Anima las rocas de lava con sus bellos colores
El cangrejo de las rocas es una especialidad del archipiélago de las Galápagos, que no deja de llamar la atención de los visitantes por su extraordinario color rojo fuerte. Es un miembro de la gran familia de los Grápsidos, cuyos representantes se encuentran en todas las costas de los mares tropicales. El cuerpo ancho y aplastado de estos cangrejos les distingue de los demás crustáceos. Son objeto de una pesca activa practicada por los habitantes ribereños, puesto que su carne, sobre todo la de las pinzas, es muy fina y sabrosa. La mayoría de los cangrejos de roca tienen un color bastante opaco, verdoso, tostado o negro. Solo el cangrejo de roca de las Galápagos está adornado con este color rojo, que aún es más fuerte en los individuos que han mudado recientemente que en aquéllos cuyo caparazón es más viejo. Efectivamente, como todos los crustáceos, el cangrejo de roca sufre una sucesión de mudas, que le permiten crecer; periódicamente, se desprende laboriosamente de su coraza que se ha quedado demasiado pequeña. El cangrejo de roca depende del mar. Abandona el líquido elemento durante algunas horas cada día, pero nunca se aleja más de unos metros del agua. Se alimenta de algas y de pequeños detritus vegetales y animales que encuentra al azar en sus peregrinaciones. Muy ágil, corre agarrándose a las asperezas de las rocas de lava negra y resiste bien a las olas que le sumergen. Cada individuo ocupa un pequeño territorio cuyo acceso prohíbe a sus congéneres. El cangrejo de roca tiene pocos enemigos. Sólo las garzas y a veces las gaviotas se apoderan de las crías.Grupo:ArtrópodosClase: CrustáceosOrden: DecápodosFamilia: GrápsidosGenero y especie: Grapsus grapsus (cangrejo de las Galapagos)
Revista Ciencia
Sus últimos artículos
-
Crean Jitomates Más Dulces con Edición Genético CRISPR
-
Científicos descubren el mayor coral del mundo
-
Descubren nuevos mecanismos en la sinapsis inmune que podrían mejorar terapias contra el cáncer y enfermedades autoinmunes
-
Descubren que algunas flores comenzaron a fertilizarse a sí mismas ante la falta de abejas que las polinicen