buffet (no incluye las bebidas) a lo largo del río Tonlé Sap para ver atardecer.
Sin embargo, existe otra opción para los viajeros mochileros o de presupuesto más ajustado. Se trata de los barcos públicos que por $5 por persona ofrecen una hora y media de crucero por el río para ver el mismo atardecer y si has sido precavido y llevas tus cervezas y tu comida, tienes una cena en el río por un precio sin igual.
Como detalle: el barco en el que nos subimos nosotros SOLAMENTE nos llevaba a nosotros, así que por muy destartalado que estuviese la sensación era de ir en un tour privado.
Es la actividad perfecta para obtener una perspectiva diferente de la ciudad.
Muelle de Sisowath
Chabolas flotantes a los pies de mega hoteles.
Foto by Luisma
5. El Museo Nacional de Camboya
El museo nacional de Phnom Penh está abierto todos los días de la semana de forma ininterrumpida desde las 8:00 hasta las 17:00 momento en el que de hecho, te apagan las luces directamente. El precio de la entrada al museo nacional de Camboya son 5$ para extranjeros. La visita puede realizarse por libre o bien con un guía oficial del museo.
El museo alberga una de las mayores colecciones del mundo de arte khemer, incluyendo cerámica, esculturas, bronces y objetos.
En el interior del museo está prohibido hacer fotografías o vídeos, sin embargo sí pueden fotografiarse los preciosos jardines del patio interior, donde también hay una cafetería y mesas para descansar.
El edificio del museo bien podría confundirse con un templo o una pagoda budista por su arquitectura que intenta conservar el estilo camboyano en el diseño.
Durante la dictadura de Pol Pot, el museo fue cerrado y su director asesinado.
Estas son algunas recomendaciones para visitar Phnom Penh durante dos días, aunque comentábamos al principio del post, no hay que limitarse a estas visitas obligadas. Phnom Penh es una ciudad que comienza poco a poco a despertar y a recuperarse del profundo golpe que supuso la Kampuchea Democrática y que cuenta historias sin necesidad de palabras en cada recodo que se sale de las visitas turísticas. Edificios abandonados, o a medio construir pero habitados; Vendedores que van y vienen entre gente sentada en el suelo mirando la vida pasar; Aceras que no tienen las mismas losetas más de 4 metros seguidos, o que de repente dejan de ser aceras para convertirse en tierra, o en una montaña de basura. Y a la vez las sonrisas de sus gentes, limpias, claras, sencillas, sinceras crean un contraste brutal que te entra por las venas y te deja una huella profunda que no es fácil de olvidar.
Monumento a la Independencia