Revista Cultura y Ocio
David Gilmore echaba mucho de menos a Syd Barrett, y escribió una de las más grandes canciones de todos los tiempos para expresar este sentimiento de pérdida. Durante años ambos habían sido "Two lost souls" (dos almas perdidas)... y ahora veía cómo todo se había convertido en infierno para Barrett... "Wish you were here", en apariencia un poema al amor ausente, que esconde un descenso a los infiernos, un amargo adiós al compañero caído en plena batalla, un sentimiento de culpa, un canto a los tiempos perdidos, una obra maestra que deja una imborrable huella en el oído colectivo popular, incluso entre los que no son fanáticos de Pink Floyd, un melancólico llanto, arropado por un suave solo de guitarra que crea a su alrededor todo un universo sonoro propio, una balada acústica dura, lastimosa y tremendamente emotiva, que te cautiva cada vez que la escuchas....
Que Pink Floyd es una de las banda fundamentales e imprescindibles de la historia de la música es innegable, te apasionen o no, su legado e influencia es un hecho. Su constante evolución, desde el Blues, hacia la psicodelia, el rock progresivo, el sinfónico con trasfondo metafísico... conforma una monumental obra sonora vanguardista, un crisol monumental formado por cientos de variopintos cristales de creatividad absoluta. Posiblemente en el centro de este crisol se encuentre su obra magna, "The Dark Side of the Moon" (1973), que marcaría un antes y un después en la popularidad de la banda británica, una obra conceptual en el que Roger Waters y David Gilmour, consolidan un sonido propio, dejando atrás las largas piezas instrumentales que caracterizaban los trabajos posteriores a la marcha en 1968 de su miembro fundador, principal compositor y letrista, Syd Barrett. Habían sido unos años duros, Waters, y Richard Wright tuvieron que hacerse cargo de las riendas creativas de la banda, pero lo cierto es que Syd Barrett se había convertido en un problema, con el creciente éxito del combo, Syd se sumergía más y mas en una espiral de alcohol y drogas (especialmente LSD), el estrés y los excesos hicieron mella en su salud mental, volviendo su conducta impredecible y autodestructiva, lo que se reflejaba en los escenarios, y mas aun, en la estabilidad de la banda. En diciembre de 1967 llaman a un músico amigo de Barrett, David Gilmour, para apoyarlo a la guitarra y cantar cuando este sufriera alguno de sus bloqueos mentales (Jeff Beck fue otro de los candidatos), pero fue una mala idea, con Gilmour en el escenario, Barrett se volvió mucho mas vago e impreciso, por lo que simplemente, dejaron de llevarlo a los conciertos. Barrett, incapaz de asumir sus responsabilidades profesionales, no concretaba sus composiciones, que se volvían cada vez mas abstractas y difíciles, por lo que finalmente, Waters, que había intentado proteger a su amigo en todo momento, decide ponerse en contacto con los productores para pedirles que "aparten" a Barrett del grupo.
Pink Floyd sobrevivió a su pérdida, pero la enfermedad mental de Barrett tuvo un profundo efecto en las letras de sus colegas. Barrett dejó la banda e intentó una breve carrera en solitario, dos álbumes tras los cuales abandonó la música definitivamente, Syd había ayudado a dar forma a una de las bandas mas importantes del siglo XX, en otoño de 1966, cuando aun se llamaban Tea Set, coincidieron en un concierto en las afueras de Londres con otra banda de igual nombre, ante aquella disyuntiva, Barrett propuso un nuevo nombre para la banda: The Pink Floyd Sound, en memoria de dos viejos músicos de blues, Pink Anderson y Floyd Council, pero aquello era el pasado, ahora estaba sólo y acabado, su desintegración personal se convirtió en una sombra, una losa omnipresente en la obra posterior de Pink Floyd...
En enero de 1975, Pink Floyd volvían a los Estudios Abbey Road , para producir, quizás el disco con más poso de amargura en toda su carrera, nacido del cansancio y la extenuación tras la gira del exitoso ”Dark side of the moon”, un obra conceptual, concebida como homenaje a Syd Barrett, según cuentan, el sentido de culpabilidad de Waters seguía atormentándole años después, así que basándose en un poema que había escrito años antes sobre la pérdida de lucidez mental de su compañero y amigo, compuso junto a David Gilmour “Wish you were here” (algo especialmente entrañable y personal, ya que raramente componían juntos), un tema, cuyo famoso riff (machacado hasta la extenuación por cualquier aspirante a guitarrista), nace mientras David Gilmour improvisa en el estudio con su guitarra acústica, sin embargo no son pocos los que apuntan hacia un "parecido razonable" con el riff principal del tema de Van Morrison ”Almost Independence Day” (1972, ”Saint Dominic’s preview”). Coincidencias sonoras aparte, la totalidad del disco es un homenaje del grupo, a Syd Barrett, un trabajo sobre la ausencia, en el que Waters vierte parte de sus obsesiones habituales, cuestionando el sistema, la gran mentira de la guerra, la negación a ser parte de un engranaje sin alma, el poder, la soledad... y la sombra de Barrett sobrevolando durante todo el proceso creativo...
Las sesiones de grabación fueron arduas y complicadas, un disco en el que se anticipan líricamente a los conceptos desarrollados en "The Wall" (1979), con precisas composiciones, y letras ácidas, como en “Have a Cigar” ó “Welcome to the Machine”. La "Suite del Diamante loco" (como así se conoce), esta concebida en nueve partes, y en el centro de todo esa joya, a medio camino entre la balada folk bucólica y el blues acústico, entre el tema de amor y la desgarrada derrota, una evocación al sentido de camaradería perdido, “Wish you Were Here”?, un tema emotivo y sencillo que cala en lo más profundo de nuestras emociones. Para completar el anecdotario, cuentan que a mitad de las sesiones de grabación, un tipo extraño, de mirada perdida, sin cejas, gordo y rapado al cero, apareció por el estudio, nadie parecía conocerlo, hasta que Roger Waters reconoció a su viejo amigo, Syd Barrett. Se había dejado caer por allí para saludar a sus viejos colegas, llevaba años aislado, recluido en los vericuetos de su alucinada mente psicótica, conversaron un rato, fue una charla extraña, inconexa, debido al estado mental de Barrett, aun así, amistosa y sincera. Desapareció poco después sin dejar rastro, sin embargo la visita de su antiguo líder impactó de sobremanera en la banda, quienes, embriagados de recuerdos y tierna amargura, deciden dedicarle la pieza central de esta suite “Shine on you Crazy Diamond” (Sigue brillando, diamante loco). Un remate final digno de una novela, la presencia fantasmagórica que se persona para redimir y reconciliarse con sus viejos amigos, nada de culpa, nada de mirar atrás, "Remember when you were young, you shone like the sun" ("Acuérdate de cuando eras joven, brillabas como el sol".... Enjoy...