Revista Cine

Cápsulas de filmin: "Piel de Serpiente"

Publicado el 04 diciembre 2012 por Fimin

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Sujetas siempre al mismo juego, las películas protagonizadas por Marlon Brando no tardan más de quince minutos en despeñarse por esos acantilados del desapego, la frialdad y las miradas al infinito. Y al igual que la constancia hace a la costumbre, el joven Kowalski hace a Paul, y este a Don Vito, y Don Vito, como no, al Comandante Kurtz. Xavier, el protagonista de "Piel de serpiente" (1959) es uno de esos antecedentes que recuerdan lo nunca olvidamos.

Sobre “Piel de serpiente” (1959) Sidney Lumet

Mientras buscamos en su mirada que clase de persona es Marlon Brando, ya sabemos la respuesta.

Son sus formas, el gesto pausado de la pura posibilidad, la posibilidad incluso de salirse con la suya  y no ser ni unos ni otros, sino él, que es como decir que el mundo también puede dividirse entre los que no son Marlon Brando, y el que lo es.

Su guitarreo en “Piel de serpiente” es más bien verbal, de amortiguada reflexión, mandíbula prieta y ojos vidriosos, el desplazado que supo habitar la grieta del mal fario que supone haber nacido sin pedirlo aunque aúllen las niñas y teoricen los niños.

Marlon Brando parece haberse interpretado a si mismo durante varios capítulos de la historia del cine, de ahí quizás su dócil rebeldía, ese margen con respecto a la actriz de turno que lo replica, ese margen entre él y todo lo demás que parece rellenarse finalmente con aquellas palabras del poeta Rainer María Rilke, quien afirmaba que en el fondo, y precisamente en las cosas más profundas, estamos indeciblemente solos y para ayudarnos unos a otros tienen que lograrse muchas cosas, deben coincidir toda una constelación de cosas para que algo salga bien por una vez.

Y solo hay que fijarse que toda película en la que se ve envuelto Marlon Brando, difícilmente acaba bien, y si así sucede, corremos a llamarla “obra menor”.

“Piel de serpiente”, podríamos decir, es la excepción que confirma la regla.


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