Labores de limpieza del vertido el Prestige en Galicia
Canarias se enfrenta a un problema similar, acaso mucho mayor que el vertido de un solo barco petrolero. La plataforma de extracción petrolífera que probablemente se establezca frente a las costa orientales del archipiélago se presenta como la principal amenaza de nuestra forma de vida. Porque Canarias vive del turismo (terriblemente planificado) pero no sólo eso, sino que el principio y el final de nuestra idiosincrasia no pueda estar sino unido al mar.
El problema es que de la misma forma que demasiado pronto nos olvidamos del hundimiento del Prestige, a las autoridades políticas españolas se les ha pasado recordar el desastre del Golfo de Méjico, en 2010, que por cierto acabó también con la vida de 10 personas.
Desde las islas, Coalición Canaria se ha apremiado a convertirse en líder de la causa aludiendo a un argumento poco sólido. Paulino Rivero, esgrime que el petróleo no generará enriquecimiento para las islas, redundando para ello en el nacionalismo y en todo lo que nos separa del resto del país. Un discurso manido y que no se corresponde ni con los resultados de las elecciones en Canarias como reflejo de qué queremos los isleños, ni tan siquiera con el discurso de Coalición Canaria, que va dando bandazos según le interese para su beneficio propio.
Por otro lado están los que minusvaloran el posible desastre medioambiental, como el canario expatriado por todos y ministro de Industria, José Manuel Soria, que se centran en el obligatorio aprovechamiento de esa "riqueza". La cuestión desde mi punto de vista es bien sencilla, y es precisamente en Canarias donde tenemos el mejor ejemplo. Desde hace unos días, la isla de El Hierro se está transformando en la primera isla capaz de autoabastecerse energéticamente gracias a las energías renovables.
Una idea nada descabellada para el resto del país, dejar de depender de combustibles fósiles o energías nucleares en gran medida. O es que no somos capaces de darnos cuenta de que las excelentes condiciones climatológicas por las que nos visitan millones de turistas al año, es al mismo tiempo la solución para obtener nuestra energía.
El riesgo que corre las Islas Canarias no compensa en ningún caso la extracción de petróleo, más cuando en el archipiélago y en España tenemos recursos naturales más que suficientes para cubrir la mayoría de nuestro gasto energético. Pero en España, como en Canarias, los intereses económicos de unos pocos representantes políticos y empresarios (Repsol) acabará por imponerse a la lógica, y probablemente mañana tengamos que ver a mis queridas islas llenas de chapapote.