Revista Ciencia

¡Caracoles! ¿Qué haces tú aquí?

Por El Ojo De Darwin

 Autor: El Señor de los Animalillos¡Caracoles! ¿Qué haces tú aquí?

Fábula de Marcus Gheeraerts "El orgullo procede a la caída".

En un par de años se ha podido comprobar que Homo sapiens ha hibridado con otras especies de homínidos en su larga diáspora por el orbe terráqueo. Este sorprendente hecho difícilmente hubiera sido descubierto sin la ayuda de la genética, una rama científica que, al menos en su aplicación evolutiva, no hace más que arrojar luz sobre los grandes misterios de este campo del saber. Uno de los últimos trata de unos de los, a priori, animales más sosos que campan por este mundo: los caracoles.

Caracol es un término sin ninguna clase de valor taxonómico, ya que designa a cualquier molusco, eso sí dentro del clado de los gasterópodo, que acarreé sobre sus espaldas una concha de carbonato cálcico. Los hay marinos, dulceacuícolas y terrestres. Curiosamente, las babosas* y los caracoles terrestres son los únicos moluscos que han conseguido vivir en tierra firme**, y con un éxito brutal por cierto, para ello han perdido las branquias y han desarrollado, en un claro caso de convergencia evolutiva, un pulmón. De hecho, este rasgo da nombre a la familia de las babosas y caracoles terrestres: Pulmonata.

Lo cierto es que el tema de la entrada no versa sobre la taxonomía de estos curiosos animales, sino más bien por ser protagonistas de increíbles desplazamientos. Hace alrededor de tres millones de años el istmo de Panamá, el puente de tierra que hoy en día une a las dos Américas, se cerró. Su efecto a nivel mundial fue intensísimo modificando las corrientes marinas e influyendo, por ende, el clima global.

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Mejiro (Zosterops japonica). Se ha demostrado que un 15% de los caracoles ingeridos por esta ave podría sobrevivir a su paso por su tracto digestivo. Fuente: Wikipedia.

Asimismo dividió poblaciones enteras de organismos marinos, posibilitando la especiación en nuevos taxones. Esto es lo que le pasó a unos caracoles marinos del géneroCerithideopsis. Los autores de un reciente trabajo (1) han realizado un análisis del ADN mitocondrial de dos especies gemelas de dicho género. Los resultados han podido constatar que con el surgimiento del ya nombrado istmo de Panamá la especie ancestral deCerithideopsis se escindió en dos. Dado que ambas de hábitos marinos quedaron separadas para siempre, ¿o no? El mismo análisis ha puesto de manifiesto un intercambio genético de la especie del Pacífico a la del Atlántico hace 750.000 años, algo que se volvió a repetir en dirección contraria hace 72.000. Esta es la grandeza de los estudios genéticos, nos brindan la posibilidad de descubrir hechos imposibles de saber de otra forma a la par que complicadísimos de descifrar. ¿Qué pasó para que unas especies totalmente marinas pudieran salvar una franja de tierra con una anchura mínima de 50 kilómetros? Obviamente no bordearían toda Sudamérica, o en su defecto Norteamérica, para ponerse en contacto con la otra especie. Si nos fijamos en como las especies terrestres alcanzan las islas podríamos hacernos una idea. Las tortugas o lagartos de, por ejemplo, las islas Galápagos las alcanzaron de forma accidental en troncos flotantes que actuaron como balsas al ser arrastradas por temporales costeros. ¿Podría ser este el método usado por Cerithideopsis? Difícilmente puesto que, de nuevo, debería rodear enteramente el continente. Los únicos animales que pueden llegar de forma activa a las islas oceánicas son aquellos con capacidad de volar, algunos insectos, murciélagos y aves. ¡Eureka! La zona intermareal en el que viven estos caracoles es especialmente abundante en estas últimas. Y las aves lo tienen excesivamente fácil para pasar de una costa del istmo a la otra y, por otra parte, son bastante célebres por no poner muchos remilgos en donde dejar sus “regalitos”. El escenario sería el siguiente: una garza, por ejemplo, en la costa pacífica se atiborraría de Cerithideopsis para después despegar camino al Atlántico. Una vez allí defecaría o, en su defecto, regurgitaría una egagrópila, y allí en tan curioso vehículo algunos individuos de caracoles supervivientes iniciarían su vida en un nuevo hogar. Esta idea no es para nada descabellada. Investigadores japoneses (3) demostraron que hasta un 15% de caracolesTornatellides boeningi ingeridos sobreviven al paso por el tracto digestivo de mejiro (Zosterops japonicus). Este hallazgo ha demostrado que la predación de las aves sobre estos gasterópodos es un factor relevante en la distribución de estos últimos.

