El arrullo del arroyo me arrastra con la corriente
cuenca abajo
como las piedras que caen ruedan se deslizan
hasta llegar al mar.
El arrullo suave que duerme ángeles
me arrolla hasta tentar el sueño
y con los ojos semicerrados
me arrojo sobre las sombras de la noche
para perecer.
El arroyo sigue su curso
inalterable
se infla con las lluvias incipientes
de la primavera
y la vuelta del niño
que ha despertado.
Para que el niño duerma
un ronronear de arroyo
y cantos rodados
que traen el sonido del viento
como si fuera un tornado.
Para que el niño duerma
un arrullo un arrorró entre arrayanes
para arrimar un corazón
y arrancarle una lágrima
a la sonrisa
una caricia un arrumaco
y un rayito de sol.