Revista Cultura y Ocio

Caperucita Roja y otros cuentos de siempre

Publicado el 23 octubre 2013 por Imosver

Caperucita Roja y otros cuentos de siempre

Todos conocemos los cuentos clásicos de toda la vida,  y sus personajes.

Caperucita, Blancanieves, Pinocho, Los tres cerditos, el lobo, la bruja… A estos dos  teníamos que darles un  ‘Oscar honorífico’ por estar presentes como coprotagonistas,  en cantidad de historias infantiles…..

Espero y deseo que todas estos iconos del mundo de los niños, no desaparezcan nunca. Al igual que en la literatura de adultos, la oferta actual de cuentos es infinita, pero el valor y mérito de los clásicos es irrepetible.

Tan irrepetibles que seguramente, aparte  del cuento, que lo sabemos de cabo a rabo, poco conocemos de sus autores, de su antigüedad, de como se fraguaron sus textos….porque fuera de la historia, el resto nos daba igual.

Caperucita Roja tiene su origen en un relato transmitido de boca en boca por Europa. La caperuza roja , distintivo inequívoco de su protagonista,  es lo que no ha variado nunca. Pero esta narración popular, fue adaptada y modificada en varias ocasiones. Primero por Perrault, que lo incorporó a un volumen de cuentos publicado en 1697. Todavía contenía en este momento, un tono cruel no indicado para los niños. Los Hermanos Grimm , son los auténticos autores de la historia tal y como actualmente la conocemos. Tomaron la versión de Perrault, la versión oral de una chica de reconocida educación y una narración del escritor alemán Ludwig Tieck, que fue quien introdujo la figura del leñador. Con todo esto, los Hermanos Grimm, en 1812, crearon un cuento más inocente, el que todos conocemos.

Blancanieves y los siete enanitos, Pulgarcito, El lobo y las siete cabritillas, Cenicienta y Hansel y Gretel son algunos de los cuentos clásicos de la misma época de los célebres Hermanos Grimm. Por cierto, aunque solo se dedicaron a la literatura, Jacob y Wilhelm, en realidad los Hermanos Grimm eran tres. Ludwig, el tercero,  fue pintor y restaurador.

El flautista de Hamelín, se considera un cuento anónimo, también recogido por los Hermanos Grimm, y está basado en los misteriosos acontecimientos ocurridos en la ciudad alemana de Hamelín en 1284. La leyenda original empezó a escucharse alrededor del año 1300, y en ella, los niños nunca volvieron a sus casas.

Aunque Walt Disney popularizó a los Tres Cerditos en 1933, las primeras ediciones de este cuento, se remontan la siglo XVIII, y la versión oral todavía es más antigua.

El autor de Pinocho, es un escritor italiano llamado Carlo Collodi, quién publico por primera vez y en un periódico,  Las aventuras de Pinocho,  entre los años 1882 y 1883. Tampoco fue concebido como una historia infantil, de hecho, el popular muñeco de madera terminaba ahorcado por la cantidad de faltas que había cometido. De las adaptaciones posteriores, nacería el actual final del cuento, con su protagonista convertido en un niño de verdad.

El Patito feo de Hans Christian Andersen , es considerado como una metáfora de las dificultades que entraña la etapa de crecimiento para un niño. Publicado en 1843, podría ser uno de los primeros   ejemplos de ‘autoestima’ tratado en un cuento.  Andersen,  conocidísimo escritor danés, sobre todo por sus cuentos para niños, se inspiró en vivencias personales en muchos de ellos. La pequeña cerillera, uno de los cuentos infantiles más tristes que conozco, lo escribió en honor a su madre, lavandera de profesión, e inmerso en los recuerdos de la gran pobreza en la que creció el autor. Los finales trágicos están presentes en muchos de sus escritos. Si recordáis, la bailarina y El soldadito de plomo, mueren quemados y derretidos fundiendo su amor en un solo cuerpo.

La princesa y el guisante, El traje nuevo del emperador, La bella durmiente, El Gato con Botas, Alí Babá y los cuarenta ladrones, Aladino y la lámpara maravillosa….son cuentos clásicos que no pueden desaparecer.

¿Hay alguno de ellos, u otro, que recordéis de forma especial en vuestra niñez?


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