¡Caracoles! ¿Qué haces tú aquí?

Milano caracolero (Rosthramus sociabilis). Foto de Néstor Herrera, obtenida del blog "Diario de Campo" (http://nestorherreradiariodecampo.blogspot.com) del mismo autor.

¡Caracoles! ¿Qué haces tú aquí?

a) Distribución de los caracoles del género Balea. b) Árbol filogenético del género Balea, nótese el "viaje de ida y vuelta" de Tristan da Cunha a Europa de B. heydeni. Fuente: 3.

Que el género de caracoles terrestres Balea viva en Canarias, Azores, Islandia y Europa continental no resulta muy sorprendente, pero que también se hallen en Tristan da Cunha, un archipiélago situado a 9.000 kilómetros de las islas lusas, sí que lo es. La larga distancia de las islas bajo posesión británica y el resto del área de distribución de Balea supone una distancia insalvable para un caracol terrestre. Además Tristan da Cunha es de origen volcánico por lo que nunca estuvo unido al continente. Por otro lado, la introducción por acción humana es descartable, ya que fue descubierta en 1506 por los portugueses y no estuvo habitada de forma permanente hasta principios del siglo XIX, y esto es muy poco tiempo para la generación de nuevas especies. Este misterio interesó especialmente a Charles Darwin quien realizó experimentos con huevos de estos moluscos en agua marina. Descubrió que la mayoría morían, pero otros sobrevivían hasta 20 días sumergidos en agua salada, pero, aun así y tras cálculos del propio Darwin, en una corriente estándar no habrían alcanzado las costas de estas ínsulas del Atlántico Sur. La única posibilidad que vaticinó Darwin es que Balea alcanzó el archipiélago pegados a las patas de las aves. Puesto que hasta la fecha no se ha hallado ningún ejemplar de ave en cuyas patas transportara caracoles adultos, juveniles o huevos, lo más probable es que en realidad llegaran a Tristan da Cunha en el tracto digestivo de sus porteadores, algo bastante probable tras conocer los resultados de los estudios comentados anteriormente. De nuevo un estudio genético (3) de diferentes especies de Balea ha permitido conocer la historia evolutiva de estos caracoles, muy interesante por cierto. Parece ser que en algún momento llegarían a Tristan da Cunha desde las Azores (antes habría alcanzado estas islas desde Europa occidental), donde se escindirían en unas ocho especies. Y encima harían el camino inverso, la especie azoreña Balea heydeni alcanzaría hace poco Madeira y, de nuevo, Europa continental. Parece ser que hace relativamente poco tiempo la especie B. perversa ha llegado a Islandia, y el tiempo hará que diverja en nuevas especies.

Estos últimos descubrimientos cambian enormemente la percepción de la capacidad dispersiva de unos animales de movimientos lentos y, a priori, poco interesantes. Y es que podemos decir que… ¡Los caracoles molan!

* De hecho, las babosas no son más que caracoles sin concha. O, bueno, ¡también podría decirse que los caracoles son babosas con conchas!

** En cierta manera esto no es del todo cierto, puesto que otro grupo de moluscos gasterópodos también presentan representantes terrestres, al menos durante una parte de su vida. Se trata de algunas familias de orden losmesogastrópodos, tal vez el ejemplo más famoso es el de los caracoles manzana (Pomacea sp.), con dos sistemas respiratorios simultáneos, branquias para medios acuáticos y pulmón para medios aéreos.

Bibliografía:


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